Su discurso pega especialmente entre hombres blancos y sin educación terciaria; también entre los sectores bajos de la pirámide ecónomica
Por Rafael Mathus Ruiz
NUEVA YORK.- Hay una percepción sobre Donald Trump de que las personas que han votado por él ponen al tope de los motivos por los cuales lo votaron. Es una frase que se escucha seguido entre sus seguidores: "Dice las cosas como son".
"Si le hacés una pregunta, vas a tener una respuesta. Si le preguntás «¿de qué color es eso? y es negro, te dice que es negro", dice a LA NACION con firmeza Mark Novick, 61 años, editor de películas, parado delante de la Torre Trump de la 5» Avenida. Novick es demócrata confeso, pero piensa votar a Trump. "Es brutalmente honesto", cierra.
Es una percepción errónea. Trump es el candidato más inconsistente -ha cambiado posturas, literalmente, de un día para el otro- y más mentiroso de la campaña. Politifact, un sitio dedicado a verificar la veracidad de las declaraciones de los políticos, ha encontrado que sólo el 1% de sus declaraciones son verdaderas; el 78% son falsas.
A sus seguidores poco parece importarles. Las encuestas en boca de urna de las primarias revelan que la gran mayoría de los votantes que se inclinó por Trump lo hizo por dos motivos: "Dice las cosas como son" y es un outsider, ajeno al establishment político que domina a Washington.
Tras la derrota en las elecciones presidenciales de 2012, el Partido Republicano hizo un examen de conciencia que quedó plasmado en un informe, una "autopsia" de la derrota, titulado "Proyecto de crecimiento y oportunidad". Ese estudio llamaba a ampliar la base del partido hacia los hispanos, respaldando a los inmigrantes. Trump hizo lo contrario.
Su estrategia ha gestado una coalición, "un movimiento" en las palabras de Trump, de votantes blancos, en su mayoría hombres, mayores, sin título universitario, que están en la base de la pirámide de ingresos y recorren todo el espectro ideológico, desde los ultraconservadores y grupos de blancos supremacistas, xenófobos y antiguos miembros del Ku Klux Klan, como David Duke, hasta los más moderados.
No es que Trump no logre respaldo fuera de esos grupos. Trump también tiene partidarios entre egresados universitarios, los jóvenes y las personas de ingresos altos, pero allí su respaldo es menor o similar al de otros candidatos. Trump sí parece tener un problema con las mujeres: en Alabama, por ejemplo, lo votó el 52% de los hombres, contra sólo el 36% de las mujeres.
"Todos los republicanos con los que habló sienten que no va a ser un cobarde, que va a defender lo que cree y va a recuperar nuestra grandeza. No creo que nos mienta, creo que es una buena persona y que los medios lo han mostrado como una mala persona y un mentiroso", comenta a LA NACION Sonja B., 43 años, maestra de Dakota del Sur. "Mirá a sus hijos. Es multimillonario y los hace trabajar", agrega.
El discurso populista de Trump ha tenido muy buena llegada entre los llamados "votantes de cuello azul", una referencia a los overoles que en Estados Unidos se utilizan para identificar a los trabajadores de las clases media y media baja. Su coalición mira con recelo a los inmigrantes: el 81% cree que la inmigración daña la economía, según un trabajo del periódico The Wall Street Journal, y mira con recelo el libre comercio.
Es un punto en común con la coalición que respalda al senador socialista Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton. La mayoría de sus integrantes revela angustia por el futuro de la economía y siente que ha quedado relegada respecto del "1% más rico". Sanders y Trump proponen subir impuestos a los más ricos y bajarlos a la clase media.
Un ejemplo: en Texas, Trump perdió ante el senador Ted Cruz, pero le ganó entre las personas que ganan menos de US$ 50.000 por año, una cifra inferior al ingreso medio del país. Perdió entre los ultraconservadores, pero se impuso entre las personas moderadas y las que se declaran "algo conservadoras".
En Virginia, uno de los estados "púrpuras" de la elección presidencial, determinante en la pelea por la Casa Blanca, los sondeos muestran el mismo fenómeno: Trump se impuso entre las personas mayores de 45 años, obtuvo un altísimo 47% entre los votantes blancos sin título universitario y perdió, aunque por un escaso margen, entre las personas que ganan más de US$ 50.000 frente al senador Marco Rubio, siempre según los sondeos en boca de urna. Se quedó con el voto conservador. En Carolina del Sur, un estado testigo para los republicanos, ocurrió algo similar.
Trump también cosecha respaldo entre los evangélicos, una de las bases de los republicanos. Logró quedarse con ese voto en Carolina del Sur y Virginia, aunque lo perdió en Texas a manos de Cruz, que fue criado por un pastor evangélico cubano, Rafael Benito Cruz, una de las espadas de su campaña.
Hay quienes creen que Mitt Romney perdió las elecciones presidenciales de 2012 porque no logró movilizar suficientes votantes blancos. Esa teoría fue bautizada "el votante blanco ausente". Ese votante parece, ahora, mucho más comprometido con Donald Trump.
Radiografía de sus votantes
- Los votantes de Trump son principalmente hombres. Además, se impone más ampliamente en la franja de los republicanos que no terminaron el college
- Más de la mitad de sus votantes asegura estar indignada con Washington y su paralización y se muestra decepcionada del Partido Republicano
- Sus votantes son en su mayoría blancos. De ellos, muchísimos aseguran que se sienten amenazados por las modificaciones en la estructura poblacional de Estados Unidos"Los medios" son para la mayoría de los votantes de Trump una parte del problema y de un sistema que rechazan
- Sus seguidores afirman que Trump habla en su idioma y que se refiere a las cosas por su nombre
- Obtiene los mejores resultados en comparación con sus rivales entre los votantes que son o fueron soldados
- Para los votantes de Trump son especialmente atractivos los temas de economía y puestos de trabajo, así como la lucha contra el terrorismo
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