Ayer se tiró abajo el asentamiento número 85, en Carpintería. Estaba en pie desde el año 1964.
“Cuando mis hijos eran bebés y llovía, poníamos los colchones abajo de la mesa para que no se mojaran”, recordó entre lágrimas María Teresa Carmona (ver aparte). Ella es una de las 212 personas que en la mañana de ayer abandonaron la villa Genest, para hacer realidad el sueño de tener una casa propia.
El mecanismo de erradicación se estrenó en julio de 2005, con el objetivo de darle un techo digno a sectores sociales que sin la ayuda estatal sería muy difícil que mejoren sus condiciones de vida. Desde entonces, contando las 36 de la villa pocitana, 4.936 familias sanjuaninas de muy escasos recursos salieron de sus precarias construcciones y recibieron una vivienda nueva de material. La expectativa es pasar la barrera de las 5.000 este mismo año, ya que entre noviembre y diciembre se espera que se sumen 370 que viven en los asentamientos San José y San Expedito, ambos ubicados en Rawson.
La Genest estaba en Carpintería, sobre ruta 40, cerca del Cerrillo Barboza, y en abril del año que viene hubiera cumplido medio siglo. Los vecinos vivieron por años con el drama de tener que dejar de urgencia varias veces sus ranchos de caña y barro para resguardarse de las inundaciones, dato que ayer destacó el gobernador José Luis Gioja. “Así todo, nunca cortaron una calle”, aseguró en alusión a aquellos que acostumbran a usar esa estrategia para presionar al Estado por soluciones habitacionales.
Desde ayer, todos habitan en un complejo que construyó el IPV a 1,5 kilómetros hacia el norte. “Todavía no lo hemos bautizado, pero creo que vamos a proponer que se llame Carpintería”, dijo el intendente de Pocito, Fabio Aballay, al tiempo que Gioja confirmó que las familias adjudicatarias serán protagonistas de la visita presidencial de mañana, porque Cristina les entregará el acta de tenencia de las nuevas viviendas.
Comentá la nota