El Presidente anunció el veto a la reforma jubilatoria y reconoció la mala praxis por el DNU de la SIDE en su cena del miércoles con el ex jefe de Estado. Su ideólogo, Santiago Caputo, otra vez apuntado por el jefe del PRO y recluido en el sur del país, vuelve el lunes a Buenos Aires. El sistema de toma de decisiones, bajo observación de la política. Acuerdos fallidos y posibles fugas en el bloque de LLA en Diputados
Por Federico Mayol
“Esta salió mal”, le confesó Javier Milei. Mauricio Macri lo escuchaba en Olivos, el miércoles por la noche a la hora de la cena, el tercer encuentro en menos de un mes. Pero este tenía un condimento especial: horas antes, buena parte del bloque del PRO de la Cámara de Diputados que se referencia en el ex presidente se había plegado junto al peronismo kirchnerista, la bancada de Miguel Ángel Pichetto, un sector de la UCR y la Coalición Cívica para rechazar el DNU que le asignó, de manera reservada, $100.000 millones adicionales a la Secretaría de Inteligencia, un área sensible que quedó bajo la tutela de Santiago Caputo desde que Nicolás Posse salió eyectado del gabinete.
Macri arrastra desde hace meses una disputa irreconciliable con el asesor estrella de la Casa Rosada que el propio ex mandatario hizo público en su reaparición reciente como jefe del PRO, pero esa interna no había tenido hasta este miércoles ninguna consecuencia directa en la alianza entre ese espacio y La Libertad Avanza en el Parlamento. Justo en la peor semana parlamentaria del gobierno, que sufrió una triple derrota con la integración de la presidencia de la comisión bicameral de inteligencia -en manos de Martín Lousteau-, el revés al DNU de la SIDE y la sanción definitiva de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria de este jueves, que también contó con los votos del PRO y cuyo veto fue anunciado oficialmente anoche por la Oficina del Presidente. Con críticas elípticas al macrismo.
“Confiamos en que los que durante años se han amparado en el cambio no se presten al juego de quienes quieren destruir el programa económico del gobierno”, resaltó el comunicado. “Es tiempo de que la dirigencia política elija de qué lado quiere estar”, abundaron.
Ambas votaciones, la del miércoles y la de ayer, tuvieron simultáneamente dos tercios de los votos, en ambas cámaras. Un antecedente complejo para el oficialismo, debilitado frente a la unión transitoria de los aliados y la oposición peronista.
Para peor, la semana que desnudó las falencias del oficialismo en la construcción de las mayorías políticas exhibió también la fragilidad del bloque libertario en Diputados y la tensión acumulada en el vínculo descompuesto entre el presidente y Victoria Villarruel. Ayer, después de una bochornosa reunión de la bancada libertaria que incluyó gritos y supuestos golpes por los coletazos de la muy polémica y peligrosa visita de un grupo de legisladores a los genocidas alojados en el penal de Ezeiza, trascendió que Lourdes Arrieta, que pidió oficialmente que Martín Menem diera explicaciones por esa excursión a la cárcel, podría ser expulsada del bloque la semana próxima.
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Una afrenta inadmisible hacia Menem, cobijado bajo las faldas de Karina Milei, la influyente secretaria General de la Presidencia. En reuniones privadas, la hermana del presidente suele decir que está dispuesta a tirar por la ventana a cualquier dirigente del que tenga que prescindir.
Macri, según confiaron, no le avisó al presidente que los diputados que le responden no solo darían quórum junto al kirchnerismo y el resto de los bloques, sino que también votarían en contra del DNU que le asignó $100.000 millones adicionales a la SIDE. Fue tal el revuelo público, también privado, que Milei lo convocó a Olivos para intentar bajar la tensión cruzada.
“Mientras los trolls atacaban a Mauricio, y decían que iba contra Milei, ambos cenaban juntos en Olivos”, reflexionó anoche un colaborador del ex jefe de Estado, desconcertado con este cambio de época. Refería a los ciber militantes libertarios que hicieron, en la noche del miércoles, que el ex presidente fuera primera tendencia en la red social X con algo más de 65 mil menciones, algo por encima de Caputo -también en el tope de las tendencias-, el ideólogo intelectual del decreto de la SIDE y principal enemigo interno de Macri que eligió la semana de la triple derrota parlamentaria para recluirse, aunque hiperactivo, en el sur del país junto a su familia.
Casualmente, según reconstruyó este medio, en Cumelén, en Villa La Angostura, el exclusivo country en el que Macri vacaciona desde sus épocas de presidente. En ese paradisíaco refugio patagónico tiene casa no solo el ex mandatario, también Luis y Nicolás Caputo, y María Ibarzabal Murphy, la estratégica secretaria de Estado, íntima del consultor, que ya fue su anfitriona en otras oportunidades.
