Desde hace varios días que los trabajadores municipales están de paro. Ante la falta de respuestas del jefe comunal, cientos de personas tienen que soportar el olor de la basura en todo el pueblo.
En la localidad de Hipólito Yrigoyen, la acumulación de basura se ha convertido en un problema crítico que afecta no solo la estética del lugar, sino también la salud de la población. Desde hace siete días que el servicio de recolección de residuos quedó suspendido por un paro indeterminado protagonizado por los trabajadores municipales, quienes exigen mejoras laborales y denuncian condiciones precarias.
La situación ha llegado a un punto límite, dejando a la comunidad sumida en la incertidumbre y con calles llenas de bolsas de basura desbordadas. La falta de gestión en la recolección de basura ha generado un caldo de cultivo para potenciales problemas de salud y daños al medioambiente, creando un ambiente insalubre que preocupa a los residentes.
Los trabajadores municipales, en huelga desde hace una semana, afirman que la medida es la única forma de llamar la atención del intendente Alfredo Sosa, quien ha ignorado sistemáticamente sus solicitudes de diálogo. La principal demanda de los trabajadores es la recompensación laboral, una exigencia que ha sido ignorada durante meses, llevándolos a tomar la drástica decisión de paralizar las actividades en la ciudad norteña.
Según declaraciones de los manifestantes, el intendente Sosa ha incorporado a varios trabajadores en condiciones laborales precarias, con la mayoría de ellos en situación "en negro". Además, los empleados que llevan años desempeñándose en el Municipio se enfrentan a la negativa de ser incorporados como empleados permanentes, lo que ha agudizado las tensiones y desencadenado el paro.
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