Por: Carlos Burgueño. A instancias del economista chileno, las número uno y dos del FMI pidieron a China que renueve el swap de reservas por US$ 5.100 M.
Rodrigo Valdés ayudó a la Argentina. Mucho. Y no durante el gobierno de Alberto Fernández con Sergio Massa como ministro de Economía. Fue hace poco tiempo. Ya con Javier Milei como presidente. Más específicamente el mes pasado.
Fue al presentar un escrito técnico recomendando a sus dos jefas directas, las número uno y dos del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kristalina Georgieva y Gita Gopinath, para avalar los números del país en una misión que ambas economistas iban a encarar: hablar con el representante de China ante el organismo financiero para que renegocie el pago del swap por unos US$ 2.906 millones que debían pagarse al gobierno de Xi Jinping. Liquidación que este mes hubiera aumentado en otros US$ 2.200 millones más para completar un total de 5.100 millones de dólares que el país tenía que liquidarle al gobierno de Beijing, por los préstamos activados el año pasado durante la gestión de Alberto Fernández. El gobierno chino, castigado oralmente por Javier Milei antes y después de asumir, había tomado ya la decisión de no perdonar la deuda y exigir el pago. No por necesitar el dinero ni mucho menos. Sino como castigo financiero al rebelde Milei. Obviamente, para la Argentina hubiera significado una situación de crisis casi terminal, ya que directamente las reservas del Banco Central no estaban (ni están hoy) en una situación que habilite la pérdida de esa cantidad de dólares. Situación entendida a la perfección por China, que igual se mostraba inflexible. Por otro lado, si Argentina hubiera optado por no pagar los vencimientos e ingresaba en situación de default ante China, inmediatamente el Acuerdo de Facilidades Extendidas hubiera caído, ya que un socio del organismo no puede por estatuto estar en situación de impago con un accionista aportante como es China. Hay que recordar que, ideologías aparte, el régimen de Xi Jinping forma parte activa del FMI y participa de las votaciones y análisis de manera permanente en el board del organismo con el 3,65% de los votos. Un nivel muy inferior al de Estados Unidos o Europa occidental, pero importante a la hora de ser escuchado.
Hubo gestiones de la Cancillería para que Beijing reflexionara. Sin embargo fue el mensaje teledirigido desde Washington por parte de Georgieva y Gopinath lo que hizo que Beijing reflexionara y aceptara prorrogar el vencimiento hasta nuevo aviso. No sin antes negociar alguna medida imprescindible para firmar el corrimiento de los pagos: la activación de la represa Cepernic- Kirchner de Río Negro, la obra pública más importante de los últimos años, con un costo total de 10 mil millones de dólares y que está paralizada desde la llegada de Javier Milei al poder.
El planteo del FMI ante China fue concreto y dentro del board del organismo. Sin embargo, se basó en un escrito preparado por la gerencia para el hemisferio occidental, el lugar en el mundo donde Argentina se encuentra dentro del organismo. Una repartición que maneja desde junio del año pasado el chileno Rodrigo Valdés. Y que, con la firma del economista, recomendó la prórroga de los vencimientos al explicar que el país venía haciendo, desde la asunción de Javier Milei, un esfuerzo importante para sostener el superávit fiscal y las metas pactadas con el organismo.
El Fondo movió así sus fichas y provocó que el país cerrara junio con una estabilidad financiera que no hubiera ocurrido sin su gestión. Quien personalmente habló con Beijing fue Gita Gopinath, la subdirectora gerenta, quien hizo que el gobierno de Xi Jinping perdonara el desembolso que el país debería haber concretado el mes pasado para saldar la primera cuota del pago del vencimiento anual por la activación del swap de 2023.
El pedido se concretó horas antes de la reunión de directorio del 13 de junio pasado, encuentro programado para aprobar el envío de unos US$ 800 millones comprometidos por el Fondo a la Argentina por haber cumplido con las metas del primer trimestre del año. En algún momento incluso el gobierno de Javier Milei pensó en girarle ese dinero a China como parte de pago del vencimiento, y ante el compromiso de renegociar el resto. Algo a lo que Beijing se negó.
