La tormenta que se desató en la noche del martes dejó sin luz por más de nueve horas a barrios de Resistencia, de Fontana y Barranqueras.
A 45º. Perfectamente inclinado quedó el tendido eléctrico de una cuadra completa en Villa Don Enrique.
La tormenta, que comenzó pasadas las 23, se presentó con ráfagas que llegaron a los 90 kilómetros por hora como máximo.
Incidentes menores
El precario tendido de postes de luz y pilares de la ciudad se vio afectado por los vientos, que derribaron a muchos como ocurrió en el tramo de avenida Las Heras del 800 al 1.200 o en Villa Don Enrique.
El techo de una casa de la manzana 51 del barrio 150 Viviendas voló por los aires, según constató la Comisaría Segunda de Fontana. Por suerte no hubo víctimas que lamentar y su propietario, un hombre de 48 años, está sano y salvo.
Mala suerte. El dueño del Ford Fiesta buscó sombra y estacionó debajo del árbol que luego le caería encima.
Hubo además dos heridos leves por la caída de postes en la avenida 25 de Mayo al 3.100. A dos jóvenes que iban en moto -a las 23:35- los sorprendió el desmoronamiento de un poste que se interpuso en su camino que los hizo caer de la motocicleta.
Por otra parte un vecino que dejó estacionado su auto en el cordón de la calle, detrás del Club Regatas, se encontró con un árbol sobre el capó. A simple vista el Ford Fiesta azul terminó dañado en motor, tren delantero y parabrisas, aunque sin heridos que lamentar.
Problemas estructurales
Al estado de las calles y la limpieza de la ciudad en general, se suma el tendido y la infraestructura del sistema eléctrico. Si bien desde las primeras horas de mañana del miércoles, personal de Secheep y de la Municipalidad de Resistencia levantaron postes, ramas y árboles caídos, es cierto que la situación merece otras medidas más de fondo.
Habría que analizar qué propuestas tiene la empresa administradora de la energía para el tendido eléctrico, que en muchos barrios hay postes de madera que ya no pueden estar en pie; con los pilares de concreto que no soportan el impacto de vientos superiores a los 90 km y con el enjambre de cables que está sobre las cabezas de los habitantes de Resistencia.
El calor no da tregua y la elevada demanda genera nuevas interrupciones en la provisión de energía con recurrentes fallas en la red, pero cuando llega el alivio de la lluvia, las interrupciones se dan por una mala infraestructura. Este miércoles hubo incesantes reclamos de vecinos en barrios como España, Provincias Unidas, Carpincho Macho, Güiraldes, Villa Chica, Los Pinos, Villa Río Negro, Nueva Resistencia, Nuevo Amanecer, Mujeres Argentinas, Raota, Vial y 50 Viviendas (detrás de Megatone).
Horas sin luz
Por citar algunos ejemplos, los habitantes de Mendoza al 1.300 estuvieron sin luz ni agua desde que comenzó la tormenta hasta pasadas las 8.30, y a los del Vial recién les restituyeron el servicio pasadas las 12 del mediodía.
Los vecinos Villa Juan de Garay pasaron unas 18 horas sin luz, a pesar que en las primeras horas de la mañana del miércoles el alumbrado público funcionaba. Un fenómeno extraño y sin respuesta cuando consultaron en el 0800 de reclamos de Secheep.
Además hubo usuarios de barrios próximos al Club Regatas y de inmediaciones a Dónovan y Caracas, que este miércoles por la noche seguían sin electricidad. De más está decir que almacenes y comercios de la zona elevaron sus reclamos por las pérdidas que les provocó tantas horas sin continuidad de la cadena de frío para productos lácteos y carnes, especialmente.
El verano en la provincia evidencia graves problemas estructurales con vendavales, lluvias y ola de calor, sin encontrar respuestas concretas.
Anegamientos
La lluvia aportó unos 37 milímetros, según datos del Servicio Meteorológico de la Policía del Chaco y 53 (hasta las 2 de la madrugada) de acuerdo con datos de la municipalidad de Resistencia.
La cantidad de lluvia que cayó en tan breve lapso de tiempo provocó el anegamiento de algunas calles, como lo que sucede en la Mendoza del 1.100 al 1.400, pero donde según Obras Públicas de la Municipalidad de Resistencia los desagües funcionaron con normalidad. Oscar Bonfanti, secretario de Obras Públicas, precisó que “no se necesitó asistir a los vecinos porque los desagües cerrados como los a cielo abierto permitieron que el agua se escurra rápidamente”.
Para el municipio, la obra de la avenida Urquiza así como el mantenimiento de los desagües de la ciudad, es una tarea preventiva “que permite que el impacto de las precipitaciones sea cada vez menor”. Sin embargo, los pastizales, la concentración de basura sólida, la falta de limpieza de las zanjas en muchos barrios de la ciudad -como por ejemplo la barriada de Libertad y Fray Capelli- o el basural espontáneo de Mendoza y Padre Cerqueira, contradicen esta realidad que menciona Bonfanti.
Árbol caído, árbol plantado
Las cuadrillas de la Municipalidad trabajaron sin descanso el miércoles, en la recolección de ramas de gran porte y árboles completos, caídos por la tormenta. El principal problema se presenta después: no se planta un nuevo árbol en el lugar del caído y esto es algo que el vecino debería exigir.
La intensa ola de calor que vivimos se acentúa más con la inmensa merma en la población arbórea de la ciudad: Resistencia, donde antes se formaba un túnel de sombra por sus árboles, hoy es una triste postal de la deforestación, en donde si uno circula en bicicleta, el calor intenso viene desde abajo por el recalentamiento del asfalto.
No sólo exigir que un nuevo árbol se plante en el lugar del caído, sino que hay que plantarlo con la profundidad y condiciones que la especie elegida requiera para que pueda resistir los embates de las lluvias tropicales de nuestra zona.
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