La indefinición de la fórmula oficialista no deja tranquilo a los candidatos.
Andrés Zottos daba por seguro hace dos semanas que volvería a acompañar, por tercera vez a Juan Manuel Urtubey en la fórmula del Frente para la Victoria, pero ya no está tan seguro.
El gobernador no le envía señales precisas y lo somete a la incertidumbre. Si no es el elegido, los despojos del PRS abandonarían el Frente para la Victoria. Solo permanecerían los intendentes,
a quienes el Grand Bourg mantiene a raya con la amenaza que suponen los fondos frescos y las carpetas
calientes que el urtubeicis-mo dice tener.
Miguel Isa se mantiene como un probable acompañante en la fórmula, aunque sigue adelante en una campaña pa-ra gobernador que, con Ur-tubey candidato, resulta casi utópica. Ninguna encuesta da
a entender que Isa podría solo con el gobernador ni con Juan Carlos Romero. Su gestión, a partir de 2007, solo acumuló bochornos e impuestazos.
Su campaña actual intenta incorporar temáticas que nunca estuvieron entre sus inquietudes, como el medio ambiente, la discapacidad o la obra pública. Restaurar el parque San Martín no alcanza para reverdecer viejos laureles, de hace mucho tiempo, cuando se restauró el centro histórico.
Para ambos, el futuro es brumoso. La enigmática actitud de Urtubey también despierta interrogantes. Cuesta cree que alguien que proyecta quedarse cuatro años más siga adoptando medidas difícilmente sostenibles.
El nuevo endeudamiento, por 50 millones de dólares, habrá que pagarlo, así como habrá que financiar el boleto gratuito y otras decisiones que son simpáticas, pero que se pueden convertir en un boomerang para un gober-nante de su estilo.
La cuarta incógnita la plantea el Partido de la Victoria. Sin embargo, sus dirigentes rezongan por lo bajo y cuando hablan en público lo hacen con ironías o chanzas. Lo cierto es que están a la expectativa porque tampoco tienen certezas.
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