Se instalaron hace una semana. La Municipalidad les provee luz, agua potable y baños químicos. Piden ropa y zapatillas para los chicos.
“Mi casa es de paja y se nos está arruinando todo. Pudimos traernos algunas cosas, pero otras quedaron”, contó Gisela Montenegro, quien dejó su rancho hace tres días para trasladarse a una de las casillas a la vera de la Ruta 168. Los módulos habitacionales cuentan con paredes de chapa y techos de zinc, y fueron armados por la Municipalidad ante la crecida del río.
En otra de las casillas viven dos familias: la de Norma Montenegro -pariente de Gisela- y la de Claudia. “Nos vinimos hace una semana porque quedó todo bajo el agua. Nos quedamos sin camas”, dijo Norma. Tres adultos y cuatro niños se las arreglan como pueden con algunos colchones y frazadas.
“Nosotros queremos pedirles si ustedes pueden escribir que por favor se acerque la gente de Cáritas porque los chicos no tienen ropa, ni zapatillas. Si se mojan los zapatos, no tienen qué ponerse hasta que se sequen; lo mismo pasa con la ropa”, pidió Norma.
Al lado, estaba instalada María Rosa Guzmán. “Yo vivo frente a El Pozo, lo que llaman Villa Corpiño. Estuve ahí hasta el final, hasta que entró el agua y me tuve que ir. Dejé mis dos piecitas de material y algunas cosas, por eso voy cada tanto para ver que no me saquen nada”, detalló esta mujer que tiene a su cargo a seis chicos. “La gente de la Municipalidad no quería que me venga a las casillas, pero yo le pedí permiso a la policía porque ya tenía agua en mi casa y no me podía quedar”, agregó. Al igual que las otras mujeres, María Rosa solicitó donaciones de ropa y zapatillas para los chicos.
Luz y agua
Gisela cargaba agua mientras conversaba con El Litoral. “Ahora queda poca agua en el tanque. En estos días van a traer más familias y ahí van a tener que venir más seguido a cargarlo”, advirtió.
Si bien cuentan con varios baños químicos en la zona, Norma se quejó porque no los limpian desde el sábado.
También tienen luz, aunque las mamás se mostraron preocupadas porque la caja con cables está abierta. “Es un peligro para los chicos. Uno los está mirando, pero en cualquier momento se descuidan y puede pasar cualquier cosa”, concluyó Norma.
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