Urbaser sigue los carros de los barrenderos por GPS

Urbaser sigue los carros de los barrenderos por GPS

La empresa cree que estos dispositivos mejoran la calidad del servicio y algunos trabajadores expresan su preocupación por una vigilancia excesiva.

Los avances tecnológicos no siempre se ven con los mismos ojos. Así, mientras la empresa Urbaser ha encontrado en los sistemas de posicionamiento GPS la oportunidad de mejorar la prestación del servicio de limpieza viaria, a algunos trabajadores que se dedican al barrido de las calles no les ha gustado nada que la adjudicataria del contrato más caro de cuantos tiene firmado el Ayuntamiento haya decidido colocar en sus carros dispositivos que facilitan información instantánea de su ubicación.

La colocación del GPS permite, entre otras cosas, incrementar el control que existe sobre los carros ya que facilitan información sobre las calles por las que han transitado, el tiempo que han estado detenidos en un determinado punto... Dicho de otra manera, si el Ayuntamiento, por ejemplo, envía un aviso a Urbaser denunciando que una calle está sucia, la empresa podrá verificar si el barrendero ha pasado por ella y la ha estado limpiando.

Uno de los trabajadores de Urbaser, que ofrece su testimonio de manera anónima, reconoce que no le gusta nada que hayan colocado este dispositivo en el carro ya que «parece que desconfían de nuestro trabajo». Añade, además, que a él le gusta dejar la herramienta quieta e ir creando montones con la basura  y luego ir recogiéndola con este pequeño vehículo ya que entiende que es el método más eficiente. Dicho de otra manera, la preocupa que la empresa pueda interpretar que ha estado demasiado tiempo quieto y que no ha hecho bien la faena.

Comenta también que no le gusta que se les haya dicho que «puede haber consecuencias» si no cargan el GPS cuando dejan el carro en el cuartelillo de la calle San Pablo. Más aún cuando «los cables son muy cortos y no tienen la longitud suficiente para enchufarlos».

Este sistema hace ya muchos años que existe en otras ciudades españolas como Madrid, donde se realizó en su día una prueba piloto que terminó convirtiendo esta medida en definitiva.

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