La provincia de Buenos Aires, otra vez en el centro de todas las batallas. Alberto Fernández lanza su "mesa electoral" en medio de una jugada polémica que atemoriza al peronismo.
Por: Pablo Winokur.
En la mayor parte del peronismo están convencidos de que la elección está perdida y que se abre una nueva etapa en la Argentina. Que lo que se viene es una etapa de resistencia y renovación. Son pocos los que creen que se puede dar una pelea nacional y retener la presidencia.
Por eso, toda la estrategia electoral para 2023, que se va a empezar a discutir este jueves en la sede nacional del peronismo, está atada a tratar de retener la mayor cantidad de distritos posibles. Esto es ganar las provincias que hoy tiene el peronismo. Y fundamentalmente conservar la Provincia de Buenos Aires y la mayoría de las intendencias del conurbano bonaerense, máximo bastión del PJ a nivel nacional.
El peronismo sabe que no tiene chance en Capital, que Juntos por el Cambio retiene Mendoza, que no va a ganar en Córdoba. Y que probablemente la oposición dé vuelta Santa Fe. Son 4 de los 5 distritos más importantes del país. A eso se le podría sumar Entre Ríos, con Rogelio Frigerio a la cabeza.
La Provincia de Buenos Aires podría compensar eso, tanto para mirar el resultado nacional como por la composición final del Congreso. Sea para conservar algo de su poder o para resistir a las reformas que vienen. Por eso vuelve a ser la madre de todas las batallas.
Para Juntos por el Cambio, ganar la Provincia puede ser la llave fundamental para destrabar el “empate político” que vive el país desde 2013, última vez que el oficialismo manejó con tranquilidad las dos cámaras del Congreso. Es una llave fundamental para poder encarar las políticas que tienen en carpeta.
De todo esto se va a hablar el jueves en la “mesa electoral” a la que convocó Alberto Fernández como presidente del PJ, en la sede nacional del peronismo: Matheu 130.
El presidente quiere unificar una estrategia que sirva como paraguas para la elección nacional, pero que baje también para el resto de los distritos. Y ahí va a insistir en una idea en la que viene machacando ya hace un año y medio, y que tendrá una fuerte resistencia en el resto del peronismo…
La apuesta de Alberto y la dialéctica Hegeleana
El cuento de "la dialéctica amo-esclavo" de Hegel es más o menos así. Hay una lucha entre dos persona por la libertad. La lucha es a muerte. Pero uno de los dos en el medio de la pelea se rinde. A partir de ahí, el amo pasa a dominar y el esclavo pasa a ser esclavo. ¿Por qué se da esa composición? Porque uno temió por su vida, y el otro no. Uno valoró más la libertad que su propia vida; el otro, puso su vida por encima de todo.
“La vida” en términos políticos es mantener el poder. En el caso de un presidente es llegar “vivo” a entregar el bastón y con todas las variables bajo su control; o al menos la mayor cantidad posible. Dicen algunos exégetas de Hegel que de todos modos esta realidad es dinámica y la lucha es continua. El esclavo puede liberarse y el amo puede convertirse en esclavo.
Alberto temió por su “vida” durante 3 años. Era imposible sostener el poder en un esquema de tanta fragilidad: la dueña de los votos y de los recursos simbólicos del espacio era (y es) Cristina Kirchner. El kirchnerismo también tiene el control del Congreso.
Una alianza táctica entre los K y la oposición podría haber logrado un juicio político al presidente. Hay varios pedidos de la oposición: solo haría falta que Cristina se sumara a alguno.
En julio de 2022, con la renuncia de Guzmán y una nueva disparada de los dólares alternativos se temió que tuviera que irse antes. La llegada de Massa al gabinete llevó tranquilidad y permitió que Alberto terminara el 2022 con cierta paz. Hoy nadie duda de que vaya a terminar su mandato.
Alberto Fernández sabe que no tiene ninguna chance de ser reelecto. Probablemente tampoco pueda ganar una PASO en su espacio. Pero parecería haberse puesto como última misión destruir al kirchnerismo; o por lo menos minimizar el poder omnímodo de Cristina.
Mientras él esté en el ring para competir en una PASO, el peronismo estará obligado por primera vez en su historia a ir a una interna abierta para elegir su candidato a presidente. El dedo de Cristina Kirchner se termina y se va a ver en la cancha cuál es su poder real adentro del espacio.
