El gobernador hizo sólo dos apuestas locales más fuertes que el promedio de campaña y se comprometió al máximo en cada una. Hasta acá, logró efectividad total.
Por Gastón Garriga
Julio Alak y Agustina Propato ganaron sus internas en La Plata y Zárate, respectivamente. En Zárate, Unión por la Patria fue la fuerza más votada y en La Plata, donde el peronismo es oposición, la lista quedó apenas abajo y se anticipa un final muy ajustado.
Desde su llegada al sillón de Dardo Rocha, el gobernador Axel Kicillof decidió que el sustento político de su gestión fuera, precisamente, su propia gestión. Mientras tanto mantuvo relaciones con altibajos con La Cámpora y fue tejiendo vínculos de distinto tipo con los intendentes del conurbano. Con algunos alcanzó más intensidad. También fortaleció la base de apoyo sindical, hasta que este año llegó a un apoyo unánime a su candidatura para reelegir como gobernador.
Es decir que, durante estos cuatro años, Kicillof decidió no construir el kicillofismo. A diferencia de Alberto Fernández, que más de una vez amagó con el albertismo o dejó que otros lo hicieran por él, Kicillof ni lo intentó. Se concentró en la gestión mientras tejía política para ganar sustentabilidad. ¿Hasta acá?
Como contó BuenosAires/12, en la reunión de gabinete del lunes en La Plata se analizó el resultado electoral y se empezaron a trazar las líneas para la campaña de cara a octubre, cuando se definirá realmente quién será el próximo gobernador. Allí hubo felicitaciones para los ministros que habían ganado sus respectivas PASO: el ministro de Justicia, Julio Alak, en la capital provincial, y el de Seguridad, Sergio Berni, que respaldó a su compañera, la diputada nacional, Agustina Propato, en Zárate. Las dos apuestas directas del gobernador que resultaron exitosas.
En ambos casos, el apoyo no se limitó a una declaración o a una foto. Kicillof se jugó a fondo y les dio el mejor símbolo que tenía: el Clio. El auto del jefe de asesores, Carlos “Carli” Bianco, un modesto, y baqueteado, Renault Clio tres puertas del año 2011, color negro, es por estos días, el objeto mágico, el máximo atributo de poder de la política bonaerense. Subirse al Clio o, mejor aún, manejarlo, implica contagiarse de su aura ganadora. Porque el Clio, hasta acá, está invicto.
El Clio es el auto particular de "Carli", con el que el entonces diputado nacional Axel Kicillof comenzó sus míticas recorridas por la provincia durante el macrismo, mucho antes de las elecciones, en las que, además de visitar unidades básicas y locales partidarios, se reunía con vecinos y comerciantes, en plazas, clubes y sociedades de fomento. Luego, a la hora de la campaña formal, en 2019, el equipo de comunicación decidió tomarlo y resaltarlo, para contrastar con la entonces gobernadora Vidal, sus autos blindados y su casa en una base aérea.
Por la vuelta
Alak fue intendente de La Plata durante cuatro períodos consecutivos, entre 1991 y 2007, cuando Pablo Bruera lo derrotó en las internas. Bruera gobernó dos períodos consecutivos y perdió con Julio Garro en 2015. Ese año confluyeron dos cosas, el arrastre de la “ola amarilla” que protagonizaban Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, y el malestar por la inundación del 2 de abril de 2013, que encontró al intendente de vacaciones fuera de la ciudad. Para colmo, desde Brasil disimular su ausencia a través de Twitter.
Durante los últimos años, el peronismo local estuvo hegemonizado por los sectores conducidos por la directora del Instituto de Cultura y ex decana de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, la camporista Florencia Saintout, y la actual ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz. En 2019, Saintout derrotó a Tolosa Paz y la suma de lo obtenido por ambas superó a Garro, que no tenía rival interno. Pero Saintout no retuvo los votos de Tolosa, o los votantes de Tolosa eligieron otro camino, y Garro logró la reelección.
