Por Gustavo González
En su discurso, la vicepresidenta le apuntó tres veces. La postura de Máximo, las diferencias económicas y lo que el ex ministro decía en privado en las últimas horas.
Acaba de saltar el último fusible de Alberto Fernández, en medio del impactante cortocircuito entre él y su vicepresidenta. Pero la renuncia de Martín Guzmán al ministerio de Economía es el más trascendental de los movimientos que esa interna generó. Porque se acaba de ir el funcionario que encabezaba el modelo económico con el que nunca coincidió la líder del Frente de Todos.
En el discurso de este sábado, ella lo criticó en tres oportunidades.
La primera fue cuando comparó la concepción económica de Guzmán con la de Carlos Melconian, su reciente visitante. En boca de ella, y en el contexto en el que lo dijo, no fue un elogio. Fue recordarle al Presidente que quien manejaba la economía del país era igual a un economista liberal apadrinado por la Fundación Mediterránea.
Para Cristina Kirchner, Guzmán es una suerte de “traidor” del keynesianismo, aunque al principio lo aceptó por venir apadrinado por el Premio Nobel Joseph Stiglitz.
Durante estos dos años y medio de gestión, el ex ministro hizo esfuerzos por no alejarse de ella, por visitarla para anticiparle lo que iba a hacer y mostrarle consideración pública hablando bien de sus dotes de líder.
Aseguran en el cristinismo que el primero en tener en claro que el modelo de Guzmán no era “nacional y popular” fue Máximo Kirchner, que discutía con su madre advirtiéndole que era un neoliberal con piel de cordero.
El eje de las diferencias del diputado con el ministro fue la forma en que este manejaba las negociaciones con el Fondo Monetario. Máximo primero, y Cristina después, se convencieron de que fue la falta de firmeza de la posición argentina la que llevó a la firma de un acuerdo de imposible cumplimiento y generador de un ajuste que hace peligrar la recuperación económica.
En el documento cristinista que acompañó la renuncia de Máximo a la jefatura de la bancada oficialista de Diputados, se llegó a escribir que el Gobierno había entregado el control de la soberanía económica al organismo internacional.
En el acto en Ensenada, Cristina también le dirigió un dardo el ministro en el mismo sentido. Fue la segunda crítica que le destinó durante su largo discurso.
La tercera mención que la vicepresidenta hizo sobre el ahora ex ministro fue cuando recordó el gráfico que ya había mostrado en el acto de Avellaneda, en el que señalaba que ninguno de los países del G20 en los últimos diez años habían logrado mantener el superávit fiscal. Al contrario, la mayoría de esos países, desarrollados y no desarrollados, habían mantenido durante la última década déficits en sus cuentas fiscales. “Pero sólo uno –volvió a recordar Cristina– alcanzó la inflación de la Argentina”.
Ella está convencida de que la vocación de Guzmán por cerrar rápido el déficit fiscal, es la que está ahogando la recuperación económica.
No se sabe en qué momento de las tres menciones de Cristina Kirchner, Guzmán decidió presentar su renuncia. Aunque el texto ya lo tenía escrito antes de comenzar a escucharla.
En privado, en los últimos días, él le dijo a PERFIL que ya no se callaría si la vicepresidenta volvía a atacarlo.
No se calló. Pero decidió hablar diciendo adiós.
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