Finalmente llegó la mediación del Fondo, y ante el pedido de la dama no hubo problemas para que los representantes chinos ante el directorio del Fondo aceptaran el pedido, y dejaron en claro que la intención de Beijing siempre es colaborar con los países en problemas. Aun cuando estén con cierto ruido diplomático, como Argentina.
Aceptada la sugerencia de la conducción del FMI, solo quedó cerrar el acuerdo, algo que correspondía al gobierno chino y sobre lo que el Fondo no podría haber tenido incumbencia. Beijing, casi sobre la hora, aceptó prorrogar los vencimientos de junio y julio (que completaban unos US$ 5 mil millones totales) para 2026, dándole un respiro total a la gestión de Javier Milei y Luis “Toto” Caputo, con lo que no solo liberó la responsabilidad de los pagos, sino que abrió la cuenta pública para el ingreso de los 800 millones de dólares libres para las cuentas del Banco Central. Ese dinero le permitió al país, además, cerrar junio tenuemente en azul. Algo que ya en julio se perdió, por el pago de unos US$ 2.500 millones a los tenedores de Bopreales y Globales que tuvieron vencimiento de cupón este mes.
Las gestiones finales ante China las hizo la Cancillería, a cargo de Diana Mondino, que siempre tuvo el tema bajo su cartera. Fue el Ministerio de Relaciones Exteriores el que, además, aceptó en nombre del jefe de Estado argentino la prueba de amor exigida desde Beijing. Un viaje de Milei a China, algo que se especuló podría haber ocurrido el 4 de julio, fecha luego descartada desde Buenos Aires. Las partes ahora negocian el momento de concretar la reunión.
La habilitación del swap fue instrumentada durante 2023 como gesto de apoyo de Beijing al gobierno de Alberto Fernández, en tiempos en los que la fulminante sequía y la campaña electoral asediaban a la Casa Rosada y al candidato a la presidencia Sergio Massa. El dinero se utilizó para reforzar las reservas en tiempos difíciles, por el mecanismo de cambio de yuanes a dólares para financiar importaciones de origen chino, incluyendo insumos para las obras públicas que ese país venía manteniendo a buen ritmo en Argentina.
El swap es un mecanismo por el cual Argentina y China se comprometen a habilitar, eventualmente, el intercambio de divisas, sin la intervención de terceras monedas, en este caso, el dólar.
El aporte de capital lo hace el Banco del Pueblo de China, bajo la certeza de que los yuanes originales serán eventualmente utilizados. Mientras tanto, hasta que se ejecute el cambio, quedan como libre disponibilidad del depositante: el BCRA.
La idea china fue otorgar este dinero en cuotas, como garantía para el intercambio financiero entre los dos países para la construcción de las grandes obras en el país comprometidas con el país asiático, fundamentalmente la represa Cóndor Cliff-La Barrancosa (ex-Cepernic-Kirchner), un proyecto que en algún momento el gobierno de Mauricio Macri prometió clausurar pero que, precisamente por la vigencia del swap, decidió mantener vigente.
Al llegar Javier Milei al poder dio la orden, casi en persona, de suspender ese proyecto dentro del marco de paralización de toda la obra pública en todo el país. La medida provocó un tembladeral en la relación con Beijing, ante la paralización del único proyecto concreto que China quería mantener en el país vinculado a la obra pública de infraestructura. Una molestia que incluso superó las declaraciones del libertario sobre china, Xi Jinping y el comunismo en general.
Siempre consideró el gobierno chino que para la Argentina no implicaba grandes gastos, ya que el proyecto se autofinanciaba con el aporte de yuanes desde Beijing; y ante la suspensión se pensó desde el país oriental que la decisión se aplicó por pura ideología. Algo que se considera en China que no debe ser tenido en cuenta al analizar la historia del préstamo.
Para saber cómo continuarán las relaciones bilaterales, y el destino de las represas Cóndor Cliff-La Barrancosa, habrá que esperar a la confirmación del viaje de Milei y al resultado de sus encuentros con el comunista más poderoso del mundo. Negocios son negocios, y lo que esperan los mercados son buenas noticias con respecto al profesionalismo que el Presidente aplicará en esta importantísima gestión. Quizá la más incómoda e imprescindible desde que llegó al poder, el 10 de diciembre pasado.
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