Es la peor facturación de los últimos cinco años; en relación con enero de 2013, los ingresos cayeron US$ 3 millones
Leandro Paredes dejó La Boca para jugar en Roma. A la tesorería de los xeneizes ingresaron 250.000 euros (340.000 dólares) por una cesión de 18 meses. Si los romanos quieren al juvenil enganche en propiedad, deberán abonar 4,5 millones de euros. San Lorenzo, por su parte, firmó la cesión de Alan Ruiz a Gremio (Brasil), que pagará 400.000 dólares; su opción vale US$ 5 millones. El uruguayo Rodrigo Mora pasó a préstamo de River a Universidad de Chile por US$ 100.000. Santiago Vergini rescindió con Estudiantes para firmar con Sunderland (Inglaterra); en La Plata quedaron US$ 270.000. El Pincha también recibió medio millón de dólares por la rescisión de Gastón Fernández (a la Major League Soccer, de Estados Unidos).
En total, los clubes argentinos apenas ingresaron US$ 4,11 millones de dólares. La cifra habría sido algo mayor si se concretaba la frustrada venta de Cristian Erbes a Betis (España). La situación del joven volante de Boca se transformó en el culebrón estival. Tras idas y venidas, los sevillanos -últimos en la liga española- se comprometieron a pagar en doce cuotas los US$ 1,65 millones que Boca había aceptado por la mitad del pase. Pero Erbes optó por permanecer en Boca. El club de la Ribera explicó, en un comunicado: "La transferencia del jugador Cristian Erbes al Betis de España se encuentra definitivamente cancelada a raíz de las constantes desprolijidades y cambios de condiciones que el club español manifestó desde que comenzaron las gestiones".
Otra estadística que marca la mutación del mapa futbolístico es la potencia del mercado local: la compra de Nicolás Blandi por parte de San Lorenzo a Boca en US$ 1,85 millones por el 50% es la transacción más importante del verano, algo impensado.
En pasados eneros siempre se superó la barrera de los US$ 5 millones por la exportación de futbolistas. Aunque ya en 2013 la tendencia era a la baja en relación con años anteriores. Las ventas de Matías Fritzler y el uruguayo Mauricio Pereyra (ambos de Lanús) más la salida con cargo de Nicolás Bianchi Arce a Pescara (Italia) sumaron US$ 7,11 millones, casi el doble de lo que llevan recaudado los clubes argentinos en este 2014.
Dos años atrás, Damián Escudero (de Boca a Brasil) y el cordobés Franco Vázquez (de Belgrano a Palermo, de Italia) contribuyeron a dejar US$ 6,52 millones. La cifra de 2012 contrasta de manera abrupta con la de 2011: las transferencias sumaron más de US$ 20 millones. Y en el mercado local se movieron US$ 9 millones.
En 2010, los clubes argentinos atrajeron inversiones por casi US$ 11 millones. Y en 2009, por US$ 26,1 millones.
SIN MERCADO PARA LA CLASE MEDIA
Los dirigentes suelen escudarse en una frase para justificar la escasez de transferencias: "En Europa ya no hay plata". La sentencia es cierta a medias. Clubes como Manchester City (Inglaterra), Monaco o Paris Saint-Germain (Francia) riegan el mercado de millones de euros. Pero en este momento no hay jugadores argentinos que los seduzcan para realizar una gran inversión. Entonces, se acabaron las transferencias por más de US$ 10 millones. Ni siquiera hay ventas por la mitad de ese valor, porque muchas veces los clubes europeos se aprovechan de la situación del fútbol argentino: Santiago Vergini, por ejemplo, acaba de firmar con Sunderland (Inglaterra); Estudiantes de La Plata, su anterior club, recibió 270.000 dólares por la rescisión, un valor muy por debajo de su cotización de mercado.
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