Escena a escena cómo se organizó y ocurrió el encuentro con los genocidas que encabezaron seis miembros de la bancada de La Libertad Avanza. Cuánto sabía Martín Menem, jefe de la Cámara baja, y las acusaciones cruzadas tras la repercusión. La insólita conclusión de una de las involucradas.
Por: Mauricio Caminos.
Un día después de haber visto a Javier Milei y Victoria Villarruel coronar el desfile militar del 9 de Julio arriba de un tanque de guerra, el diputado libertario Beltrán Benedit se decidió a enviar un mensaje por WhatsApp a sus compañeros de bancada. El grupo “BLOQUE DIP LLA”, que tiene como ícono a un león y una bandera argentina, suele tener actividad constante: es habitual que los legisladores libertarios compartan allí sus tuits o sus proyectos de ley o de resolución para mantener informado al resto. Pero lo que escribió el entrerriano esta vez fue diferente: hizo una invitación al resto de la bancada –en total de 38, incluido Martín Menem– para ir al penal de máxima seguridad de Ezeiza al día siguiente. Dijo que se trataba de una “visita humanitaria” para conocer cómo están los presos mayores de 70 años. Omitió decir que su idea original era visitar a Alfredo Astiz y otros represores condenados por delitos cometidos durante la dictadura, lo que en realidad sucedió y que en los últimos días generó un escándalo político que aún está latente en el Congreso.
Ese miércoles 10 de julio Benedit no se quedó conforme con el OK que algunos pocos le transmitieron por el chat. Con aires de insistencia, llamó a cada uno para asegurar su presencia. Cuando le preguntaron a qué presos iban a ver, volvió con el tema de “los +70 y sus derechos humanos”. Para dar garantías, en una de esas conversaciones privadas el diputado aseguró que tenía el aval de Menem. Mientras en el despacho del presidente de la Cámara baja niegan tajantemente que el riojano estuviera al tanto, otros legisladores que no aceptaron la invitación aseguran que “no podía no saber” y que, al menos, no desalentó la movida. Según una tercera fuente parlamentaria, Benedit le dijo a Menem que iba a Ezeiza “con otros diputados”.
Finalmente cinco legisladores oficialistas aceptaron hacer el viaje: Guillermo Montenegro, diputado por Buenos Aires y hasta principio de año mano derecha de Villarruel; Rocío Bonacci, de Santa Fe y conocida por haber presentado un proyecto para derogar la ley del aborto; Alida Ferreyra, de Capital Federal y quien entró al bloque casi por la ventana este año como suplente de Sandra Pettovello en la lista; la mendocina Lourdes Arrieta, que se volvió viral por haber asistido a una reunión de comisión con un patito amarillo “kawaii” y acusada de tener como aval para su partido provincial a personas fallecidas; y María Fernanda Araujo, hermana de un soldado caído en Malvinas y quien entró por la banca que dejó Villarruel cuando se convirtió en vice.
Benedit citó al grupo para el jueves 11 al mediodía en el Congreso. Su secretaria privada había pedido una combi a través del sistema interno que tienen todos los legisladores para gestionar sus viajes, generalmente al aeropuerto cuando viajan desde o hacia sus provincias. Le asignaron una Renault Master Blanca, patente MBI 546. Es decir que la visita a Ezeiza fue un viaje oficial. Cerca de Menem afirmaron que el pedido es automático –tipo Uber–, pero uno de los diputados involucrados en el escándalo dijo que es desde Presidencia de la Cámara que terminan dando el OK final a los viajes: de hecho, detalló que se imprime un documento formal con el punto de partida, el horario y el destino al que tiene que dirigirse el chofer.
Fue en el viaje de una hora a Ezeiza que Benedit le reveló a sus compañeros de bancada a quiénes iban a ver en el penal. Ante la información hubo quienes se sorprendieron, pero nadie se bajó. No solo había diputados: también estaban sus asesores. Según consignó LaPoliticaOnLine el entrerriano aclaró a sus pares los requisitos para entrar al penal y quién era su contacto adentro: “Quienes quieran asistir enviarme foto y DNI para organizar ingreso con el Director del Servicio Penitenciario Federal, Fernando Martínez (excelente colaborador)”. Martínez está en el cargo ad honorem desde marzo pasado por orden de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Es un viejo conocido suyo: fue número 2 del SPF durante la gestión de Mauricio Macri.
Pero más allá del contacto de alto nivel, llegar al penal no fue sencillo: hubo un momento de zozobra en la combi porque ni el chofer ni Benedit sabían exactamente por dónde tenían que entrar, supo elDiarioAR. Es que en la colectora Constituyentes de la autopista a Cañuelas el servicio penitenciario tiene varias cárceles. Públicamente se sabe que Astiz permanecía alojado en la “Unidad 31 – Centro Federal de Detención de Mujeres”, pero una de las fuentes involucradas comentó que la visita fue al Complejo Penitenciario Federal I, que es otro de los edificios del complejo penitenciario de Ezeiza.
Lo cierto es que una vez encontrado el ingreso, la comitiva cumplió estrictamente con los pasos de seguridad, como cualquier visitante de rigor. Pero al momento de iniciar el encuentro con los condenados hubo tensión entre los libertarios: la diputada Bonacci se apartó de sus compañeros. “Advertí que otros legisladores nacionales participantes de la visita a la Cárcel de Ezeiza tomarían contacto y dialogarían con internos procesados y/o condenados en causas por delitos de lesa humanidad y decidí mantenerme totalmente ajena a tal situación”, escribió en un comunicado que difundió en sus redes.
Milei y Benedit (a la derecha de todo) en una imagen de archivo.
