En un encendido editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó el apoyo de una serie de exfuncionarios de Unión por la Patria al Gobierno de Javier Milei y fue lapidario con los diputados de la oposición que darán los votos necesarios para que se apruebe la ley ómnibus.

El editorial de Víctor Hugo Morales

La voz de Daniel Scioli y aquellas declaraciones de principios, que naturalmente no creíamos, son una prueba del poder del círculo rojo. El poder real, o la mafia del establishment.

Scioli ministro de Javier Milei, en realidad, absuelve a los 91 diputados que parecen vendidos y que están dispuestos a ultrajar la constitución para hacerla totalmente funcional al interés de la elite.

¿Por qué enojarse, entonces, con los 91 que de una manera u otra han jugado siempre contra el pueblo, si alguien que prometía luchar por los principios hace unos pocos meses, adhiere sonriente a la corriente neoliberal más salvaje desde la reinstalación de la democracia?

De Flavia Royon poco sabemos. De Lavagna se puede esperar cualquier cosa. Pero Scioli por ahí sorprende, no por lo que hace ahora. Sino por lo que prometió antes.

Son años de ser como es Scioli. Y, sin embargo, uno se queda pasmado frente a su voltereta. ¿O será que nunca se dio vuelta?

Los 91 que darán quorum y votarán la ley, pasan por alto principios políticos, pero también pisotean su propia dignidad personal. Milei los insulta, los destrata, los amenaza, los extorsiona y ellos... bien gracias. "Queremos ayudar al país", dicen.

Y la pregunta: ¿Es por Milei que lo hacen? ¡No! Son los eternos servidores del poder. Trabajan con un saco blanco y una servilleta colgando del brazo. Le sirven el café a Roca, a Magnetto, a los empresarios.

Es el triunfo más emblemático de los poderosos. "Si tenés poder usalo", se dicen, "para eso es el poder". Los jubilados son un costo... afuera. El estado los molesta... afuera. Los científicos... afuera.

Son 91 los que venden a la madre (patria). Con Scioli, Royon, Lavagna y Catalán llegan a cien. Y cien por ciento, entregan al pueblo.