El gobernador le pidió al “Turco” Alak que caminara, hace alrededor de un año, con la expectativa de que un cambio de liderazgo pudiera cerrar las heridas y aportara votos platenses a la elección provincial. Entonces comenzó una paciente tarea de orfebrería y reconstrucción. Tanto Saintout como Tolosa Paz ocupan lugares en las listas legislativas. Cuando Saintout apoyó explícitamente a Alak, las tensiones en la política platense ya se habían trasladado de una coalición a otra. Los problemas, ahora, estaban del lado de Garro.
El 9 de julio último Alak llegó al acto de lanzamiento de su candidatura, en un predio sindical de Ensenada, en el famoso Clio, con Bianco al volante. Ése fue el comienzo de una parte de la carrera que tuvo su primera parada en las PASO del domingo, cuando obtuvo cerca de 70 mil votos y se impuso, en una PASO bastante amigable, al titular del Servicio de Alimentación Escolar y dirigente de Kolina, Gastón Castagneto, que logró el segundo lugar, al concejal mandato cumplido Guillermo Escudero, al ex juez Luis Arias y a la titular de la región del ANSES, Paula Lambertini.
La cosecha de Castagneto, de apenas 34 años de edad, es también destacable. Castagneto integra Kolina, que a su vez forma "La Patria es el otro", junto con Peronismo Militante, que conduce Héctor "Gallego" Fernández, la JP Lealtad que conduce Adrián Grana, La Corriente Nacional de la Militancia que encabeza Cristina Álvarez Rodríguez, entre otras organizaciones.
Esta vez, en la sumatoria por marca política, Unión por la Patria quedó cuatro puntos por debajo de Juntos, donde el intendente Garro casi duplicó a su rival, el bullrichista Juan Pablo Allan, pero ahora deberá contener los votos de un sector interno que no sólo lo enfrentó sino que lo acusó de ensuciar la campaña con gestos rayanos al autoritarismo y la persecución. A pesar de todo, Garro obtuvo alrededor de 91 mil votos, y su rival, que no pudo aprovechar la ola bullrichista que llegó aminorada a la capital, 55 mil.
Las claves para octubre son dos. Por un lado, los analistas y estrategas analizan cómo se comportará el electorado de Allan. Por otro, la cantidad de personas que participaron de la elección. Casi como confirmando un vaticinio que no pasó a mayores a nivel nacional, la participación en La Plata estuvo por debajo de los números históricos, e incluso se ubicó tres puntos por debajo de la media nacional. En ese tren de análisis también se destaca que el domingo hubo siete puntos de voto en blanco en la categoría intendente.
Propato, después de Cáffaro
En Zárate, Agustina Propato logró lo que nadie en estos dieciséis años. Cortó la hegemonía local de Nuevo Zárate, la fuerza que conduce el intendente Osvaldo Cáffaro. Propato obtuvo 16 mil votos, contra 10 mil de su rival. Unión por la Patria fue la fuerza más votada, con el 45 por ciento, contra 32 de Juntos por el Cambio y 19 de La Libertad Avanza.
Durante la campaña, Propato posteó un video con el Clio. Su dueño, junto con Berni y el ex piloto de TC Marcos Di Palma, que milita en su espacio, lo revisaban. Cuando querían subirse, se encontraban con una negativa: “el Clio”, decía la candidata, sentada al volante, “en Zárate lo manejo yo”.
Zárate experimentó en las últimas décadas un enorme crecimiento industrial y demográfico y emplea a habitantes de los distritos vecinos. El reclamo, desde algunos sectores del justicialismo, como el que encabeza Propato, es un rol más activo del gobierno local, para ordenar ese proceso. A su vez, aunque fue aliado del Frente Para la Victoria desde los tiempos de la presidencia de Néstor Kirchner, Cáffaro siempre fue mirado con desconfianza por su política de alianzas.
Durante los últimos cuatro años, Cáffaro y Berni se cruzaron varias veces por motivos vinculados a la seguridad en el distrito. Cáffaro lo acusaba de discriminarlo o perjudicarlo para favorecer su propio proyecto político. Berni lo desmintió en cada oportunidad. Si Propato reedita en octubre, será una de las pocas intendentas de Unión por la Patria en una sección particularmente difícil para el oficialismo.
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