La visita a Salta de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dejó la certeza de que el entorno del oficialismo en la provincia está ávido de una figura que lo pueda alejar de los malos augurios de agosto, un mes aciago en la cultura popular de estas tierras.
Resulta interesante analizar, o por lo menos recordar, algunas imágenes de lo que fue el acto en Coronel Moldes, donde se inauguró, aunque no se puso aún en funcionamiento, una ramificación del gasoducto del Valle de Lerma.
Es de esperar, tal como viene sucediendo en la dinámica proselitista, que el año que viene, cuando el gasoducto se ponga en funcionamiento, aparezcan nuevamente los funcionarios de Urtubey a participar del mismo acto, pese a que la obra fue concretada exclusivamente con fondos de los productores, sin ningún aporte del Estado provincial.
Pero sin distraer el razonamiento de lo que significó la llegada de Cristina a Salta, basta señalar que su visita fue como el maná que cayó del cielo para que el entorno de Urtubey y sus candidatos puedan alimentarse.
La necesidad de captar el voto cristinista para su hermano llevó al gobernador a descolgarse con un desesperado discurso que lo dejó fuera de línea. Pidió un siglo para Cristina. Dicen que esta muestra de fanatismo llegó a irritar incluso a la propia Presidenta. Pese a ello, no pudo evitar que las primeras palabra de la mandataria fueran para las mujeres candidatas, Evita Isa y Cristina Fiore, aunque de esta última no recordara muy bien su nombre.
La foto al final de los discursos fue otro tema; Cristina fue a saludar al público y a las mujeres y ?dejó pagando? al Tolo en medio del escenario. Lo que vino después fue una sucesión de imágenes tan surrealistas como divertidas. El ministro de Gobierno, Julio César Loutaif, colgado con la ministra de Derechos Humanos, María Pace, en la reja de contención para saludar a Cristina.
El Tolo Urtubey, en ?trencito? con el candidato a diputado nacional, Pablo Viel, de Memoria y Movilización. El ?Indio? Godoy, temblando y sin poder hacer foco con su cámara para sacar una foto de su mujer junto a la Presidenta.
Histeria, fanatismo, desesperación, hasta lágrimas; hubo de todo y mucho de sobreactuación, dijeron algunos. Pero la verdad es que no se puede sobreactuar demasiado cuando las aflicciones son reales. En este punto es necesario destacar que el que se llevó todas las miradas fue el siempre vigente Gonzalo Quilodrán, exsecretario del Interior, exdirector de Promoción y actual responsable del plan Procrear en Salta. Lloró de emoción. Pero no se olvidó de mirar a las cámaras para asegurarse de que ?sus lágrimas quedaran grabadas?.
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