Era de esperar. Enfrentar a la mafia trae vuelto. Inexorablemente, el camino elegido por Carlos Fernando Arroyo de ser digno de los oropeles del voto popular, enfrentando a quien por treinta años se ha considerado y actuado como dueño de la política de la ciudad, imponía el riesgo de una devolución mafiosa.
Ocurre en modo tan poco discreto que hasta el menos avisado se da cuenta: el fiscal interviniente, Jorge Paolini, se ocupó personalmente del comparendo compulsivo de Giri en un procedimiento exprés que solo se explica por una decisión política ajena a derecho.
Paolini llamó en persona al segundo jefe de la DDI Mar del Plata, José Segovia, para articular la detención de Giri en horas de la madrugada. Desde 2012 que la causa está en curso sin movimiento procesal. El funcionario de la comuna de Mar del Plata nunca fue notificado de la misma, ni citado. Una causa procesal con un mínimo de dos años y un máximo de diez, que no tenía ni implicaba riesgo de fuga, tiene un tratamiento a medida para un dirigente político de CAMBIEMOS que integra el PRO, y que no era funcionario en 2012, por lo que no tenia poder para articular maniobra alguna.
Jorge Paolini es el mismo fiscal que no puso obstáculos al sobreseimiento exprés que recibió Daniel Scioli en la denuncia por enriquecimiento ilícito días antes de las elecciones de 2015.
La cuestión es: ¿de qué trata la denuncia? Lo que se investiga es una supuesta maniobra para apropiarse de fondos del estado mediante la simulación de cobros por nombramientos en el astillero Rio Santiago. Pero lo concreto es que Paolini centró toda la información en Giri. La cita de los ex funcionarios Héctor Scavuzzo (integrante del Frente para la victoria y ex presidente del ente investigado), Rodolfo Elisetch (coordinador de sueldos y personal superior), Oscar Borcerio (ex secretario de Presidencia), y Andrés Ombrosi (ex jefe de Gabinete del Ministerio de Producción bonaerense), pasaron casi desapercibidas.
De ninguno se publican imágenes siendo detenidos ni estando esposados, y no se hace distinción entre quienes como funcionarios si tenían responsabilidad funcional y operativa; y quien ninguna responsabilidad ni posibilidad tenía de generar la maniobra o beneficiarse con la misma.
Tal como fue revelado por este medio en “Insultos y respuestas” (Malas lenguas, edición N° 960, 21/02/2016), Mirtha Legrand no salía de su estupor cuando, días atrás, compartía días atrás con Florencio Aldrey Iglesias, y debió escuchar al pequeñajo denostar sin empacho a Emiliano Giri y al intendente Carlos Fernando Arroyo. Le dedicaba epítetos groseros a Giri, y descalificaba políticamente al intendente, asegurando que “va a voltearlo”, como lo hizo “con Russak”. El acto de hacer caer la operación de casino que clandestinamente tenia Iglesias fue la gota que rebalsó el vaso, empujando a una tormenta de ideas para dañar a la administración y ponerla de rodillas.
Según Tino Fernández —el hombre que entregó la documentación del escándalo estacionamiento medido en los noventa—, Aldrey personalmente dirigió toda la cobertura de la jornada en contacto permanente con José Scioli, instalando una épica negativa feroz.
Por estas horas Giri declara ante el juez Fernando Mateos explicando su situación, representado por el abogado platense Héctor Granillo Fernández. La gobernación manifestó su extrañeza por la detención, señalando lo obvio: que de habérsele citado, Giri se hubiera presentado a derecho. El impacto va directo a la gobernadora Vidal quien hace días señaló en INTRATABLES que la decisión de terminar con el uso ilegal de maquinas tragamonedas en el provincial era una señal clara de que no hay mas dueños de la ciudad, ni de la política. Hay detalles de lo que contiene la causa que expondremos en una próxima actualización.
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