El estratega tiene previsto volver el lunes a Buenos Aires, en medio de un terremoto interno que lo tuvo esta semana en el ojo de la tormenta, una situación que empieza a repetirse sostenidamente. A Caputo, esa situación lo entretiene. Según su entorno, incluso lo divierte. El grado de audacia que aplica es, de manera recurrente, muy elevado.
“No se entiende bien el management de este gobierno: algo no está bien si un asesor tiene mucho más poder que el jefe de Gabinete”, se quejó en las últimas horas un alfil macrista que habló varias veces con el ex presidente esta semana.
Es que Caputo absorbió este semestre innumerables facultades, y Macri ya le advirtió repetidamente a Milei en los cuatro encuentros que mantuvieron este último mes y medio que es él el que obtura cualquier tipo de entendimiento vinculado a la gestión. El ex jefe de Estado dejó trascender en su entorno que la relación personal, y política, con su sucesor aún es “muy buena”, pero que empieza a impacientarse. La sesión del miércoles en diputados, y la de ayer en el Senado, evidenciaron ese fastidio.
La diputada Lourdes Arrieta y Martín Menem
La respuesta oficial corrió por cuenta de Guillermo Francos, que no anduvo con vueltas: “El ex presidente tiene bastante experiencia en estos temas, su gobierno ha tenido varias denuncias penales por estos temas”, tiró. Aludía a la gestión de la ex AFI durante la administración de Cambiemos. Macri enfureció con esa declaración.
Hasta ahora, Caputo no acusó recibo. Peor aún: desde la Patagonia, las cuentas de X que le asocian en Casa Rosada tuvieron una intensa actividad, sin mencionarlo, contra el ex presidente y su espacio. Por ejemplo: “Hoy el PRO demostró que no puede ser garante del equilibrio fiscal en Argentina”. También: “Al traidor, ni el perdón ni la redención; solo el desprecio eterno”.
A menos que Milei lo instruya -hasta ahora, no pareciera ser el caso-, Caputo está decidido a mantener su rechazo a Macri y cualquier tipo de entendimiento con él. En privado, no en redes sociales, le adjudican incluso conceptos durísimos.
Caputo es una pieza central del sistema de toma de decisiones de Milei que esta semana mostró evidentes falencias en su estrategia parlamentaria. Y que se suma a la lista de funcionarios y dirigentes que empiezan a mirar con cierta desconfianza ese método de gestión.
Una de ellas es Patricia Bullrich, que, sin embargo, sigue fanatizada, como “Toto” Caputo, con el proyecto libertario. En la reunión de gabinete del martes, sus colegas le atribuyeron críticas airadas al consultor principal de la Casa Rosada, con el que suele coincidir en líneas generales, por los acuerdos fallidos que terminaron con Lousteau como presidente de la comisión de inteligencia que deberá auditar el destino de los fondos para la SIDE.
La ministra de Seguridad auspiciaba al misionero Martín Goerling Lara, de Juntos por el Cambio, al igual que Villarruel. Caputo hizo lobby por el peronista Edgardo Kueider, que acompañó sin fisuras la Ley Bases y el paquete fiscal. La semana pasada, el radical Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA, le advirtió al asesor de Milei que Lousteau se encaminaba a presidir la comisión en acuerdo con el kirchnerismo en el Senado.
Yacobitti y Caputo tienen una relación desde hace muchísimos años que se reactivó en estos meses. Un vínculo oscilante, que atraviesa diferentes versiones según los vaivenes de la coyuntura y los actores involucrados. A ese sector del radicalismo le adjudican, por caso, una negociación latente con el kirchnerismo por la composición de la Corte Suprema.
En el Congreso, las alianzas también fluctúan según el temario. Pero el acuerdo que el PRO que lidera Macri trabó esta semana circunstancialmente con el kirchnerismo y los bloques dialoguistas para rechazar el DNU de la SIDE y sancionar la nueva fórmula de movilidad jubilatoria -un gasto adicional del 1,2% del PBI, según Presidencia- sentó un antecedente que prendió luces de alerta en el sistema político.
¿Puede partirse ese bloque? Hay quienes arriesgan que es una posibilidad concreta hacia fin de año.
Lo cierto es que la praxis del gobierno quedó esta semana seriamente bajo observación. “No nos llamó nadie”, protestó puertas adentro un reconocido diputado del PRO alineado con Macri en medio de la sesión del miércoles. La misma queja se repite entre los gobernadores del PRO y la UCR: dicen que no hay ninguna solución a la vista a sus reclamos.
Tampoco tiene solución, aseguran, el quiebre en la bancada libertaria en Diputados, o la ruptura virtual entre Villarruel y el presidente. En ese caso, hay cuestiones sin zanjar desde la campaña electoral.
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