A partir del caso de Paula Chaves y Pedro Alfonso, explotaron las consultas de familias que comparten colchón
Donde duermen dos, duermen tres, cuatro o más. A eso se refiere el término “colecho”, a un “sueño compartido” entre los padres y sus hijos en la misma cama. Esta práctica se desprende de la modalidad de “crianza con apego”, que es una manera de acompañar el crecimiento de los niños favoreciendo el acercamiento entre los integrantes de la familia.
Esta semana se habló mucho de esta forma de vínculo entre padres e hijos debido a un comentario deMarcelo Tinelli a Paula Chaves. “¿Algún día la vas a largar a Oli?”, le dijo el conductor a la modelo y le aseguró que el “curso de crianza con apego terminará desapegándote de tu marido”.
La modelo contó en distintas oportunidades que no puede sacar a la bebita de su cama y que sigue la teoría del “colecho”. Y al exponer los detalles del método, Tinelli imaginó con humor la existencia de una “tribu del colecho”.
Como ella, son muchas las familias que lo ponen en práctica: hay blogs sobre el tema, ofertas en Mercado Libre de cunas, camas y elementos diseñados para garantizar la seguridad y comodidad que van desde los 600 hasta los 2 mil pesos. Los especialistas explican que se trata de una práctica que se instaló en Europa a mediados del siglo XIX y actualmente España es uno de los países que tiene más información y avances en los diseños de los productos. Pero, ¿cuál es la explicación de dormir en grupo?
“Para crecer, todo ser humano necesita la presencia cercana de un otro para desarrollar sus potencialidades. La crianza con apego promueve la unión piel con piel, el amamantamiento prolongado y a libre demanda, y fomenta el colecho”, explica la psicóloga Emilia Canzutti, co-fundadora de Momento Cero, programa destinado al desarrollo emocional entre padres e hijos.
Como todo modelo, el colecho tiene sus detractores. “El riesgo de dormir junto a los padres con los niños es que no les facilita ni les enseña a tolerar la separación útil y necesaria para todos, muchas veces promueve prolongar la simbiosis vincular, que en un futuro puede habilitar algún trastorno”, justifica la psicóloga Adriana López, especialista en vincularidad temprana.
Juntos es mejor. “Esta noche muchos niños han dormido acompañados, aunque no todo el mundo lo cuenta. En nuestra casa dormir juntos es lo natural. Un papá, una mamá y cuatro niños de distintas edades en una misma cama”, escribe Mayte, una española “colechante” en su blog llamado “Lacasitademayte”. Acompaña su relato con una imagen que habla por sí sola. (ver foto central) y añade: “Es maravilloso despertar a media noche y sentir a mis hijos tan cerca. Cuando todos duermen y yo aún estoy despierta escucho sus respiraciones, tan tranquilas, tan profundas. Me encanta, lo disfruto, me relaja y me duermo llena de paz”.
Al año y medio de la vida de Martín, su mamá Patricia tiró la toalla, cansada de no dormir por levantarse de noche para atenderlo. “Pensaba que llevándolo a mi cama lo iba a malcriar. Pero investigué sobre el colecho y al final lo aplicamos con nuestros dos hijos.Notamos que son más seguros de sí mismos y se generó un vínculo especial”, explica Patricia Carrillo, que está al frente de Gudy, una empresa de fabricación de cunas para colecho. El valor de cada “cama” ronda los mil pesos y son de melamina. El auge de esta modalidad creció en los últimos años y por estos días explotó la búsqueda de información en la web. “Gracias a lo que pasó con Paula Chaves tuvimos una revolución. Recibimos muchos llamados, consultas y pedidos de asesoramiento, además de generarse debates entre otras familias colechantes”, concluyó.
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