Tres libros revelan infidencias sobre el presidente y sus mujeres
Por Luisa Corradini |
PARÍS.- Como si la crisis de la eurozona, la parálisis de la economía y una vertiginosa pérdida de opiniones favorables no le bastaran, el presidente francés, François Hollande, tiene que enfrentar la humillación de ver su vida amorosa desmenuzada en la plaza pública a través de la multiplicación de libros y artículos de prensa.
El interés se concentra, sobre todo, en la rivalidad que enfrenta a las dos mujeres que tuvieron importancia en su vida: Ségolène Royal -que vivió con él durante 30 años y es madre de sus cuatro hijos- y Valérie Trierweiler, su actual compañera. Esa complicada relación triangular ha hecho estallar en mil pedazos la expresa voluntad de Hollande de ser "un presidente normal", como tantas veces dijo durante la campaña que lo llevó al Palacio del Elíseo hace algo más de 100 días.
"La guerra de las damas", tituló en portada el semanario de centroizquierda Le Nouvel Observateur esta semana, junto a la foto de ambas mujeres. "El dolor de cabeza real" (que en francés se dice "Royal"), anotó el diario popular Le Parisien. Por su parte, la revista de ultraizquierda Marianne prefirió: "Secretos de un trío infernal".
Esa fascinación -casi rayana en la obsesión- fue alimentada por la publicación de tres libros en menos de un mes y otros esperados antes de fin de año, que disecan la relación tumultuosa de esos tres personajes.
El más virulento de ellos, La favorita , escrito por el ex director adjunto del diario Le Monde Laurent Geilsamer, le habla directamente a Valérie Trierweiler, una atractiva mujer de 47 años, periodista del semanario Paris Match desde hace más de 20 años, dos veces divorciada y madre de tres varones.
Tuteándola como los periodistas suelen hacer entre ellos, Geilsamer le dice por ejemplo: "Demostraste ser no convencional, imperial, explosiva, impredecible. Y claramente peligrosa".
En La ex , Sylvain Courage sigue la historia del triángulo amoroso desde la década de 1980, cuando Hollande ya vivía con Royal, con quien nunca se casó.
Aunque oficialmente el romance entre Trierweiler y Hollande comenzó en 2005, La ex revela que, en 2003, Royal llamó a su rival para decirle :"Supongo que estás enterada de los rumores. Te recuerdo que tengo cuatro hijos y te pido que tengas mucho cuidado". Courage también confirma que Royal hizo lo posible para que Paris Match reemplazara a Trierweiler para limitar los contactos con Hollande.
De esos encuentros, el autor de La ex concluyó: "Si las dos se hablaran, podrían evacuar gran parte de su diferendo. En el fondo, no son tan diferentes".
En Entre dos fuegos , Anna Cabana y Anne Rosencher también analizan las complejas relaciones del trío. "Al comienzo, en los años 90, esos tres eran amigos", recuerdan las autoras, también periodistas.
"Una amistad interesada entre una atractiva y joven periodista política, encargada de cubrir el PS, y una pareja de ambiciosos, fascinados con los medios", agregan. Allegadas a los protagonistas no dudan en revelar mensajes de texto privados, frases pronunciadas en voz baja y confidencias.
El libro está repleto de episodios desconocidos, como esas palabras pronunciadas por Royal en el bar de un tren de larga distancia: "Me he fijado una línea roja y la he respetado. Recibo golpes bajos. ¡Ah, cuántos! Pero no voy a contestar. Soy una mujer política y no actuaré en una pieza de bulevar".
Ruido mediático
Pero lo que sorprende de todo ese ruido mediático es que esos libros cuentan algo que, en verdad, es historia antigua. Si bien sería absurdo afirmar el fin de la rivalidad, las relaciones entre ambas y con el presidente francés parecen haber entrado en una total "normalidad" desde el mes de junio. Fue después del escándalo desatado por el famoso tweet de Trierweiler, cuando la compañera de Hollande apoyó públicamente al adversario de Royal en las elecciones legislativas.
Aterrado de verse comparado con su antecesor, Nicolas Sarkozy, que exponía su vida privada sin ruborizarse, Hollande exigió una total y absoluta discreción tanto a su compañera como a los hijos que tuvo con Royal. Desde entonces, Trierweiler aparece sólo esporádicamente junto al presidente, y los hijos de Hollande -que solían actuar como voceros de su madre- han regresado a sus respectivas ocupaciones.
Marcha atrás a un alto impuesto a los ingresos
Presionado por la elite empresarial, el presidente François Hollande suavizará significativamente su promesa electoral de gravar con un impuesto del 75% a los ingresos anuales superiores a 1,25 millones de dólares, según revelaron ayer los influyentes diarios Les Echos y Le Figaro.
La prensa local había informado, hace unas semanas, que varias compañías evaluaban reubicar a sus altos ejecutivos en otros países para eludir el impuesto. De hecho, en junio, el primer ministro británico, David Cameron, desató una polémica al decir que extendería "la alfombra roja a las empresas francesas".
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