Abogan por reducir tanto el consumo de azúcar como de edulcorantes.
Por: Carmen Labayen.
Se venden más bebidas sin azúcar que refrescos tradicionales en el mundo y también en España. En nuestro país consumimos al año una media de cerca de 10 litros de refrescos de cola light por persona frente a 6,5 litros de cola normal. 3 de cada 10 consumidores compran productos sugar-free la mayoría por motivos de salud o bien para controlar el peso. Pero si esto es lo que nos importa, los endocrinos recomiendan dar esquinazo al sabor dulce predominante en estos productos por la adicción que genera.
“Debemos reducir tanto el consumo de azúcar como el de edulcorantes porque el sabor dulce activa los neurotransmisores de recompensa en el cerebro y esto nos hace adictos al dulce. Mientras estemos tomando bebidas o cualquier otro producto edulcorado, el resultado es que seguimos enganchados al dulce. Y, desde un punto de vista nutricional, el dulce no lo necesitamos ni es especialmente bueno para nada. Si podemos prescindir del azúcar y de los edulcorantes mucho mejor” explica en COPE el coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) Francisco Botella.
En el ranking de médicos como Botella lo mejor es, sin duda, beber agua y lo peor después del alcohol son los refrescos tradicionales por su alto contenido en azúcar pero la solución no son tampoco las bebidas light, elaboradas con aditivos 200 veces más dulces que el azúcar, que aunque no aportan calorías a largo plazo tampoco contribuyen a reducir la grasa corporal. Así lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud que el pasado julio recomendó además limitar la ingesta de aspartamo, el edulcorante más utilizado en estas bebidas, por ser “posiblemente cancerígeno” para el ser humano.
A pesar de este aviso, el organismo mantuvo el umbral de seguridad en el consumo seguro de este aditivo en 40 miligramos por kilo de peso corporal de quien lo toma. Eso, para un adulto de 70 kilos equivaldría a entre 9 y 14 latas de refresco al día y para un niño supondría entre 2 y 3. Con respecto al azúcar, muy presente en los refrescos tradicionales, el máximo recomendado por la OMS está en 50 gramos de azúcar al día y un consumo saludable en la mitad, en 25 gramos al día para una dieta de 2000 calorías, es decir, el equivalente al 5 por ciento de las calorías diarias.
“Se juega mucho a esa confusión de que el cuerpo necesita glucosa para funcionar y es cierto pero el hígado la puede obtener de cualquier alimento y esto no tiene nada que ver con la sacarosa del azucarero o del bizcocho que desde un punto de vista nutritivo y funcional no es necesaria” subraya Botella partidario en limitar desde la infancia el recurso a los dulces.
Tendemos a un consumo de bebidas y refrescos más saludable
A tenor de los datos, el consumo de bebidas ha sido más saludable los últimos años en nuestro país. Entre 2000 y 2022 hemos duplicado el consumo de agua embotellada que ha pasado de estar por debajo de los 1.500 millones de litros al año a rozar los 3.000 millones de litros. Consumimos en 2022 una media por persona de 64 litros de agua envasada y casi 37 litros de refrescos cuyo consumo está, en claro retroceso y ha caído en 2 litros con respecto a 2021 y en 9 litros con respecto a 2011.
Aún así y según los últimos datos del Ministerio de Agricultura bebimos más de 1.750 millones de litros de refrescos en 2022 y, de ellos, más de 700 millones de litros de cola, 168 millones de litros de refrescos de naranja, 168 millones de litro de gaseosas, 139 millones de litros de bebidas isotónicas y 122 millones de litros de refrescos de limón. Les siguen las bebidas a base de café o de té, los zumos con leche o la tónica.
Según datos del Informe de Análisis de Mercado Euromonitor en 2023, también al alza en nuestro país las bebidas elaboradas a partir de ingredientes naturales y ecológicos que siguen siendo minoritarias pero cuyo consumo se ha cuadruplicado en los últimos 4 años en nuestro país. Tampoco acaban de convencer a los expertos.
Botella recomienda ver su composición y, de nuevo, moderar o evitar su consumo. Recuerda que los tés dulces o fermentados “no entran dentro de lo que consideramos bebidas saludables. Tampoco la kombucha, cuyas ventas crecen a un ritmo exponencial hasta rozar los 3 millones de litros en 2022, porque, porque según recuerda este médico, “tienen alcohol que no es recomendable además de una acidez y un contenido en azúcares que también son problemáticos además de provocar caries”.
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