En el peronismo hay mucha preocupación por esta actitud de Alberto Fernández. La principal ideología del partido no es la “Justicia Social” que predicaba el General sino el verticalismo y el ejercicio claro del poder. La única vez en la historia que el peronismo fue a una interna (entre afiliados), la jugada salió mal y el poder constituido del partido (que en ese momento era Antonio Cafiero, gobernador de la Provincia de Buenos Aires) perdió la interna contra Carlos Menem.
Esta semana va a haber una reunión de intendentes peronistas previo a la cumbre de la “Mesa Electoral” de Alberto Fernández. Ahí van a definir una estrategia: las candidaturas en las intendencias tienen que ser por lista única; y en la Provincia de Buenos Aires, también.
En Nación, que sea lo que Dios quiera; podrían aceptar una PASO mientras Alberto no se meta en los territorios.
La mayoría de los intendentes cree que Axel Kicillof tiene que ir por la reelección. Aunque por lo bajo critican la gestión, miran las encuestas y ven que su intención de voto está bien, oscilando el 30%.
A los intendentes les interesa tener una boleta atractiva para evitar un exceso de corte de boleta en sus distritos. Temen el fantasma de 2015 cuando la boleta de Vidal arrastró a varios de ellos.
Por eso van a insistir en que Cristina Kirchner sea candidata, aunque sea en algún lugar en las boletas. En Morón ya se ve un empapelado que pide “romper la proscripción de Cristina”. Va a ser la primera de muchas acciones.
Otros intendentes ya dan por perdida la postulación de Cristina y quieren que el candidato sea Massa. Aunque saben que para eso la economía tiene responder favorablemente.
La oposición y la provincia
En la mayoría de las encuestas, en la provincia de Buenos Aires hay en un empate técnico entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. El candidato que mejor mide de Juntos sigue siendo Diego Santilli. Habrá que ver qué pasa cuando alguno de los halcones empiece a bajarse. Es la apuesta de Cristina Ritondo para seguir creciendo.
En las últimas horas, se sumó a una posible candidatura Martín Tetaz. Esto dijo en Radio La Red: “Hay un riesgo de que el peor gobernador de la historia gane. Estoy trabajando para que eso no pase y me gustaría que lo reemplace un radical. Si llego a junio competitivo, evaluaré la candidatura”.
La Provincia se gana por un voto. No hay balotaje. Por eso es muy importante lo que pase con el espacio de los liberales. Especialmente con la candidatura presidencial de Javier Milei, que es el que más le robaría a Juntos por el Cambio.
En la Libertad Avanza quieren construir una alternativa y se entusiasman con que lograron el armado territorial más rápido de la historia. En un año y medio lograron “presencia política” en 127 distritos (de 135); se comparan con lo que fue la estructura de De Narváez en 2009: “Había tenido presencia en 70 y con eso le ganó a Kirchner”, se ilusionan.
Tienen coordinadores en cada sección electoral; en 80 municipios conformaron una “mesa política”, que es la que va a definir las candidaturas y el armado en cada localidad. Lo que todavía no está es el candidato a gobernador.
Hoy la única candidata de nombre que tiene el espacio es Carolina Píparo. Pero ella quiere ser intendenta de La Plata. Los libertarios están en un estado asambleario más parecido al de la izquierda del FIT que al del mundo corporativo del PRO.
El problema es que a la hora de las definiciones se van a caer todas las bibliotecas. El que va a definir va a ser el líder, Javier Milei, minutos antes del cierre de lista. Pero los militantes libertarios son individualistas por principio. El gran dilema es cómo sostener una construcción colectiva en un espacio que por principio fundacional es individualista.
Una reciente encuesta de Zuban Córdoba midió a Píparo y le dio una intención de voto del 1,6%; queda debajo de Del Caño.
Por afinidad ideológica otro candidato posible sería José Luis Espert (7,6% en la encuesta de Zuban). Pero la bronca personal es mayor que la afinidad. Difícilmente puedan compartir una boleta.
El otro candidato que surgió en el verano fue Fernando Burlando. Trascendió que estuvo en conversaciones con Milei. No cayó bien en el espacio y tuvieron que salir a desautorizarlo.
A partir de marzo empieza la temporada alta de candidaturas en un mapa político que sigue fuertemente desordenado.
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