El agua con gas ha desarrollado cierta “mala fama”, probablemente por su incorrecta asociación a las gaseosas azucaradas. Mitos y verdades de esta tradicional bebida y sus beneficios en cuanto a la hidratación.
Como es sabido, además de aprovechar las horas para dormir bien y tener una buena conducta con las comidas, tomar agua es uno de los pilares del bienestar de cualquier persona.
Por día, se estiman unos dos litros de agua como hidratación ideal, que puede variar según el peso y la edad de la persona, además de tener en cuenta cuál sea su rutina diaria.
El agua constituye la mitad del peso corporal que se pierde constantemente. Podemos ingerir e hidratarnos de diversas formas: el agua que contienen ciertos alimentos como las frutas y verduras es muy beneficiosa al igual que ocurre con la soda o jugos naturales.
Distinto es el caso de las gaseosas, que por la cantidad de azúcar artificial que contienen, no son las mejores bebidas para contribuir a la salud, como las infusiones con cafeína o teína.
Por eso, desde SodaStream, líderes en el mercado del agua con gas, promueven alternar el agua con la soda casera, permitiendo regular el nivel de gas que cada uno prefiera.
En un relevamiento que hizo la empresa, la Argentina quedó posicionada como el segundo país de mayor consumo de soda en el mundo: se llegan a consumir más de 2,3 millones de litros anualmente.
Si bien las bebidas gasificadas suelen relacionarse directamente con las más conocidas y dulces, en algunos casos, nocivas para la salud, con la soda pasa todo lo contrario, ya que no tiene componentes o efectos secundarios perjudiciales para nuestro cuerpo.
Esta bebida tan típica en las mesas de los hogares, contiene mayormente ácido carbónico; y, cuando es de agua mineral, agrega otro tipo de componentes como el calcio, sodio, cloro, sodio, nitrógeno, magnesio y en ocasiones litio.
Según los expertos, el agua con gas ayuda a reducir el nivel de colesterol y tiene efectos beneficiosos en enfermedades coronarias. En casos de obesidad, por ejemplo, el agua gasificada es especialmente recomendada ya que la ingesta calórica seguirá siendo nula, pero el propio gas da un efecto de saciedad.
Por otra parte, también hay que tener presente una serie de recomendaciones. Más allá que esté comprobado que beber medio litro de agua con gas durante las comidas disminuye la absorción de triglicéridos y colesterol, nunca está de más controlar el consumo de soda, para evitar el exceso de gas en el tubo digestivo, lo ideal es consumir hasta dos vasos y medio por comida o mismo regular la cantidad de gas.
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