Pasa seguido por el despacho de la vice. En el Senado especulan con un respaldo de CFK al proyecto presidencial del ministro, a pesar de la crisis económica.
Por Mauricio Cantando
Cristina Fernández de Kirchner pasa las tardes en su despacho del Senado y uno de sus visitantes habituales suele ser el ministro de Economía, Sergio Massa, con quien debate sobre la coyuntura financiera y la dinámica electoral del Frente de Todos, que los tiene como protagonistas, más aun después del renunciamiento de Alberto Fernández a intentar buscar su reelección.
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La última vez que se vieron fue el martes 18, horas después de la renuncia del exjefe de asesores presidencial Antonio Aracre y el arranque de una subida del dólar blue que continuó hasta este lunes. Aquel día, el ministro del Interior, Wado De Pedro, y el gobernador Axel Kicillof también pasaron por el Senado, en lo que pareció ser un conciliábulo previo al anuncio de Fernández con el que desistió de una candidatura y que finalmente llegó el viernes.
"Ambas visitas son habituales. Nada tiene que ver con el día de hoy", aclararon los voceros de la vicepresidenta a Letra P, mientras los autos oficiales salían del Senado con los funcionarios. Para las figuras del Senado que frecuentan a la exmandataria, estas reuniones sostienen que para Cristina Kirchner la oferta presidencial del FdT modelo 2023 debe encabezarla Massa, pese al operativo clamor por su propia candidatura que motoriza la agrupación La Cámpora de su hijo Máximo Kirchner.
"El Plan A de CFK es Massa y Máximo busca un B, que podría ser Kicillof, quien no quiere saber nada con moverse de La Plata. De todas maneras, nuestro ADN es la sorpresa", sostuvo ante Letra P un legislador cercano a uno de los gobernadores que más visita a Cristina Kirchner, pero que prefiere ir a su departamento de Recoleta.
Un gripo de dirigentes que frecuenta el principal despacho del Senado asegura haber escuchado entre esas paredes la idea de una fórmula Massa-De Pedro. Sería una remake de 2015 con la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini: un peronista de centroderecha en la categoría presidencial con un acompañante kirchnerista para cuidar a la tropa.
En el massismo hace tiempo que sienten que Cristina juega para ellos, pese a diferencias no menores como las negociaciones con el FMI, que sigue teniendo al ministro como único referente para llevar a cabo. También hay coincidencias, como la resistencia a una devaluación brusca.
"Seguimos pensando en Sergio candidato y sabemos que ella también. Si no van a tener que encontrar una idea mejor", sostuvo una diputada del Frente Renovador, el sello massista que el 5 de mayo tendrá su congreso para empezar a definir el futuro de su líder.
Apoyo K para el desembarco en Economía
Desde el inicio del Gobierno, Cristina y Massa siempre mantuvieron el diálogo, personal o vía el chat de Telegram. Mientras compartían edificio podían realizar encuentros furtivos, alejados de los ojos de la prensa. En cambio, ahora el ministro lleva al Palacio sin poder ocultar el auto oficial.
Con la caótica salida de Martín Guzmán, la vice apadrinó su llegada a Economía junto a los gobernadores, que realizaron un operativo clamor para que el tigrense sustituyera a la exministra Silvina Batakis. "Es él o estamos ante el primer gobierno peronista que no termina", fue el mensaje que llegó por aquellos frenéticos días a las tribus kirchneristas que resistían su desembarco, por considerarlo más inclinado a la derecha.
Siguen existiendo sectores K que lo aceptan a regañadientes, en privado. En público, el único que se anima a criticarlo es Juan Grabois. Apenas Fernández renunció a buscar la reelección, prometió: "Ni en pedo vamos a votar a este vendepatria". Como contó Letra P, el dirigente social y presidenciable manda su tropa legislativa a votar en contra de sus leyes. Nadie lo sigue.
Con la calma financiera del año pasado, luego de la turbulencia post-Guzmán, Massa mejoró su performance en las encuestas y su plan presidencial comenzó a entusiasmar a los gobernadores, que intentaron reforzar su postulación con la suspensión de las PASO, para darle más tiempo a mejorar las cuentas, postergando el calendario electoral a octubre.
El propio ministro llamó a la tropa oficialista que se resistía a la derogación, pero la idea no prosperó por la resistencia de Fernández y, sobre todo, la negativa del liberal Javier Milei, quien podría haber resultado favorecido con un calendario electoral acotado para evitar un efecto voto útil si queda tercero en las primarias de agosto. El economista tenia los votos claves par voltear las PASO.
El otro eje central de la campaña de Massa era un plan antiinflacionario para inicios del año elctoral, con cifras que no superen el 4% en abril. Sus proyecciones quedaron lejos y su eventual postulación comenzó a pender de un hilo. Tampoco es fácil imaginar su salida del Palacio de Hacienda para abocarse de lleno a la campaña, sin que ello suponga una "salida elegante", sumado a la dificultad de administrar un sucesor que permita garantizar estabilidad financiera. Son esos temas, entre otros, los que el ministro habla con Cristina en su despacho. Y se ven muy seguido.
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