Hace más de 15 días que las bicicletas recolectoras de materiales reciclables dejaron de recorrer los barrios de Zárate, y el punto verde de Alem al 780 también cesó sus actividades, disparó en charla a este Multimedios la “Seño Tapita”. Según explican desde la ONG Zárate Recicla” hay preocupación ya que, estas interrupciones se deben a la imposibilidad de continuar utilizando el depósito afectando un sistema que buscaba ampliarse para llegar a más domicilios, como había sido anunciado por el municipio.

– “El 2030 será el año del no retorno si seguimos agotando los recursos del planeta”. 

FUTUROS NUEVOS DEPOSITOS RECICLADORES.

En el pasado, dijo Perna “el reciclaje en Zárate comenzó con las campanas distribuidas en distintos barrios. Sin embargo, estas fueron retiradas a finales de 2024 debido a reiterados actos de vandalismo y falta de respeto por parte de algunos vecinos, quienes las usaban incorrectamente como basureros”. A pesar de ello, afirma “muchos vecinos y comercios medianos, como bares y restaurantes, habían adoptado el hábito de separar materiales reciclables y colaborar con este sistema”.

En enero de este año, se lanzó una aplicación para solicitar la recolección domiciliaria de reciclables, un servicio que era llevado a cabo por un grupo de cuatro trabajadoras en bicicleta, conocidas como el “Elicotorky en bicicletas”. Pese a los esfuerzos, la cobertura no alcanzó a expandirse más allá de las zonas céntricas, quedando muchas áreas de Zárate fuera del servicio.

– “Las campanas de reciclaje no solo ayudaban al medioambiente, sino que brindaban trabajo digno a familias locales”. 

La paralización de estas iniciativas ha generado frustración entre vecinos y organizaciones como Zárate Recicla. “Estamos dolidos porque buscamos generar conciencia y hábitos sostenibles. Muchos hemos trabajado durante años, desde escuelas hasta acciones comunitarias, para promover la educación ambiental”, expresaron. Además, remarcaron que el deterioro ambiental no da tregua: “El planeta está enfermo y la contaminación avanza. Enterramos materiales que son totalmente reciclables. El 2030 será el punto de no retorno si no tomamos acción”.

Destacó Lía que “Entre los materiales recogidos en el punto verde, se incluían plásticos, cartón, tapitas, telgopor e incluso aceite usado. Este sistema no solo promovía un entorno más limpio, sino que también brindaba empleo a cooperativas locales de reciclaje que sostienen a numerosas familias de la zona”.

– “La salud ambiental también es un derecho, y el Estado no puede desentenderse”.

“Es necesario recuperar las campanas y los puntos verdes, pero con más educación, folletería, multas y una mejor organización para evitar el vandalismo y mal uso. Requiere tiempo, pero la conciencia ambiental puede inculcarse desde la infancia para convertirse en un hábito que perdure”, enfatizó.

El llamado a la acción es claro: tanto el municipio como la provincia no pueden desentenderse de un problema tan crítico. La salud ambiental es un derecho de todos, y lo que le hacemos al planeta, nos lo hacemos a nosotros mismos.