La lectura del escrito de defensa que presentó la vicepresidenta, Gabriela Michetti, ante el juez Ariel Lijo por el origen de los fondos que le fueron robados en su casa, desnuda una fisura en el principal integrante de la alianza Cambiemos, el PRO.
Desde hace semanas cuando se menciona la causa en la que está investigada Michetti se escucha la frase “fuego amigo”. La segunda del Poder Ejecutivo pareció blanquear esa idea.
En uno de los párrafos finales del escrito, expresó: “No vivo en Puerto Madero ni en Barrio Parque, sigo viviendo en la misma casa del barrio de Balvanera desde hace más de veinte años, no poseo otros bienes que los que figuran en mis declaraciones juradas, tengo un estilo de vida sumamente austero. No tengo propiedades ocultas, ni cuentas en el extranjero, ni bienes rumbosos”.
"No tengo propiedades ocultas, ni cuentas en el extranjero, ni bienes rumbosos”
¿A quién aludió con esa expresión? ¿Acaso pudo su abogado, Ricardo Gil Lavedra, incluir ese párrafo, y la vicepresidenta firmarlo sin darse cuenta de lo que estaba diciendo en una declaración judicial?
En Puerto Madero vivieron en los últimos años (algunos aún viven) kirchneristas como Ricardo Jaime, Florencio Randazzo, Héctor Icazuriaga, Débora Giorgi y Amado Boudou. Pero también supo ser vecino el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, competidor en la interna en la que Michetti fue derrotada por Horacio Rodríguez Larreta, apadrinado por Mauricio Macri.
En Puerto Madero vive, también, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.
En Barrio Parque, en tanto, vivió Macri hasta el 10 de diciembre, cuando se mudó a Olivos. Ese reducto es exclusivo del PRO: Santilli –quien, así, estuvo en los dos lados-, Rodríguez Larreta, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y el secretario General de la Presidencia, Fernando de Andreis, entre otros. El 23 de diciembre de pasado, la revista Noticias publicó en un artículo: “el presidente Mauricio Macri y su círculo más íntimo del Gobierno lo eligen, tanto para vivir como para desarrollar sus tertulias políticas. Todo en la vida de los políticos de la gestión Cambiemos transcurre en este barrio exclusivo de frondosos árboles”.
Michetti no habló de los Panamá Papers. Pero sí de propiedades ocultas y cuentas en el extranjero. “Se me puede investigar hasta el hartazgo y nada raro aparecerá, porque nada hay. Hacer política no es sinónimo de corrupción o enriquecimiento, no somos todos lo mismo, señor Juez”.
Su presentación espontánea dio explicaciones suficientes sobre el origen del dinero que le fue sustraído. El juez Lijo deberá corroborar ahora si todo eso es cierto.
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