En medio de las habituales pujas veraniegas con los gremios docentes, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ratificó esta mañana que el 17 de febrero empiezan las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires. La decisión se afirmó en una conferencia de prensa brindada junto a la ministra de Educación, Soledad Acuña, el ministro de Salud, Fernán Quirós, el secretario de Transporte, Juan José Méndez, y su vicejefe de Gobierno, Diego Santilli.
La medida, que aplica tanto para el ámbito estatal como para el privado, ratifica el plan previsto de un regreso escalonado durante las dos primeras semanas del ciclo lectivo. Los jardines maternales, el nivel inicial, y los primeros ciclos de Primaria (primer, segundo y tercer grado) y de Secundaria (primer y segundo año) volverán a las aulas desde el primer día.
Una semana después, el 22 de febrero, lo harán los grados restantes de Primaria y, finalmente, el 1 de marzo volverán a las aulas los últimos años del ciclo secundario. Esto implica que el ciclo lectivo contará con dos semanas más de lo habitual, en función de recuperar algunos de los contenidos perdidos por la pandemia y la virtualidad.
Por su parte, Quirós explicó que la Ciudad pondrá a disposición dos centros de testeo exclusivos para los docentes, que comenzarán a funcionar el 8 de febrero. Además, se realizarán testeos masivos a los docentes cada dos semanas, y se pondrá en marcha un plan de vacunación sobre el que todavía no hay demasiadas certezas.
La primera medida del Gobierno porteño para propulsar esta vuelta a clases fue la actualización del decreto 147, que eleva el carácter de la educación a “actividad esencial”. Sin embargo, a pesar de la jerarquía de la educación en el nuevo marco, los docentes de riesgo y los alumnos que convivan con personas de riesgo quedaron exceptuados de volver a la presencialidad. Asimismo, las escuelas que no puedan cumplir con los protocolos se verán obligadas a presentar una alternativa para posibilitar la vuelta el 17.
Larreta citó un estudio de UNICEF Argentina, publicado recientemente, en el que la organización abogó para que la escuela fuera “lo último en cerrar y lo primero en abrir”, aduciendo que los cambios en la modalidad educativa forzada por la pandemia generan “cambios que afectan el desarrollo personal y cognitivo”. Insistió, prudente, con que la virtualidad debe ser siempre la alternativa, y no la norma.
Esta aclaración va de la mano con otra, también expuesta en la conferencia de esta mañana: el Gobierno asegura que esta decisión de la vuelta a clases no implica que no tenga también un plan para un eventual cambio en la situación epidemiológica, que haga imposible la continuidad de las clases presenciales. Es decir, si bien el anuncio se hizo con las diferentes aristas del universo educativo cubiertas (salud, transporte, protocolos), nada asegura que un eventual rebrote de coronavirus no fuerce una vuelta a la virtualidad.
Por otro lado, Méndez precisó una serie de medidas relativas al transporte urbano: docentes y estudiantes tendrán prioridad en el transporte público durante el horario de ingreso y egreso de la escuela, se buscará aumentar la frecuencia de colectivos, se mantendrán las medidas de prevención (los alumnos viajarán siempre sentados, con tapabocas y ventilación) y se llegó a un acuerdo con el Banco Ciudad para financiar un plan que permite la adquisición de una bicicleta en 36 cuotas.
Además, el sistema de Ecobici seguirá siendo gratuito de lunes a viernes, de modo que docentes y alumnos mayores de 16 años puedan hacer uso de él.
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