Los vecinos de villa Asunción se quejan por las condiciones en que se encuentran las calles y la falta de respuestas a los reclamos. Allí también se instala una feria que les deja residuos por todos lados.
La intersección entre avenida Las Costas y San Martín se convirtió con el tiempo en el cruce obligado de vehículos y peatones, pero también en el foco de grandes problemas para el barrio. El colapso de las cloacas, basura y la presencia de puestos de venta ambulante durante el fin de semana, suman a una realidad que para muchos vecinos de VILLA ASUNCIÓN se hace insostenible.
"He llegado a pensar que no me consideran una persona, quizá creen que soy un chancho", dijo a El Tribuno Rosalba Alancay.
La mujer vive allí hace 43 años y muchos de ellos con pedidos no resueltos por parte de las autoridades.
El reciente reclamo, identificado con el número 2.224.739, a la empresa Aguas del Norte, es el último que realizó para solicitar la presencia de operarios para que reparen la pérdida de aguas servidas que existe al costado de su casa, hace ya más de cinco meses.
"Hace mucho tiempo que pido, reclamo y exijo a la Municipalidad y Aguas del Norte que arreglen el problema de las cloacas y nadie hace nada", agregó la vecina, quien denunció más de una decena de veces tal situación.
La falta de una conexión de red cloacal adecuada para contener a los barrios de la zona oeste alta sería el motivo por el que las pérdidas se convirtieron en una constante.
"Ahora hace frío y no se nota tanto, pero cuando hace un poquito de calor el olor es insoportable. El problema es que nunca hicieron una inversión en la red y cada vez hay más barrios", dijo Elizabeth Ávalos, una comerciante del lugar.
Por estas horas el no contar con asfalto es lo que menos preocupa, ya que forma parte de una situación de varias décadas de espera.
La construcción de un muro de contención resultó la solución más rápida que encontró la familia de Rosalba Alancay para evitar inundaciones durante la época de lluvias. La obra nunca fue cubierta por la Municipalidad y los materiales fueron absorbidos con fondos propios.
Con sesenta bolsas de cementos entre los elementos comprados, el paredón se terminó de construir el año pasado, por lo que el ripio, agua y barro de la zona oeste alta por primera vez no desembocó en la casa de Rosalba. Ella vive de la venta de empanadas los fines de semana y tiene a cargo a su esposo discapacitado.
Los puestos ambulantes instalados sobre la avenida San Martín al 2.700 (arriba del puente) durante el fin de semana, según los vecinos, contribuyen a que exista más basura en la zona. La misma no es recolectada y termina en el canal, dentro de un depósito en el que existen todo tipo de residuos.
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