La presencia del mandatario y de varios de sus colaboradores llamó la atención y provocó ironías y justificaciones sobre el oficialismo. No hubo manifestaciones generales, pero no faltaron los cruces entre los legisladores.
Los legisladores tucumanos habían acordado que la sesión de ayer, la undécima desde que se declaró la pandemia de coronavirus, debía transcurrir con celeridad y sin mayores sobresaltos. Al final duró siete horas, una más de lo planificado cuando el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, abrió el encuentro pasadas las 8.30. Si bien no hubo un período especifico de manifestaciones generales, los miembros de la Cámara cruzaron posiciones en reiteradas oportunidades y las múltiples heridas abiertas de la coyuntura local se colaron en el orden del día, que abarcó 13 puntos con temáticas variadas.
El ambiente se crispó desde el inicio. Tras la aprobación del título que permitió la incorporación al cuerpo del justicialista Leopoldo Alberto “Puma” Rodríguez, en reemplazo del fallecido Osvaldo Morelli, la sorpresa inundó el rostro de numerosos parlamentarios. Para acompañar la jura del ex secretario de Gobierno y Justicia, ingresaron al recinto el gobernador, Juan Manzur; la secretaria general de la Gobernación, Silvia Pérez; el fiscal de Estado, Federico Nazur; el diputado nacional Mario Leito; y los ministros Claudio Maley (Seguridad), Miguel Acevedo (Interior), Gabriel Yedlin (Desarrollo Social) y Carolina Vargas Aignasse (Gobierno y Justicia).
El Poder Ejecutivo dijo presente con fuerza en la Legislatura sin que varios de sus miembros lo supieran con antelación. Durante la jornada, florecieron diferentes interpretaciones sobre la visita de 20 minutos, que ante el público no incluyó más que fotos y abrazos. Al llegar, un reducido grupo de oficialistas se acercó a saludar a la comitiva liderada por Manzur. Entre los choques de puños y las palmadas afectivas, el distanciamiento social exigido adoleció en más de una ocasión. Y no sólo en aquellos instantes, sino a lo largo de la extensa sesión que con las horas exhibió rostros sin barbijos y charlas de par en par.
“El ministro Maley no viene a dar explicaciones (por la crisis de inseguridad), pero llega hoy por la asunción de un legislador y saluda con el pulgar en alto con un tono desafiante. ¿Qué le debe Manzur a Maley que no lo saca? ¿Qué le da tanta vida? ¿Debemos creer lo que se dice en la calle?”, interrogó con enfado Federico Masso (Libres del Sur).
El cuestionamiento ocurrió ya pasadas las 14, cuando en el recinto se debatía la creación del Sistema Provincial de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas por el brutal crimen de Abigail Riquel (la ley, que adoptó su nombre, fue aprobada luego de largas discusiones y algunas objeciones). Fue justamente durante esa tratativa, presentada por la peronista Sandra Mendoza, que relucieron las mayores rencillas políticas.
“El gobernador vino casi con el gabinete entero. ¿Es este el momento adecuado de venir a mostrar una correlación de fuerzas y marcar ‘este legislador es mío’?”, cuestionó Masso tras mencionar diversos hechos que han sacudido la gestión de Seguridad. La réplica oficialista directa vino de la mano de Gerónimo Vargas Aignasse, vicepresidente primero del cuerpo. “Habíamos quedado en que no habría manifestaciones generales -reprendió-. Mezcla cosas nada que ver cuando hablamos de algo tan sensible”. Luego, con ahínco, defendió a Manzur. “El gobernador vino a la asunción del Puma porque es un dirigente histórico del peronismo al que todos queremos. Estuvo unos minutos y se fue a Trancas por obras importantes. Esto no es una pulseada de ver quién es de quién; el Puma Rodríguez es de La Cocha”, definió.
El ojo de la tormenta tucumana
La escalada de violencia que vive la provincia tensó la agenda una y otra vez. Vargas Aignasse volvió a referirse de una “puerta giratoria” en la Justicia y aclaró que varios temas ingresados en la Comisión de Seguridad que él preside -como el equipamiento de pistolas Taser y la prisión preventiva de quienes porten armas no registradas- no fueron incluidos ayer para acortar la sesión. La explicación ocurrió horas antes del cruce con Masso, durante el debate del proyecto de “desalojo exprés” en caso de usurpaciones. “Vivimos momentos extraños en los que se relativiza el derecho constitucional a la propiedad.
Con esto intentamos acelerar el proceso judicial en favor de un propietario afectado. Es un mensaje de este Poder a la sociedad”, defendió el legislador radical José María Canelada, autor de la iniciativa. Masso y el alfarista Raúl Pellegrini, en tanto, condenaron las tomas, pero hablaron de “derechos en pugna” entre la propiedad y el acceso a la vivienda. Tras otros intentos fallidos de hacer cambios técnicos, la norma fue aprobada. Los nudos, iniciados con los homenajes a Morelli, recordaron hasta hechos históricos (ver aparte). Al final del día, aun así, la Legislatura aprobó una decena de leyes nuevas.
Industria azucarera
Modificaciones en la ley N° 8.573
El rol del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (Ipaat) quedó en la mira durante el debate del proyecto que modifica puntos de la ley n° 8.573, que declaró de interés público provincial la producción sustentable de azúcar y de alcohol a partir de la caña. “Tucumán no ordena su producción; tiene que haber un cambio de mentalidad.
En el Gobierno nacional anterior, el precio del bioetanol cotizó entre el 70 y el 80% del valor de la nafta común. Hoy no pasa el 40%. El petrolero compra alcohol y lo lleva a Buenos Aires para mezclar; no puede ser”, dijo con enfado el legislador radical José Ascárate.
“Si el Ipaat se ha convertido en un instituto meramente estadístico habrá que reveerlo. No hay que parar la lucha para pedir que aumenten el corte sucro-alcoholero”, exigió el oficialista Roque Alvárez. El alfarista Raúl Pellegrini, en tanto, dijo que existe en la Nación una “demonización del azúcar de Tucumán”. La norma aprobada modifica, entre otros aspectos, aspectos del Ipaat.
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