La alerta se presenta en los niveles Inicial y Primario, tanto que en algunos colegios ya incluyen en sus reglas de convivencia cómo usarlo. La importancia de la presencia de los padres en las escuelas y no a través de estos grupos, que a veces generan caos
“El uso de todas las redes sociales tienen ese doble estándar, un lado positivo, otro negativo”, arranca explicando Diego Ruiz, psicólogo y parte del equipo de la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares, dependiente de la DGE, sobre el uso extendido del WhatsApp en la escuela de niveles Inicial y Primaria, donde no siempre los papás se comportan de forma constructiva cuando lo emplean.
Desde pasarse los deberes porque el niño faltó ese día al colegio, colaborar con la organización de un paseo escolar o resolver alguna duda sobre una tarea pedida, hasta terminar criticando severamente al maestro porque tiene un determinado estilo para enseñar, hacer catarsis sobre un problema en la relación con un compañero del colegio, propiciar celos porque a un alumno no lo calificaron igual que a otro en similar circunstancia, todo puede pasar en el terreno de los comentarios en línea. Y en general no se reflexiona mucho sobre las consecuencias que tales dichos en el plano virtual podrían tener en la convivencia cara a cara.
El canal creado entre padres de un mismo curso de la escuela es materia de preocupación de docentes y directivos. Tanto que muchos colegios ya incluyen entre sus normas de convivencia, sugerencias de cómo utilizarlo de manera positiva, para no perder el foco de su uso: ayudar a los chicos en este trayecto educativo.
“Es una comunicación instantánea, que permite llegar rápido a la información, de alto impacto, de fácil acceso, por eso muchos papás lo utilizan al WhatsApp, sobre todo en estos tiempos, en que muchos no pueden ir a la escuela por estar muy ocupados. Ahora, esto no remplaza a la conversación con los maestros. Al contrario, cuando surgen problemas a consecuencia de estos grupos es un signo de que los padres están alejados de la escuela”, explica Ruiz.
Y agrega: “No es que los padres no puedan tener opinión sobre algún tema, o que no sea bueno que tengan el grupo de WhatsApp, pero siempre que no crean que esto remplaza a los canales necesarios para resolver el problema, sin ir al colegio a hablar con los maestros o hablar con los otros padres. De este modo alejan la posibilidad real de encontrar una solución al problema que lo inquieta, y sobre todo, no le da oportunidad al otro de explicar por qué hizo lo que hizo” .
El especialista advierte sobre dos aspectos colaterales en el uso de la redes. “Uno es pensar que al tener un contacto directo con esas personas, sostener un chat es equivalente a tener una relación cara a cara. No se puede confundir una cosa con otra. Mucho de lo que se escribe en un chat puede tener muchas interpretaciones. Y lo más importante, si un chico todos los días necesita que le pida a alguien más la tarea, o tiene olvidos, tengo que prestar atención a lo que está sucediendo, ir a hablar con la maestra para ver qué pasa. Y no ser contemplativo con eso, porque no estoy ayudando a madurar al chico, a ser responsable de sus tareas”, aclara.
En definitiva, el combo para no convertir al grupo de padres en un infierno es evitar mandar grandes cantidades de mensajes, dejar el tenor agresivo de algunos de ellos. Lo más claramente planteado por los expertos es que tener el grupo en el teléfono no necesariamente significa estar mejor informado, mejor integrado al colegio. Ese vínculo entre padres y escuela requiere estar presente.
Algunas experiencias
La relación de las redes con el aula crece cada día en la medida en que la tecnología participa más en las tareas cotidianas. No hace mucho tiempo el foco estaba puesto en contener los conflictos desatados entre compañeros fuera del horario escolar, como los casos de bullying por Facebook, los videos viralizados de peleas, la organización masiva de faltazos, etcétera; pero ahora se agregaron los papás al concierto de hechos en torno al colegio que sucede en el terreno de las redes.
Soledad Osés, psicopedagoga del Servicio de Orientanción del Norbridge, dijo que “la decisión del colegio es incorporar las redes al aula, analizar sus ventajas, sus riesgos. Es una herramienta útil, se gana tiempo, pero sucede que al armarse los grupos, la escuela pierde la magnitud de lo que allí sucede. Y repercute en el colegio cuando allí se generan conflictos. Por eso queremos educar dentro de la escuela a los niños y a los papás también. Hasta el momento no tuvimos grandes problemas, pero a veces nos ha complicado el abordaje de algunos temas, los que terminamos resolviendo siempre apostando al diálogo”.
A su turno, Natalia Cobos, del Servicio de Orientación de la escuela Italiana, comentó que “la escuela hizo una serie de recomendaciones tomando como base un portal educativo de origen español, porque nos pareció muy necesario reflexionar sobre el uso del WhatsApp. Tratamos de construir un canal de comunicación asertivo y siempre tener en cuenta que el foco son los chicos”.
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