Fue por el pedido expreso de la gente, que demandaba contención. El municipio mantuvo cerrados 5 meses los comedores.
Una situación de alerta y de preocupante incremento de comensales se produjo en la ciudad de Fiambalá, donde hasta el año pasado funcionaban 17 comedores infantiles, en tanto que ahora el ministerio de Desarrollo Social tuvo que cerrar algunos de estos espacios y reconvertirlos en comedores comunitarios, ante la demanda y el requerimiento de la población.
La situación fue descripta con detalles muy precisos por la directora del Programa Pro Igualdad de Oportunidades (PIO), Jimena Moreno, quien destacó que desde el año pasado se está intentando desde su área hacer la reconversión de los comedores para contener una demanda que la propia sociedad de la ciudad de Fiambalá les presentó.
El año pasado, describió la funcionaria, el municipio a cargo de Amado David Quintar tuvo que cerrar durante 5 meses el funcionamiento de los 17 comedores infantiles que están bajo la jurisdicción de la comuna, por problemas derivados de la rendición de cuentas que debían hacer las comisiones.
En este marco, se determinó una intervención más puntual y concreta de parte del área de Moreno, y se enviaron equipos de trabajo hacia Fiambalá para detectar los problemas y evaluar soluciones. Los resultados fueron desalentadores.
Los comedores infantiles tenían como comensales a chicos que, además, recibían refuerzos del PIO en las escuelas. Es decir que los chicos que comían en los comedores escolares, luego también se alimentaban en los comedores infantiles, cuando la población a la que están dirigidos los comedores infantiles no es la que está escolarizada.
"En consecuencia, luego de los viajes que hicimos, y después de recibir también los reclamos y pedidos de la propia gente que incluso nos hicieron llegar con notas firmadas, decidimos sacar de la órbita municipal los comedores y reconvertirlos en comedores comunitarios, que tiene otra población como objetivo", describió Jimena Moreno.
En este momento, comedores como los de la localidad de Las Papas pasaron de 21 comensales (niños en edad escolar en su mayoría) a 45, mientras que en el comedor de La Ramadita, el número pasó de 32 a 80. Lo mismo para otros dos espacios que también están dentro de la jurisdicción fiambalense: uno de ellos pasó de 13 comensales niños, a 65 entre niños y adultos, y el último, de 26 a 58.
Para los comedores que funcionan más alejados de la ciudad de Fiambalá y que durante la época estival quedan aislados (por la crecida de los ríos) se habilitaron cuentas en la sucursal correspondiente del Banco Nación para que allí se realicen los depósitos para mantener funcionando el comedor y que no se corte la cadena de pagos con los proveedores, cosa que sí ocurría durante el tiempo en el que estos espacios se mantuvieron con la administración de la municipalidad fiambalense.
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