Zannini no pudo hablar en el cierre de Scioli, que prometió: "Voy a cambiar lo que haga falta"

Zannini no pudo hablar en el cierre de Scioli, que prometió:

El gobernador se despidió con militancia y artistas. Pidió por independientes y debutantes.

Daniel Scioli despidió la campaña con un acto en Tecnópolis que combinó rasgos de liturgia peronista, el aliento de agrupaciones kirchneristas y retoques de su impronta personal, esa que siempre lo diferenció de sus pares del PJ y le permitió ser el único candidato a presidente del Frente para la Victoria.

Rodeado de gobernadores y del camporista Eduardo “Wado” De Pedro (quien hace quince días no quiso ir al acto organizado por el PJ ), Scioli volvió a buscar el voto independiente con sutilezas. No dejó hablar a su vice Carlos Zannini y aclaró que muchas cosas no serán igual si reemplaza a Cristina Kirchner en la Casa Rosada.

 

 

 

“Voy a sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar y cambiar lo que haya que cambiar. Pero a mi manera”, aclaró ante un gimnasio colmado desde temprano.

 

 

 

Hubo un marco multicolor, por la mezcla de agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, el Movimiento Evita, Kolina, el MUP y las remeras naranjas del sciolismo. Los organizadores también desplegaron desde lo más alto banderas de la V de la victoria sombreadas de azul y anaranjado, para evitar cualquier suspicacias. Se oyeron bombos y trompetas, pero nada arengas comunes, sino más bien un bullicio permanente y de a ratos ensordecedor. 

 

 

 

Sin el monopolio de los accesos, como en los actos de Cristina, La Cámpora no pudo imponer sus clásicas banderas blancas y para hacerse ver desde un rinconcito levantó carteles gigantes que deletreaban su nombre. Sus canciones no se sintieron.

 

 

 

La variada militancia esperó a Scioli al ritmo de la cumbia de “Néstor en Bloque”, presentado por la conductora de música tropical Marcel Baños y locutores que pedían tuitear al hashtag #mivictoria.

 

 

 

Además de legisladores y funcionarios, por los palcos circularon figuras del espectáculo y el deporte como Marcos Di Palma, Andrea del Boca, Ester Goris, Carlos “Chapa” Retegui, Jorge “Acero” Cali y Victoria Oneto.

 

 

 

Otros, como Nacha Guevara y Ana María Pichio, animaron uno de los tres spot que se emitieron antes del arribo de la fórmula presidencial, uno de ellos exclusivo del boxeador "Tyson" Máquez, ese que fue dos veces campeón del mundo por impulso de Scioli. 

 

 

 

Entre los funcionarios que aplaudieron se vio a Axel Kicillof, Nilda Garré, Aníbal Fernández, Martín Sabatella, Julián Domínguez, Diego Bossio, Agustín Rossi, Jorge Taiana, Andrés Larroque, Juan Manuel Abal Medina, Gabriel Mariotto, Mariano Recalde y Débora Giorgi.

 

 

 

Hubo intendentes como Fernando Espinoza, Julio Pereyra, Alberto Descalzo, Fernando Gray, Enrique Slezack, Patricio Mussi, Gustavo Pulti, Pablo Bruera, Jorge Ferraresi y Hugo Curto. Descalzo, Ferraresi y Bruera fueron de los pocos que pudieron colar banderas en el público. 

El jefe de la CGT oficial Antonio Caló se sentó en el escenario como referente gremial y varios de sus pares llevaron gente como José Luis Lingieri, de Obras Sanitarias, cuya militancia protagonizó la única trifulca a golpes de la previa. Se habrían trenzados con militantes de Bruera, pero la pelea terminó rápido tras un pedido de calma de Marcela Baños. 

 

 

 

La puesta en escena sciolista se completó con un grupo de personas que, micrófono en mano, fueron agradeciendo de a uno la ley de fertilización asistida y la política crediticia del Banco Provincia, acciones de su gestión que el gobernador privilegia destacar.

 

 

 

Scioli ingresó junto a Zannini y las esposas de ambos, pero luego el cordobés se acomodó entre los gobernadores como un invitado más.

 

 

 

Ensayó un discurso amplio, muestra de que le falta capturar a una porción del electorado para dormir tranquilo. Lo admitió cuando pidió a “los indecisos” y a “los independientes votar a favor y seguir adelante con esta agenda de desarrollo argentino. Que no sea volver a empezar”.

 

 

 

También se dirigió a “los debutantes, que votan por primera vez”, chicos de 16 años, edad límite para votar desde 2013. Típico de quien lidera las encuestas, no dedicó ni media palabra a sus oponentes.

 

 

 

Scioli enumeró “logros de Néstor y Cristina” como jubilaciones, asignación universal por hijo, los planes de vivienda de Procrear, inversión en educación y fibra óptica. Pero intentó dejar en claro que habrá más que eso, con una oratoria efusiva pero que nunca encuentra tonos altos.

 

 

 

Anticipó mayor calidad de educación, “para terminar con la brecha digital”, reiteró el lema de las 3 T del papa Francisco (tierra, techo y trabajo), pero le agregó las 3 I del desarrollo: “igualdad, inversión e innovación”.

 

 

 

“Podemos fabricar casi todo. Y yo mismo voy a buscar inversiones”, anticipó. Y habló de “una segunda reindustrialización” con “un Banco de Desarrollo para el ahorro y los capitales”.

Anunció que propondrá policías comunales en todo el país y que si bien la batalla contra el narcotráfico no está ganada, "tampoco está perdida". 

 

 

 

Con el ceño fruncido mencionó a las economías regionales, golpeadas por la falta de mercados y la caída de los precios que llevaron a los productores a cortar las rutas por estos días. "Queremos que todos siembren y exporten cada vez más", buscó diferenciarse. 

 

"Argentinos, ¿quieren una vida mejor? Vayan a buscarla, el domingo. Porque la van a tener. Y esa, será la victoria de todos", cerró Scioli, ante una lluvia de papelitos, que seguía aplaudiéndole.

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