Mientras las rentas tienen ocupación plena, las ventas de propiedades sufrieron un fuerte descenso. Hallar terrenos disponibles es casi una utopía. El metro cuadrado en Villa Rosas ahora se cotiza mucho más.
A principios de este siglo se llegó a pensar en un éxodo, a raíz de los accidentes ambientales producidos en el polo petroquímico. Al punto de que el censo nacional de 2001 arrojaba 500 habitantes menos que en 1991.
Adrián Scolari, de la inmobiliaria homónima, no duda en afirmar que en 2014 la caída en las ventas fue drástica, de un 80%, mientras aclara que, por otro lado, en el alquiler la ocupación es plena.
“El mejor período de ventas fue 2011-13. Desde 2014 se atraviesa un parate impresionante”, reconoce quien cree que el motivo es económico.
Construcciones nuevas se ven pocas, en White se da la particularidad de que casi no hay terrenos disponibles.
“El mercado de tierras es prácticamente nulo, sobre todo si lo comparamos con Bahía. La mayoría de los terrenos libres que quedan son del Estado o del Ferrocarril. La Municipalidad está gestionando para darles un uso”, dijo Scolari.
No cree que la proximidad con el parque industrial sea una causa en la disminución de ventas de casas, ya que según él, “en las épocas dulces el polo también estaba”.
De los estimados 11 mil habitantes que tiene White, unos 2 mil habitarían viviendas alquiladas. Entre las dos principales agencias inmobiliarias, más algunos martilleros, se reparten las 500 residencias rentadas de White y los barrios aledaños.
Aníbal Cors, de Marino-Cors, comparte las opiniones de Scolari.
“Los alquileres están colapsados, hay mucha demanda y poca vivienda”, afirma.
Cors asegura que en White había mucha gente con poder adquisitivo, pero que se fue yendo a medida que crecía la industria. “La mitad de Villa Rosas es gente que se fue de White”, sentencia.
Agrega que los trabajadores del polo no viven allí, sino que optan por Bahía, donde la oferta escolar, social y deportiva es mayor. Los que sí alquilan cerca del puerto son los obreros de las empresas subcontratistas del polo, de menor poder económico.
“En el período 2010-12, muy bueno en ventas, muchos compradores eran de la zona o el resto del país. Vendían por ejemplo una casa en Beriso, a 800 mil pesos, y acá se compraban un chalet por 450 mil. La calidad de vida en White no es mala, tenés escuelas, hospital y mucha más seguridad que en otros barrios de Bahía”, explica.
Cors sostiene que en este momento casi no hay ventas y que la ida de la minera Vale “dejó un vacío enorme”.
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