Después de 66 días sin novedades, el 25 de mayo pasado Villa Gesell fue noticia por el anuncio de su primer contagiado de COVID. Hasta ese entonces se habían enviado unas treinta muestras de hisopado al Instituto Nacional de Epidemiología Juan Jara de Mar del Plata (la institución más cercana dedicada a análisis), aunque todas ellas con resultado negativo.

La novedad en cuestión puso en alerta a la ciudad en pleno feriado, dado que durante algunas horas no hubo mayores novedades respecto del paradero del contagiado y eso estimuló la paranoia a niveles alarmantes. Todos se preguntaban si habían tenido contacto con el positivo, e incluso llegó a circular por las redes sociales la foto y el nombre de la posible personal (información que incluso publicó un medio geselino), aunque  resultó falso. Un verdadero papelón. 

Finalmente la municipalidad hizo un ligero anuncio por la noche de aquel día y se supo entonces que se trataba de un hombre de 76 años de edad con antecedentes oncológicos y que inicialmente había ingresado al hospital local por una caída sufrida en su casa. Pero recién cuando le hicieron análisis de radiografía y laboratorio se le detectó una neumonía que hizo presumir la presencia de COVID, algo que se pudo comprobar una vez que enviaron la muestra al INE de Mar del Plata y este confirmó la sospecha. Es decir que en el medio pasaron varios días en los que el paciente no fue debidamente aislado, exponiendo a los médicos a un posible peligro de contagio. 

Curiosamente, el mismo 25 de mayo se había producido una pequeña manifestación en la plaza principal de Villa Gesell con vecinos que reclamaban el permiso a poder acceder a la playa para caminar o para dedicarse a la pesca artesanal (medio de alimentación de muchos habitantes), pedidos que el intendente Gustavo Barrera venía negando. La noticia del primer contagio de COVID local se hizo pública pocas horas después de esa concentración pública y en la mañana siguiente el propio Barrera se aprovechó de eso para subrayar con violencia su discurso en sus ya tradicionales apariciones matutinas a través de las redes sociales de la municipalidad.

Con todo, a partir de la confirmación de aquel 25 de mayo se instaló en el pueblo una pregunta elemental: ¿Cómo se había contagiado de COVID una persona que estaba prácticamente inmovilizada en su casa? Todas las personas que se estaban encargando de cuidarlo en su hogar antes del accidente fueron debidamente hisopadas, aunque los resultados dieron sucesivos negativos. Entre ellas, el ex intendente Jorge Rodríguez Erneta, quien fue víctima de un audio que le atribuía el contagio. 

Entonces comenzaron a crecer nuevas sospechas en Villa Gesell, sobre todo por la estricta política de aislamiento dictada por Barrera, quien había llegado a conceder algunas libertades pero luego dio marcha atrás ante la aparición de este caso de COVID. Una de ellas fue volver al toque de queda a partir de las 15:00, límite que luego tuvo que extender a las 17.00 por los numerosos reclamos.

Este sábado se supo que el hombre de 76 años acababa de fallecer en el hospital local y volvió a levantarse el polvo de la polémica por un dato crucial: el primer rehisopado le había dado negativo, aunque no llegó a realizarse el segundo necesario para confirmar. ¿Puede acreditársele entonces esta muerte al COVID, o en verdad se debió a las enfermedades preexistentes y comorbilidades de este paciente? La municipalidad se inclinó arbitrariamente por lo primero y cientos de personas se lo cuestionaron en su propia cuenta de Facebook.

“Con un positivo y un negativo, como mínimo no saben si murió por COVID-19. Si no tienen una casilla adecuada para consignarlo, cambien el diseño de la placa, al menos hasta tener el resultado de la autopsia. Así como está, resulta engañosa”, opinó un usuario. “Todo es una mentira para generar pánico y que todos se queden en sus casas”, analizó otro. 

El misterio sobre el nexo epidemiológico que llevó al hombre de 76 años a contraer el virus quedará en la duda por siempre. Mientras tanto Villa Gesell vuelve a tener cero casos positivos y numerosos reclamos de sus habitantes para que el aislamiento sea flexibilizado, tal como sucedió en tantas otras localidades bonaerenses.