Huracán aguantó las arremetidas del Cruzeiro y se trae un empate valioso del Mineirao. Sufrió porque los brasileños manejaron siempre la pelota, pero el Globo le cerró todos los caminos. En una de las pocas que tuvo, Montenegro casi la mete. Un 0-0 que suma.
Un punto que se pude festejar. Porque en la Copa si no se gana, sirve no perder. Y más de visitante contra el Cruzeiro, uno de los candidatos a pasar de fase. Huracán se trae un 0-0 del Mineirao, allí donde Alemania le hizo siete a Brasil, y merece se festejado.
Cruzeiro tomó la pelota y el ritmo del partido. Huracán se refugio y trató de aguantar las arremetidas de los brasileños, quienes merodeaban el área del Globo pero buscando siempre con centros. No intentó romper con juego interno y falló mucho en la resolución. El Globo estaba tan atrás que le dificultaba atacar con mucha gente. Salía a los pelotazos y Abila aguantaba y no tenía con quién descargar. El equipo de Apuzzo quedó partido y, aunque Vismara se convirtiera en el líder del medio, no era suficiente para encontrar el equilibrio.
El segundo tiempo fue similar al primero: con el Cruzeiro abriendo la cancha con los laterales, jugando más que nada en el campo del Globo y buscando encontrar algún espacio, algo que no consiguió en ningún momento porque los cuatro del fondo defendieron con uñas y dientes el arco de Giordano, que respondió cuando lo tuvo que hacer.
El ingreso del Rolfi Montenegro le dio aire y algo de juego al conjunto de Apuzzo. Cuando pudo agarró la pelota y la hizo correr, lo que Toranzo, esta vez, no logró. Además, al no poder entrar con la bocha, se animó de media distancia y así el Globo empezó a animarse. Terminó sufriendo con ese tiro en el travesaño de Damiao y ese toque que rozó el palo de Judivan, pero terminó celebrando porque se trae un puntazo en la valija de regreso.
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