El presidente afirma que debe haber PASO en Nación y provincia y que si no va él irá otro candidato de su espacio. Mientras espera que mejore la economía para apoyar a Massa, la vicepresidenta alentó a caminar a Wado de Pedro, Zamora, Manzur y Capitanich.
Ambos piensan que el Frente de Todos aún puede ganar las elecciones. Alberto porque cree que el país no está tan mal como dicen y Cristina porque observa que Juntos por el Cambio no capitaliza el malestar de la gente por lo que entiende es una mala situación general del país. Los dos aseguran que la primera reunión fue positiva: Alberto porque afirma que se consolidó la idea de que habrá PASO y Cristina porque señala que la mayoría de los asistentes le pidió a Alberto que se baje. Lo que hay en juego no es solo quién o quiénes serán los candidatos, también quién está al frente del armado electoral, quién lidera. Los dos se creen con ese derecho: uno por presidente y la otra por jefa del movimiento.
Habría que situarse en aquellos días de mayo de 2019 en los que hablaron de la candidatura para encontrar el origen del desencuentro. Presidente y vice concuerdan en que no hubo acuerdos. Ni de plataforma de gobierno ni de gabinete. Ni siquiera sobre cómo se iba a afrontar el tema de la deuda. Tampoco sobre cómo se decidirían las controversias. Cristina recuerda que por esos días su hija estaba muy enferma y afirma con razón que ella es una madre también. Pero esperaba que siendo quien tenía los votos y armó la fórmula su voz iba a tener más peso en las decisiones.
Cristina
La vicepresidenta piensa que el primer mandatario debería aprovechar la apertura de sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo para declinar su candidatura a la reelección. Que debería decir que recibió una herencia horrorosa, con una deuda descomunal, que luego tuvo que transitar un evento extraordinario como la pandemia, que sorteó con éxito, y más tarde una guerra. Y que ahora “debe seguir otro compañero que surgirá de una PASO que se compromete a organizar”. Supone que esto no va a suceder, pero pone como fecha límite el 15 de marzo para que Alberto decline su postulación para poder posicionar a otros candidatos. Afirma que no se puede ir a una PASO contra el presidente, que por eso nadie lo enfrenta. Señala que si Alberto quiere un representante del Ejecutivo puede tener un candidato propio. Opina que el único que rodea al presidente que ganó elecciones y puede ser competitivo es el Chivo Rossi. Pero sospecha que Alberto deja pasar el tiempo para quedar él solo por decantación. Esperaba que lo bajaran los gobernadores, pero no ocurrió. No se da por vencida…
Alberto
El presidente afirma que “lo más importante que ocurrió en la mesa del jueves fue que se confirmó que habrá una PASO” y señala que él u otro candidato de su espacio representarán su gestión. Niega que no se pueda ir a una PASO contra un presidente y pone como ejemplo que lo mismo podrían decir los que van contra un gobernador o un intendente. “Las PASO son la herramienta institucional creada por nuestro gobierno durante el año 2010, para abrir la participación de los partidos y sintetizar las diferentes visiones de un proyecto común”, señala el documento conjunto que emitió la mesa. “Hay que esperar a mayo a ver cómo estamos y ahí lo mejor es ir a una PASO con los más competitivos”, afirma Alberto. El dato de esa frase es la fecha: mayo. El presidente está diciendo que no se definirá hasta dentro de tres meses.
“Me tocó una época muy difícil, la pandemia fue terriblemente desgastante y para colmo luego llegó la guerra. Yo estoy muy cansado. Si hay un candidato que mida más que yo lo apoyo para que gane el peronismo sin dudarlo. Pero eso aún no se verifica. Hay que esperar”. Y sube la apuesta: “Nuestro espacio tiene que tener un candidato en la provincia que vaya a una PASO con Axel Kicillof. Podría ser Victoria Tolosa Paz”.
El viaje a Misiones con Daniel Scioli le pone condimento a sus dichos. Cuando el presidente habla de un candidato del Gobierno el primer nombre que aparece es el de su embajador en Brasil. Scioli ya reúne avales en todo el país para su candidatura. Afirma que quiere una PASO contra Sergio Massa. Aclara que no será candidato si Alberto quiere jugar. Y también que no será candidato anti K.
Ella
A Cristina le preocupa que pase el tiempo y el Frente de Todos no se organice alrededor de los candidatos. Su fórmula ideal es Sergio Massa y Wado de Pedro, pero sabe que los números de la economía y el trabajo a tiempo completo del ministro de Economía no aconsejan su lanzamiento. Por eso, mientras espera que las cosas mejoren, quiere que comiencen a caminar otros: el listado incluye al gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; al del Chaco, Jorge Capitanich; a Juan Manzur y al mismo Wado de Pedro. Massa está al tanto y comprende que deben empezar a caminar para no perder tiempo mientras él intenta acomodar el barco y Alberto define su situación.
