Lo anticipó hoy en un acto en la Casa Blanca. Es el acuerdo de libre comercio con México y Canadá que consideró terrible. Con su colega azteca hablará del muro en la frontera. Trump replicó con ironías a la marcha de mujeres en su contra del sábado.
Donald Trump busca mostrar que avanza rápido en los temas sobre los que puso más énfasis en su campaña. El flamante presidente de EE.UU. anunció hoy que pronto comenzará a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, según sus siglas en inglés) con los líderes de México y Canadá.
“Vamos a empezar a negociar lo que tiene que ver con NAFTA. ¿Alguien ha oído hablar del NAFTA? Basamos nuestra campaña en parte en NAFTA”, dijo el presidente en un acto en la Casa Blanca, en el que juraron sus cargos varios funcionarios. Explicó que lo hará durante su próxima reunión con el jefe de Estado mexicano, Enrique Peña Nieto, que vendrá a Washington el 31 de enero. Trump explicó que en ese encuentro también hablarán de otros temas candentes como “inmigración y seguridad en la frontera”. Aún no tiene agendada una bilateral con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, pero se estima que lo hará pronto.
El presidente lanzó así el tema y no dio precisiones sobre qué aspectos del complejo tratado volverá a negociar con sus vecinos. En la agenda para sus primeros cien días de su gobierno presentada antes de las elecciones, Trump había dicho que sus prioridades estaba en la renegociación del NAFTA ya que lo considera un tratado “terrible”. El denuncia que este pacto, que entró en vigor durante el gobierno de Bill Clinton y que crea una zona de libre comercio entre los tres países, ha perjudicado a los trabajadores estadounidenses porque las empresas trasladan su producción afuera de EE.UU., donde los costos son más baratos.
Sin embargo, no queda claro qué aspectos del tratado podría renegociar Trump mediante órdenes ejecutivas, sin aval del Congreso, el órgano que ha ratificado el pacto en su momento. A pesar de que allí hay mayoría republicana, muchos legisladores oficialistas podrían resistirse porque son favorables al libre comercio.
Otro tema que seguramente será debatidos es el migratorio. Trump prometió que construiría un muro en la frontera y que iba a deportar a inmigrantes indocumentados, aunque luego dijo que se enfocaría primero en los que habían cometido delitos. También había señalado que México pagaría por la construcción de muro, algo que Peña Nieto siempre negó. Ahora dice que Estados Unidos adelantaría el dinero para construirlo más rápido y que México lo reembolsaría después. Será otro tema caliente de la bilateral.
Más allá de los anuncios sobre el NAFTA, Trump encendió un intenso debate sobre su apoyo popular, al mencionar hoy con ironía la masiva ola de marchas en Estados Unidos y en el mundo que el sábado salieron a protestar por su llegada a la Casa Blanca. En su cuenta de Twitter, el presidente escribió: “Miré las protestas de ayer pero tengo la impresión de que recién tuvimos una elección! ¿Por qué estas personas no votaron?”, preguntó y acusó a los actores, directores, artistas y cantantes que se subieron al escenario en Washington para hablar en contra del presidente de “hacer mucho daño a su causa”.
En un segundo tuit, una hora más tarde, Trump eligió un tono más conciliador y declaró que respetaba el derecho a manifestarse: “Las protestas pacíficas son un sello distintivo de nuestra democracia. Aunque no siempre esté de acuerdo, reconozco los derechos de la gente a expresar sus opiniones”.
Se calcula que dos millones de personas participaron en las marchas organizadas por mujeres en Estados Unidos y alrededor del mundo. El magnate y su portavoz, que vieron cómo se multiplicaban las comparaciones sobre la cantidad de asistentes a su ceremonia de juramento y la de Barack Obama en 2009, criticaron con vehemencia el sábado a los medios, acusando a los periodistas de mentir sobre estas estimaciones. El vocero Sean Spicer llegó a decir que la asistencia a la asunción de Trump había sido “la mayor de la historia”, algo que es falso. Y las imágenes comparadas de los actos son irrefutables.
La consejera del presidente, Kellyanne Conway, vivió ayer un momento incómodo. Cuando le preguntaron en NBC por qué Trump envió a su portavoz a expresar una “falsedad comprobable” sobre la ceremonia, respondió que Sean Spicer había presentado “hechos alternativos”. La declaración tuvo repercusión en Twitter, con comentarios que se burlaban de ella, y la etiqueta #alternativefacts (’hechos alternativos’) se convirtió en tema dominante de la red en EE.UU. y segundo en el mundo.
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