A un año de la victoria en la Segunda sección, el FdT carece de un liderazgo ordenador. Intendentes, FR, camporismo y Berni, patas de una mesa tensa.
La Segunda fue la única sección electoral del interior de la provincia de Buenos Aires donde el Frente de Todos logró imponerse a Juntos por el Cambio en 2019. No es un dato menor si se considera que esa región, que alambra a buena parte del corazón sojero bonaerense, venía siendo un reservorio del voto amarillo. Pero esa victoria no despejó el panorama interno en el peronismo en cuanto a la identificación de liderazgos y la organización territorial.
El oficialismo, que de lograr una segunda victoria al hilo sumaría una banca en la Cámara baja, muestra una mesa de cuatro patas: al trípode clásico que se observa en otras secciones (intendentes, La Cámpora y el Frente Renovador) se suma un ministro con aspiraciones de mayor protagonismo futuro y que, en su sección de origen, comenzó a acentuar el armado propio: Sergio Berni. En cada rincón político abordado por Letra P admiten un panorama de “dispersión” interna, carente de construcción conjunta.
Al ministro de Seguridad bonaerense, hay quienes lo miran de reojo, vaticinando que en la boleta seccional “pedirá más” de lo que el volumen de su armado represente, al tiempo que le endilgan la generación de cortocircuitos internos, como se da en su pago chico, Zárate, donde dentro del mismo armado de Berni definen que “no hay sintonía, sino todo lo contrario”, con el intendente local del FdT, Osvaldo Cáffaro. Los cruces públicos son de larga data y nadie descarta que se acentúen en el futuro.
En ese contexto, la tropa de Berni en la Segunda ya le pone sucesora a Cáffaro en 2023: la actual senadora provincial y pareja del ministro de Seguridad, Agustina Propato: “Es el cuadro político más preparado del espacio, a la par de Sergio”, exaltan. A la vez, aseguran tener representación territorial en 13 de los 15 municipios de la Segunda y anotan concejales propios en Colón, Salto y Carmen de Areco, además de una interacción seccional con gremios como la Uocra y en algunos distritos con Camioneros.
Jefes territoriales
En el caso de los intendentes, de los siete que tiene el FdT, cuatro no podrán renovar mandato en 2023, por lo que se les abre la salida legislativa. En el peronismo tradicional, no tienen opción de seguir Ricardo Casi (Colón) y Ricardo Alessandro (Salto). Armadores de Todos consideran que ambos caciques “van a intentar presionar sobre la lista seccional”. En el caso del zarateño Cáffaro, están los que ven en Berni una piedra en su zapato, de pretender vuelo legislativo, y otros que recuerdan que su espacio Nuevo Zárate “tendría que renovar” la banca que hoy ocupa la diputada Patricia Moyano, que finaliza su periodo el año que viene.
El intendente restante en esa condición es Carlos Puglelli (San Andrés de Giles). Miembro del Frente Renovador, muchos lo ven (incluso dentro del massismo) como la figura para ocupar el lugar reservado al FR dentro de los casilleros de privilegio en la lista seccional. En 2017, quien había accedido a la Legislatura bajo el sello del FR había sido el nicoleño Lisandro Bonelli, hoy jefe de Gabinete del Ministerio de Salud nacional.
La Cámpora exhibe un peso creciente en la región, con un senador (Facundo Ballesteros Maggi) y una diputada (Fernanda Díaz) en la Legislatura, además de un intendente de su cantera, Iván Villagrán (Carmen de Areco).
Con soldados propios ocupando lugares de poder, el camporismo ya no se recuesta en referencias seccionales del kirchnerismo duro que no son de la orgánica del espacio, como sucedió durante el macrismo con Francisco “Paco” Durañona, por entonces intendente de San Antonio de Areco. Esto redujo el grado de incidencia seccional del hoy senador, además de la derrota en el distrito que administró ocho años. Para que ese municipio vuelva a la órbita del FdT en 2023, muchos ven con aspiraciones al exdiputado y actual funcionario del Ministerio de Justicia bonaerense Mariano Pinedo.
“Es el momento más fuerte de La Cámpora en la Segunda”, no dudan armadores bonaerenses que, además de las mencionadas referencias, citan casos como el de Cecilia Comerio, flamante titular del Consorcio del Puerto San Nicolás. “Si aprovecha ese lugar, puede posicionarse”, analizan en el pago chico, donde, de todas formas, admiten que la variopinta diversidad dirigencial (algo que se traduce en el Concejo, donde están repartidos en tres bloques) hace que aún no emerja un liderazgo fuerte que sintetice la propuesta local del FdT.
Y lo mismo observan en Pergamino. “Los concejales, parece que estuvieran en una sala de terapia intensiva: ni se los escucha”, dispara un armador que identifica múltiples baches en la gestión PRO de Javier Martínez pero, a la vez, una imposibilidad opositora por capitalizarlos. Así, también cuestionan la “escasa incidencia territorial” de quien este año ingresó al Congreso en reemplazo de Andrés “Cuervo” Larroque, Lisandro Bormioli, pareja de la última candidata a la intendencia de Todos, María Eugenia Ball Lima. Cabeza del bloque de concejales hasta su asunción como diputado nacional, a Bormioli le cuestionan puertas adentro “las concesiones” dadas al intendente amarillo.
Semejante atomización en San Nicolás y Pergamino, sumado a los cortocircuitos descriptos en otro bastión como Zárate, son eco de lo que, dentro de las propias filas de Todos, admiten como una carencia de un liderazgo ordenador. “Lo único serio en términos de construcción es La Cámpora, con vocación de sumar, con estrategia. Lo que pasa es que La Cámpora solo construye camporismo”, analizó un referente seccional.
En otro rincón, hay dirigentes que observan una situación “muy parecida a la post 2008”, cuando el FpV perdió en 2009 tras el conflicto por la 125. También recuerdan lo que vino después, cuando, en 2011, se volvió a seducir el fluctuante voto seccional “haciendo política”. Esa territorialidad en el andamiaje constructivo de Todos es la que armadores de distintos sectores hoy en día no ven y menos a la hora de interpelar al productor agropecuario, segmento del electorado con ascendencia a la hora de la formación de opinión regional.
Así, cuestionan la carencia de “organización territorial” -sobre todo en los distritos sin tierra- para contrarrestar la intensa actividad en las redes de quienes buscan excavar la grieta campo-kirchnerismo: “Esa gente no descansa. Son el 3% de los productores, pero son los que más cacarean en las redes. Y los leen”, retratan.
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