Cristina está muy conforme con Massa porque piensa que cuando llegó el barco ya estaba “en vuelta campana”, que caían, que se hablaba de Asamblea Legislativa y él estabilizó. Cree que no tenía que haber dado un número de inflación porque ahora lo acusan de no cumplir y él está cumpliendo. Estima que puede sostener ahora estos números de inflación y luego ir bajando de a poco. Piensa que aún se puede ganar porque ellos están muy mal. “No están capitalizando lo mal que están las cosas”. Cree que Macri no va y que va a querer poner a Larreta en Nación y Patricia Bulrrich en la ciudad. Que ella quizá no acepte, pero que igual va a perder. Afirma que si Larreta va con Carolina Losada le gana.
Él
“Me llamó mi hijo el otro día para contarme que había tenido una pesadilla: soñé que reelegías como todos los presidentes”. Alberto insiste en que no está encaprichado en ser candidato, que está cansado. Pero señala que debe poner en valor lo hecho como base para cualquier candidato“. Por ahora todos medimos más o menos lo mismo. Si alguien se despega hay que apoyarlo. Si no ocurre no sería correcto que el presidente se baje. Está satisfecho con la mesa. Afirma que acordaron dejar de criticar al gobierno y que eso lo ayudará a mejorar la valoración social de la gestión. Está convencido de la inocencia total de Cristina y le parece increíble que la Corte avale el actual fallo.
Sergio
“La mesa fue muy buena. Muy fuerte, pero muy buena. Pero en la post mesa las posiciones preexistentes a la reunión se extremaron. El ideal es una estrategia común y no como estamos ahora. La oposición está hecha bolsa. Tenemos que aprovechar su caos y falta de liderazgo. Estoy convencido de que se puede ganar. La inflación núcleo está estabilizada. Ahora vamos a bajarla”, resume Massa.
Máximo
El presidente del PJ bonaerense quedó conforme con la mesa. “Tuvimos una reunión y no un evento, eso es importante”. También piensa que el FDT aún puede ganar. Cree que el gobierno resolvió muy bien lo inesperado: la pandemia. Pero no pudo con lo que había recibido: los problemas económicos. No ve mal que Alberto sea candidato, pero le reclama que lo diga, que lo confirme. Máximo dice que sin Cristina todos miden lo mismo. Recalca que “Ella va a cumplir su palabra. No será candidata”. De todas maneras, el diputado cree que Alberto no hace una buena evaluación de la situación, que ve al país mejor de lo que está y que no se puede ir a una elección confiando en que ellos son peores.
Axel
“No se puede ir contra el presidente. Un gobernador depende de él, no lo puede enfrentar. En las condiciones que gobernó no tiene nada de malo bajarse. Igual si el presidente quiere ser está ok. El tema es definirlo rápido. Yo puedo ganar la provincia, pero necesito un candidato competitivo en Nación. No uno de 20 puntos”, advierte el gobernador de la provincia de Buenos Aires. “Yo apuesto a que ganemos todos. Si me quisiera cortar solo desdoblaría. Ojalá fuera Cristina, pero si no es ella necesitamos a alguien que muestre un cambio. Aún reconociendo lo que se hizo bien. Alguien disruptivo”.
El FDT recibió una herencia espantosa. Ocho millones de personas alimentándose en comedores, default en pesos y en dólares y una deuda gigantesca con el FMI. A los tres meses llegó la pandemia y el país no tenía posibilidades de endeudarse para sostener a los ciudadanos encerrados en sus casas y a las empresas cerradas. Bastante bien salió de eso con menos muertos por millón que muchas potencias, recuperación del nivel de actividad rápida y fuerte creación de empleo. Pero se cometieron errores que hoy se pagan y las internas jugaron un rol. El Gobierno tuvo una administración de reservas sub óptima -por ser condescendiente- y hoy lo paga. Empresas que durante la pandemia llenaron galpones con importaciones, otras que adelantaron el pago de deudas en dólares. Fueron más vivos que el jefe del Banco Central.
El cristinismo presionó por un mayor gasto vía emisión aún en los momentos en los que la economía crecía al 10 por ciento. Incluso sosteniendo subsidios a la energía cuando el mundo se desesperaba por su escasez al punto de que los alemanes se calefaccionaban con leña. Hoy se pagan los errores. Los dólares que no fueron bien cuidados no alcanzan para las importaciones y la baja del gasto necesaria es mayor a la que hacía falta hace dos años. Así, para estabilizar la economía, Massa despliega un menú de políticas contractivas: baja del gasto, alta tasa de interés, salarios por debajo de los precios y, sin otro remedio, restricción a las importaciones. En estas condiciones en pocos meses el país puede caer en recesión con inflación. El peor escenario.
Aún así el FDT aún no perdió. La interna feroz de Juntos por el Cambio, el recuerdo social de su pésimo gobierno y el factor Milei sostienen el suspenso. Cristina confirma su posición: “No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta ni a senadora. Si lo hago, Casación y la Corte me sacan del juego en una semana”. Algunas cosas se van acomodando. Ella acepta la PASO si no va Alberto. El presidente, claramente, quiere ir, pero no va a llevar al peronismo a una derrota por su culpa si ve que no le da. Una frase del primer mandatario deja una puerta abierta: “Si Massa baja la inflación puede ser candidato de consenso” .
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