El jueves pasado, en la FAM, la flamante ministra de Economía participó de un encuentro reservado con economistas del FdT. Estaban José Ignacio De Mendiguren, Roberto Feletti, Alejandro Vanolli, Juan Cuattromo y, entre otros, Débora Giorgi. El foco en el frente externo, su visión sobre las retenciones y el peso electoral de la inflación.
Por Pablo Ibáñez
“Hay que tomar medidas ya, no hay más tiempo”, tiró Silvina Batakis, pronosticó una inflación para el 2022 de entre 70 y 80%, y en su doble rol de economistas y funcionaria, hizo un diagnóstico con músculo político: “Si en enero no baja la inflación y estamos creciendo, las elecciones del año que viene van a ser muy complicadas para el peronismo. Sin no logramos eso, será difícil llegar competitivos”.
No sabía, no podía saber, que 48 horas después Martín Guzmán renunciaría como ministro ni, mucho menos, que 72 horas más tarde, mientras estaba en la casa de su madre en La Plata, Alberto Fernández la llamaría para ofrecerle convertirse en la segunda mujer en quedar al frente del al Ministerio de Economía. La primera que ocupo ese lugar fue Felisa Miceli, una de las personas que escuchó el diagnóstico de Batakis.
La flamante ministra planteó ese escenario crítico en materia económica y política el jueves pasado, durante un encuentro reservado en la Federación Argentina de Municipios (FAM), sobre avenida Cerrito, donde un scrum de economistas del dispositivo FdT analizaron el panorama económico. Estaban expresadas todas las tribus frentodistas menos la de Martín Guzmán, el ahora exministro de Economía.
El elenco era numeroso. Había, por caso, dos funcionarios de Axel Kicillof: Juan Cuattromo, que presidente el Banco Provincia, y Cristian Girard, titular de ARBA, la agencia de recaudación bonaerense. José Ignacio de Mendiguren, ligado a Sergio Massa y dos exfuncionarios de Alberto Fernández, Alejandro Vanoli (que estuvo en ANSeS) y Roberto Feletti, que hace 40 días renunció a la secretaria de Comercio Interior. La mesa se completó con Débora Giorgi, funcionaria en La Matanza, y Felisa Miceli, exministra de Economía en tiempos de Cristina Kirchner, que actualmente colabora con Oscar Parrili.
Scrum
El encuentro lo convocó Fernando Espinoza, intendente de La Matanza y presidente de la FAM, que invitó a un grupo reducido de dirigentes: estaban los diputados Mariano Cascallares y Julio Pereyra, y los intendentes Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Javier Noguera, de Tafi Viejo, Tucumán. Espinosa es una de las voces que plantea que, además de un deshielo político entre Fernández y Cristina Kirchner, al gobierno le falta un plan económico. Participaron, además, dos economistas que se perfilan para escoltar a Batakis en el Palacio de Hacienda: Martín Pollera y Martín Di Bella.
En los análisis, hubo un tema recurrente: los dólares. “Hay que ordenar el frente externo, como factor de estabilización. Es lo fundamental por encima, y antes, que lo referido a política monetaria y fiscal”, apuntó Feletti que, antes de dejar el gobierno, planteó que se pueden usar herramientas para desacoplar los precios internacionales de los locales. Retenciones o cupos, una figura que Batakis validó.
Cuattromo y Girard, funcionarios de Kicillof, también enfocaron la cuestión de las divisas, mientras De Mendiguren levantó la bandera clásica del FR sobre el impulso al consumo y la producción. Vanoli puso el foco en la necesidad de armar un plan antiinflaciario y citó un informe de su consultora Synthesis en el que repasa los ciclos inflacionarios y el tiempo que demandó a los distintos programas mostrar resultados, con referencia al plan Austral y a la Convertibilidad, entre otros casos.
Hubo otro tema recurrente: el efecto tóxico sobre la economía de la tensión explícita entre el presidente y la vice. La mayoría coincidió en un punto: “Se tiene que acomodar lo de Alberto y Cristina”. Otro punto en común fue la mirada sobre la necesidad de reducir el déficit, un asunto que está en el centro de la discusión entre los Fernández, y que luego de asumir Batakis expuso su sendero hacia la baja del déficit.
La reducción del déficit fiscal es un planteo que fue casi unánime. Es un planteo de otro orden porque si bien nadie cuestiona, de manera objetiva el déficit, plantean que ante las dificultades para financiarse -sin mercado externo- es imprescindible achicar el rojo fiscal.
A Guzmán apenas se lo mencionó, aunque se lo invocó, sin citarlo, por caso respecto a la velocidad para tomar medidas de contingencia. Asi como Batakis dijo que no se podía demorar la toma de decisiones, fue genérico el planteo en la misma línea del resto de los economistas que participaron del encuentro.
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