Salieron a refutar a los administradores de las cocheras y un edificio del complejo. Afirman que han mejorado la infraestructura de los servicios del lugar y que todo está en regla. La Municipalidad inspeccionó los edificios.
Además, los vecinos y administradores de cinco de las seis torres recorrieron las instalaciones con Los Andes, para mostrar y dejar en claro que se cumple con todas las normas de seguridad.
“El martes y miércoles vinieron inspecciones de la Municipalidad y le presentamos absolutamente todo lo que solicitaron, está todo en regla. No está perfecto, hay que ser sincero, pero se está trabajando en pos de eso.
Las instalaciones de gas quedaron en muy buen estado después de las obras que se hicieron el año pasado. Están selladas con cemento, por lo que no hay forma de que entren en contacto con las de las cloacas y la del agua. Se colocaron las llaves que hacían falta y se pusieron las ventilaciones exigidas en todos los departamentos.
Es una manipulación morbosa querer aprovechar algo como lo que pasó en Rosario para sacar beneficios”, destacó una cuarentena de vecinos de las torres A1, A3, B1, B2 y B3 para refutar lo manifestado por los administradores de las cocheras, Aldo Porcario y Rodolfo Luna en una denuncia judicial y en este diario.
Además, indicaron que el reclamo por una administración única para todo el complejo fue desestimado en junio por la Justicia. “Nunca se trabajó con un único administrador. Se lo designó cuando se construyeron las torres, pero fue él mismo quien delegó facultades para que los vecinos de cada torre armen su propio consorcio”, indicaron.
Otra campana: todo en regla
Jorge Aguilar Rech es el presidente de una organización de administradores de consorcios y tiene a su cargo la torre B2. Alertado por las denuncias de Porcario y Luna, convocó a los administradores y vecinos de todas las torres para demostrar las “verdaderas condiciones” de los edificios y los departamentos.
“Hace ocho meses logramos organizarnos entre todos y estamos trabajando de forma comunitaria, cada uno de los consorcios están haciendo uso del derecho de autoadministrarse -que es legítimo- porque lo permite el código civil al referirse a las propiedades horizontales. Hay una organización existente ya y son los vecinos quienes eligen a los administradores de su edificio y es algo que se viene haciendo desde hace 30 años”, indicó Aguilar.
Joaquín Passolas, miembro del concejo de administradores de la torre B1, se remitió a mayo del 2012 y a la importante obra en la red de gas que se encaró en ese momento. “Fueron los propios vecinos los que detectaron la fuga de gas, por el fuerte olor, y quienes se preocuparon y llamaron a Ecogas. Ellos cortaron y se hizo todo nuevo acá. Se pusieron caños por afuera de las torres con llaves dentro del patio interno para que se pueda cortar por torre si hace falta y una en la vereda para cortar todo el gas del complejo ante una emergencia. Quedó todo impecable y los caños que están cerca de los de cloacas fueron aislados con cemento”, indicó.
Además, desconfió de la acusación referida a la existencia de familias y vecinos que usarían garrafas en los departamentos. “En las torres B1 y B2 es una falacia, al menos. Y si alguien tiene conocimiento de que se haga, tiene que denunciarlo. Eso ocurrió cuando no hubo gas en todo el lugar, pero ya no ocurre”, aclaró Passolas.
Durante el recorrido por los edificios y el patio del complejo, los vecinos se encargaron de explorar y detenerse en cada uno de los detalles, evidenciando el esfuerzo que les costó llegar a las condiciones en las que se encuentra hoy.
“Dejar esto como quedó nos costó mucho dinero y esfuerzo. Y es dinero que sale de las expensas que paga la gente de acá. Estamos pagando $ 700 y los administradores lo cobran. Las cloacas tienen problemas mínimos y es cierto que hay que modernizar el edificio. No está todo perfecto, como pasa en cualquier lugar, pero estamos en vías de mejorarlo”, agregó a su turno Jorge Jauregui, vecino del edificio B1.
Durante el recorrido, administradores y vecinos se detuvieron en todos y cada uno de los compartimientos donde reposan las mangueras y los nichos contra incendios, al igual que los matafuegos. “Nadie puede vivir en un lugar que está a punto de explotar, eso no es cierto”, insistió a su turno Adriana Stella mientras mostraba su departamento en la B2.
Los espacios comunes
En el centro de las seis torres se encuentra el extenso patio interno que, si bien no es jurisdicción de ninguno de los consorcios, se administra de forma conjunta y en un trabajo basado en la comunión entre administradores y vecinos.
“Hacemos el mantenimiento entre nosotros, hemos acordado que así sea. Porque todos los vecinos queremos una sola cosa y es hacer el mejor lugar para vivir”, aclararon.
“Tenemos las pólizas, los libros de los ascensores, los comprobantes de las expensas, los matafuegos y los nichos en condiciones. Cada edificio tiene su propio seguro y tenemos a nuestros empleados en blanco. El único edificio que no tiene todo eso es el A2, casualmente el que administran de palabra Porcario y Luna”, sentenciaron.
Justamente estos dos hombres denunciaron en la justicia -y lo replicaron en Los Andes- el grave y constante peligro al que -según ellos- están expuestos en el lugar.
Esto fue refutado por los vecinos, mientras que desde la Municipalidad resaltaron que se han hecho inspecciones periódicas y que se efectuaron emplazamientos para el mantenimiento y refacción de las cosas que notaron fuera de lugar.
En tanto, desde Ecogas indicaron que no han tenido ninguna denuncia o pedido de inspección reciente remitido de un gasista matriculado (los inspectores intervienen cuando esto se registra).
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