Sigue el rumbo que adoptó desde su sorpresiva victoria, el miércoles en la madrugada, buscando acercar posiciones y dando una imagen más presidencial y sin mostrar los bordes más filosos de su personalidad.
Página/12 En Estados Unidos
Donald Trump, día 2: el presidente electo de los Estados Unidos visitó en la Casa Blanca, donde estuvo reunido durante una hora y media con el actual mandarario Barack Obama; y luego mantuvo un encuentro con Paul Ryan y otros republicanos con relevancia en el Congreso. De esa forma, sigue el rumbo que adoptó desde su sorpresiva victoria, el miércoles en la madrugada, buscando acercar posiciones y dando una imagen más presidencial y sin mostrar los bordes más filosos de su personalidad, que durante la campaña exhibió con orgullo.
Por la tarde, luego de reunirse con las autoridades legislativas de su partido, Trump dio la primera pista de cuáles serán sus prioridades como mandatario: “Estamos apuntando muy fuertemente a la inmigración, vamos a prestarle atención a las fronteras, eso es muy importante. Estamos apuntando muy fuertemente al cuidado de la salud y estamos apuntando a empleo. Un montón de empleos”, dijo a la prensa, evitando más preguntas. Acompañado por su futuro vicepresidente, Mike Pence, dedicó buena parte de la jornada a aceitar el trabajo con los republicanos.
Trump almorzó con el principal líder político de su partido en el parlamento, el jefe de la cámara baja Paul Ryan, con quien había tenido una duro enfrentamiento durante la campaña. Luego compartieron una caminata por el Capitolio, donde el legislador funcionó como guía para el presidente electo, y finalmente se reunieron a solas en el balcón de la oficina del speaker de la cámara de representantes, con una imponente vista sobre el histórico National Mall.
Primera visita a la Casa Blanca
“Fue un gran honor” haber sido recibido por Obama en la Casa Blanca, dijo Trump. “Discutimos muchas situaciones, algunas maravillosas, otras que traen dificultades. Espero seguir en contacto con el Presidente e incluso escuchar sus consejos”, agregó el magnate respecto al actual mandatario, con el que durante la campaña habían una rivalidad casi mayor que la que el republicano tuvo con su rival, Hillary Clinton. “Quiero enfatizar que desde ahora haremos todo lo posible para ayudarlo a tener éxito, porque si usted tiene éxito le irá bien al país”, le dijo Obama, ante la prensa, luego de haber estado 90 minutos reunidos a solas.
Mientras ambos se hallaban reunidos, la administración demócrata de la Casa Blanca trabajaba a contrarreloj para preparar la transición, incluyendo el traspaso al equipo de Trump de información de todo tipos, autorizaciones de seguridad para acceder a documentos secretos y hasta un programa acelerado de contingencia para poner en marcha en caso de que haya un ataque masivo o alguna otra catástrofe a los Estados Unidos durante los setenta y dos días que restan para que el flamante presidente electo ocupe el Salón Oval y ponga en marcha su mandato de cuatro años.
A pesar del tono conciliador durante la reunión, un rato después de la reunión el jefe de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró que la opinión de Obama sobre Trump no cambió. “La mirada del presidente no ha cambiado. El sigue pensando lo que dijo durante la campaña. El tuvo la oportunidad de dar a conocer su opinión y lo hizo enfáticamente. Pero el pueblo de los Estados Unidos decidió. La elección terminó. El Presidente no elige a su sucesor, el pueblo lo hace. Y Obama está decidido a presidir sobre una transición que le de al presidente entrante la chance de comenzar bien su gestión”.
Earnest también informó que durante los 90 minutos de reunión en la Casa Blanca, los dos hombres tocaron asuntos de política interna y exterior pero que principalmente el encuentro estuvo dedicado a “discutir la importancia de organizar de forma correcta un staff y preparar la gestión de la Casa Blanca”. El secretario de Prensa dijo que Obama se sorprendió positivamente por el aparente interes de Trump de protagonizar una transición sin sobresaltos y eso hizo que la charla fuera “al menos un poco menos incómoda que lo que algunos podían suponer”.
Más protestas
La Policía estableció controles de seguridad extraordinarios alrededor del hotel elegido por Trump y su delegación en Washington DC y también en la Trump Tower de Nueva York para prevenir desórdenes a causa de nuevas protestas contra el presente electo. En el segundo día de manifestaciones contra la elección del republicano la asistencia menguó de forma importante y la mayoría de acciones de repudio estuvo concentrada en o cerca de universidades. Frente a la Casa Blanca, durante el encuentro entre el mandatario saliente y el entrante, unas cien personas llamaron la atención de curiosos y turistas con cantos y carteles alegóricos.
El portavoz del Comité Nacional Republicano, Sean Spicer, pidió a los manifestantes que le den a Trump una chance una vez que asuma el cargo en enero. “Están ejercitando su derecho a la libre expresión, espero que después le den a este hombre que acaba de ser electo muy históricamente y a su vicepresidente una oportunidad para gobernar”. No fue tan diplomático el ex alcalde de Nueva York y asesor del presidente (que aspira a ser nominado como Fiscal General de la Nación en esta nueva etapa) Rudy Giuliani, que consultado sobre las protestas dijo: “Son una manga de llorones malcriados”.
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