El demorado proyecto del Sarmiento, subsidios a los colectivos y otras iniciativas deberán pasar por la lupa de Nación.
Los caminos de Horacio Rodríguez Larreta y Alberto Fernández se cruzarán más de una vez en las próximas semanas. Con el cambio de signo político en Nación, los funcionarios porteños deben encarar complicadas negociaciones por traspasos, deudas y obras clave para la Ciudad.
El más emblemático de los proyectos es el del Ferrocarril Sarmiento, anunciado infinidad de veces. Larreta pretende que sea la obra icónica de su segundo mandato, pero antes necesita llegar a un acuerdo por el financiamiento: los trenes están bajo la órbita de Nación. El gobierno de Fernández deberá revisar los contratos con Ghella y IECSA, la ex constructora de los Macri adquirida por Marcelo Mindlin.
Alberto se reúne con Larreta y se aleja de la polarización extrema de Macri
Desde la empresa italiana ya rechazaron la intención de Larreta de convertir el soterramiento en un viaducto, pero aún no hay nada cerrado. Todo será decidido entre la Ciudad y la Nación.
Los viaductos del Mitre y San Martín ya están terminados pero aún quedan millones de dólares a pagar de préstamos. Para enfrentar los vencimientos la Nación transfirió tierras en Palermo, Colegiales y Villa Urquiza: con esas ventas la Ciudad debería poder pagar las deudas.
Los subsidios a los colectivos son otro de los nudos que tendrán que desatar entre el distrito capitalino y la Casa Rosada. Rodríguez Larreta firmó con Mauricio Macri que la Ciudad se haría cargo del millonario monto como parte del Consenso Fiscal que suscribieron el gobierno nacional y las Provincias. A fines de diciembre vence el acuerdo y a partir de enero será la Nación quien deba cargar con los costos.
La conexión del Belgrano Sur con la estación de Constitución tiene créditos adjudicados de la CAF y FONPLATA, mientras que el resto iba a ser aportado por el Estado nacional. La licitación para la obra cerró el mes pasado pero la voluntad del gobierno nacional será determinante a la hora de avanzar con la obra.
También habrá encuentros para definir la presidencia de organismos como la Corporación Puerto Madero. La presidencia es rotativa y le corresponde a la Ciudad, donde creen que Agustina Oliverio Majdalani, hija de la ex número 2 de inteligencia, seguirá en su cargo.
Larreta y Fernández también deberán acordar la reforma integral de la terminal de ómnibus de Retiro, una iniciativa que Guillermo Dietrich no quiso cerrar. La intención del ex ministro de Transporte era transferir la terminal después de elegir al nuevo concesionario, pero nunca logró deshacerse del procesado Néstor Otero y tampoco posicionar a su amigo Guillermo Neuss como uno de los posibles candidatos a hacerse con el predio.
El puerto de Buenos Aires es un caso similar. La Constitución dispone su transferencia a la Ciudad, pero Dietrich cerrar él la concesión y luego traspasarlo. Algunos acusan a Nicolás Caputo de haber intercedido en el diseño de los pliegos, otros culpan a Gonzalo Mórtola por su desempeño al frente de la intervención, pero esa licitación tampoco quedó resuelta.
El gobierno nacional también deberá resolver si le entrega a la Ciudad la Isla Demarchi para avanzar con un Puerto Madero II o preserva esas tierras para intentar venderlas en un mejor momento económico.
El Paseo del Bajo fue financiado con un préstamo de la CAF obtenido por gobierno nacional y dinero de las arcas porteñas. Con la debacle económica y las negociaciones con el FMI, Macri le transfirió la deuda con la Confederación Andina de Fomento junto con terrenos en la Ciudad por un valor similar.
Comentá la nota