El pasado 28 de abril concluyó el proceso dispuesto el 2 de mayo de 2022 por 360 días. En orden a ello, el titular del PJ dispondría, por resolución ad referéndum del Consejo Nacional -que está a la firma- el recambio de «Juanchi» Zabaleta, quien se dedicaría al trabajo político, en su distrito, donde lo aguarda una Primaria complicada con La Cámpora el próximo 13 de agosto. El cambio de guardia fue acordado el pasado martes con el Presidente sin que el mismo tenga que ver con el análisis de su gestión.
Más allá de lo que para muchos, de afuera y de adentro, es una noticia que sorprende, lo cierto es que, desde hace tiempo, estaba resuelta la salida. Más que nada por necesidades propias del Intendente de Hurlingham que ayer mismo estaba al frente de la búsqueda de una menor desaparecida en su Municipio. Una tarea que demanda una dedicación 24 por 7, más en tiempos proselitistas con la mirada puesta en las Primarias provinciales y municipales del 13 de agosto, que coinciden con las nacionales.
Jefe comunal en un distrito donde votan 130.000 electores, Zabaleta enfrenta una interna complicada con La Cámpora, aunque las encuestas lo dan claro ganador, al menos en la preliminar, con el interrogante que genera la elección a Gobernador y Presidente del 22 de octubre, donde naturalmente hay un efecto arrastre que suele distorsionar el escenario local.
Aun así, la elección pareciera estar claramente municipalizada y la tendencia electoral favorece claramente al Jefe comunal que, importa recordar, gobierna con un Concejo Deliberante en el que está en minoría con sólo cuatro de los veinte concejales.
Descartada toda posibilidad de que haya Paso por la fórmula presidencial y por la de Gobernador de Buenos Aires, con Kicillof y «Wado» como favoritos, así como con Cristina de primera senadora nacional, Hurlingham es una de las cuatro o cinco comunas donde, sí o sí, habrá Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias.
En este contexto, la duda que aún queda, que se resolvería hacia fines de mayo (quizás el Día de la Patria) es la ingeniería electoral en su trazo fino.
Los que saben aseguran que sería Kicillof el promovido como candidato presidencial, y «Wado» como gobernador. Hoy, un 70-30 que podría ser a la inversa. Aunque parece difícil, porque para ganar Buenos Aires hace falta que el candidato presidencial haga muy buena elección en la provincia por el efecto arrastre sobre la boleta a gobernador. Estadísticamente se ha cumplido siempre que quien salió primero en la presidencial puso el gobernador, en los cuarenta años de democracia, con la singularidad que en 1983, el «alfonsinazo» terminó convirtiendo gobernador a un ignoto Armendáriz, algo parecido al «menemazo» en Capital Federal, donde Herman González, un riojano de pura cepa, terminó electo como Intendente en un distrito tradicionalmente adverso al peronismo.
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