Los funcionarios del gobierno fueron al Capitolio para buscar convencer a republicanos y demócratas sobre una de las promesas clave de la campaña
WASHINGTON.- La mejor defensa, a veces, es un buen ataque. La Casa Blanca se abrazó ayer a ese lema en un intento por salvar el plan oficial para reformar el mercado de la salud, la primera gran prueba política de la presidencia de Donald Trump.
Funcionarios del gobierno hicieron lo posible ayer para defender el plan oficial, cada vez más comprometido en el Congreso, donde ha sido vilipendiado por los demócratas, y criticado tanto por republicanos moderados como por el ala más dura del oficialismo.
El vicepresidente, Mike Pence, y el secretario de Salud, Tom Price, fueron ayer al Capitolio para intentar apuntalar el respaldo al proyecto, muy dañado tras el lapidario informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), que estimó que unas 24 millones de personas podrían perder cobertura médica durante la próxima década. Hubo, además, una ofensiva en los medios.
La fragilidad del plan para "revocar y sustituir" el Obamacare, la reforma de salud que implementaron los demócratas en 2010, representa la primera gran prueba para Trump desde su llegada a la Casa Blanca. El proyecto es una de las promesas centrales de la campaña del presidente, a quien mucha gente votó porque confiaba en su capacidad para cerrar acuerdos y lograr resultados.
Pero, por el momento, la defensa del plan corrió por cuenta de uno de sus ideólogos, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y los colaboradores del presidente.
Ayer, el secretario de Prensa, Sean Spicer, reiteró el respaldo pleno de la Casa Blanca al plan de la Cámara de Representantes, e insistió en que cumplirá con todas las promesas hechas por Trump.
"El objetivo del presidente es proveer cobertura, hacer que el seguro médico esté disponible para todos", insistió Spicer. "La meta es garantizar que cada norteamericano tenga la elección, un plan que puede pagar y que tenga la opción de comprar", agregó.
En Estados Unidos, el diseño del mercado de la salud es una discusión de décadas que generó duros choques ideológicos. Los demócratas ampliaron la cobertura durante la presidencia de Barack Obama con una mayor intervención estatal. Ahora, los republicanos quieren recorrer el camino opuesto e intentar reducir el costo de la salud con una mayor competencia.
"No hay duda de que una mayor competencia disminuirá los costos. Es una certeza económica", afirmó Spicer.
Los demócratas mantienen un frente unido contra el proyecto oficial, que necesita, sí o sí, la misma unidad republicana para prosperar. No la ha conseguido.
El proyecto oficial fue criticado por el ala dura de los republicanos, la llamada "Bancada Libertad", porque mantiene regulaciones demócratas y no le da suficiente poder al mercado. Pero también recibió críticas de los legisladores moderados por los recortes que impone a Medicaid, el programa federal que asiste a familias de bajos ingresos, creado por los demócratas en los 60.
Jim Jordan, congresista de Ohio, y uno de los republicanos más abiertamente contrarios contra el proyecto oficial, dijo ayer que el plan divide al partido, no cumple con la promesa de revocar el Obamacare ni reduce los costos, y que el proceso para aprobarlo no fue transparente.
"Tengamos un proceso justo donde podamos hacer los cambios que unirán a los republicanos, derogar en serio el Obamacare y reducir el costo para las familias trabajadoras", dijo Jordan.
Ante la perspectiva del primer fracaso legislativo de la era Trump, la Casa Blanca y los líderes republicanos en el Congreso dejaron en claro que el proyecto es negociable, e insistieron en que se trata sólo de la primera parte de un "plan de tres etapas", que será completado luego con otros proyectos de ley y decretos presidenciales.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, intentó lograr el apoyo de más legisladores para respaldar la ley al afirmar que el proyecto de los congresistas será modificado en la Cámara alta, algo que, prevé, abrirá la puerta para obtener los votos necesarios. En 2010, el proyecto de los demócratas recorrió ese camino: fue primero al Senado y luego volvió a la Cámara de Representantes.
"El statu quo es insostenible y el primer paso es en la Cámara baja. Estamos esperanzados y optimistas de que nos van a enviar un proyecto sobre el que podremos hacer modificaciones; nosotros haremos lo nuestro y lo pasaremos", anticipó McConnell.
Claves del Trumpcare
El plan de salud de Trump deroga el requisito de que todo estadounidense tenga un seguro de salud y reduce el gasto en pobres y discapacitados. Además mejora los subsidios fiscales que ayudan a las personas a comprar seguros si no lo obtienen en su empleo.
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