Una de las pruebas que Bonacci dice tener a su favor es que ella no está en las fotos que se sacó el grupo con los represores. Esas imágenes aún no se conocieron y no solo estarían en poder de Benedit: también las tiene Araujo en su celular. ¿Se conocerán algún día? La pregunta solo la pueden responder ellos. Un miembro de la comitiva confirmó que Bonacci se mantuvo al margen junto con los asesores, pero que fue testigo del encuentro con los represores: “La diputada no se apartó. Solicitó no salir en las fotos”, dijo esa fuente.
La entrevista en sí con los genocidas fue en un salón común. Allí apareció Astiz, ex oficial de la Marina y quien se infiltró en las Madres de Plaza de Mayo y secuestró a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet durante la dictadura. Pero también participaron diez represores más, según los nombres que trascendieron: Raúl Guglielminetti (exagente de inteligencia del Batallón 601), Carlos Guillermo Suárez Mason Jr. (ex marino responsable de delitos de lesa humanidad en la ESMA), Antonio Pernías (miembro del grupo de tareas 3.3.2 en la por entonces ESMA), Gerardo Arráez (integrante del circuito represivo en Club Atlético, Banco y Olimpo), Honorio Carlos Martínez Ruíz (ex agente de la SIDE), Juan Agustín Oyarzábal Navarro (ex oficial de la policía de Mendoza), Juan Manuel Cordero (represor uruguayo), Mario “el Cura” Marcote (de la Patota de Feced en el Servicio de Informaciones, en Dorrego y San Lorenzo, en Santa Fe), Miguel Angel Britos (expolicía) y Adolfo Donda (exoficial de la Armada y secuestrador de su sobrina, la exdiputada Victoria Donda).
El encuentro de los diputados de Milei con los represores de la dictadura fue en excelentes términos. Hablaron entre todos. Los libertarios les llegaron a decir a los genocidas que “estaban interesados en escucharlos”, apuntó a elDiarioAR una voz que fue parte del viaje. La afinidad habría sido tal que hubo quienes vieron a algunos de los legisladores oficialistas con los ojos llorosos a la salida. Disfrutaron de toda una excursión al horror. Y además de la imagen con los represores, se fotografiaron con algunos guardiacárceles en la oficina donde fueron recibidos primero.
El viaje de regreso al Congreso fue un momento de catarsis. Bonacci interrumpió los comentarios de satisfacción por la visita y advirtió al grupo que podría haber “un quilombo”. No tuvo mucho eco entre sus pares: algunos siguieron la conversación como si nada y otros se refugiaron en sus teléfonos.
A las horas siguientes los diputados volvieron a su rutina. Hubo sin embargo curiosidades: por ejemplo la diputada Ferreyra el viernes 12 a las 13.11, exactamente 24 horas después de haber ido a Ezeiza, apareció por primera vez en su corta trayectoria parlamentaria en la pantalla de DiputadosTV, el canal oficial de la Cámara baja. Allí opinó sobre el reciente proyecto de baja de la edad de imputabilidad que presentó el Gobierno y habló de la situación en el SPF. Evitó mencionar la visita que había protagonizado el día anterior y que se mantenía entonces en secreto.
La noticia de la polémica entrevista con los represores no se supo hasta el miércoles pasado cuando dio la primicia LaPoliticaOnLine. Esa mañana Benedit cerró su teléfono a los periodistas pero en el grupo de WhatsApp escribió un incendiario mensaje: “Fuimos a ver ex combatientes que libraron batallas contra la subversión marxista por orden de un gobierno constitucional”, buscó aclararle a sus pares. Rechazó enfáticamente el calificativo “represores”. Y dijo que denunciará a los jueces que los condenaron en el Consejo de la Magistratura. Hizo alusión al propio Milei –“el presidente combate en la política a esta ideología terrorismomarxista”– y cerró de una manera muy particular: “Vamos al rescate del imperio de la ley con espíritu de justicia”. Ahí mismo se jactó de que había fotos de la visita y que pronto daría a conocer una nota, que hasta ahora no publicó.
El mensaje de WhatsApp que escribió Benedit en el grupo libertario al que accedió elDiarioAR de una fuente parlamentaria oficialista.
Nadie le respondió, pero luego otro de los diputados compartió en el grupo la repercusión en Clarín. Entonces Bonacci fue muy dura con Benedit y sus pares del viaje: “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. La verdad que para aplaudirlos, me recriminaron que siempre manejé el trámite legislativo sin consensuarlo previamente con el Ejecutivo, y en contraparte van y organizan una visita a Ezeiza para visitar a estos tipos”, escupió ante sus pares en un mensaje mucho más largo para cuestionarlos. Ferreyra recogió el guante y le contestó en ese momento: “¿A estos tipos? Nadie te obligó a estar ahí”, le escribió. Bonacci acusa a Benedit de haberla “emboscado”.
La escandalosa visita escaló a una crisis sin dimensiones, porque Menem ya recibió pedidos de hasta los bloques aliados para que sancione a sus diputados. Por ahora no tomó ninguna decisión, aunque sí habló con los involucrados. No hubo comunicaciones de Balcarce 50, pero Karina Milei fue al Congreso el jueves. Salvo el comunicado de Bonacci, tampoco se conocieron expresiones públicas del resto de los involucrados. Benedit, Montenegro y Araujo se llamaron a un sugestivo silencio. Arrieta apareció en el streaming libertario “El búnker de Milei”, donde no le preguntaron sobre el tema. elDiarioAR sí consiguió cruzar unos pocos mensajes con Ferreyra. “Por el momento no tengo nada que decir”, dijo sobre la visita a Astiz y otros represores en Ezeiza. Y ante la consulta de si estaba preocupada por las consecuencias políticas del repudiable episodio, se limitó a responder: “En una semana tengo mi casamiento. Esa es mi preocupación”.
Comentá la nota