Los jugadores sufren y los clubes padecen las bajas; el juego intenso, el estrés y las presiones, entre las causas; las opiniones de los médicos de los equipos de la primera división
La cifra de Boca fue sorprendente, aunque está claro que no fue el único club que sufrió contratiempos musculares ni óseos. Pero el fútbol argentino, envuelto en un marco de tensión e intensidad, de presiones internas y externas, se acostumbró a tratar lesiones en forma más cotidiana que antes.
Sin dejar nunca de lado los posibles errores en cada metodología de trabajo, para los especialistas, la constante tensión psicológica a la que están sometidos los jugadores, más los pocos espacios y la velocidad e intensidad con la que se juega cada partido, son las principales razones que influyen para que los riesgos de toparse con una lesión sean más cada vez más importantes. Ayer le tocó a Boca; mañana le podría tocar a cualquiera.
Pablo Ortega Gallo, médico del plantel profesional del club de la Ribera, no arriesga si en la actualidad hay más lesionados que antes, aunque cree que la estricta competencia del fútbol argentino obliga a tomar constantes recaudos: "Es difícil comprobar si hoy hay más lesiones porque no se lleva una estadística formal. Las causas son multifactoriales, no hay ninguna en especial. Se puede hablar de sobrecarga de trabajo, de influencia psicológica, de la forma en que se juega. Nuestro fútbol es una competencia exigente, por lo que hay que tomar todas las precauciones posibles".
A diferencia de Ortega Gallo, el médico del fútbol profesional de Racing, Javier Swiatlo, indica que por la forma en la que se juega cada vez hay más lesiones: "Aumentó mucho la velocidad del juego y a la vez, mejoró el rendimiento físico de los jugadores. Hay mucho ritmo, mucha fricción en espacios reducidos; al haber más velocidad los cambios de dirección, los frenos y el contacto con el rival son más bruscos. Todo esto potencia las posibilidades de que el jugador se lesione". Swiatlo asegura que el nivel de los médicos del fútbol es "muy bueno", pero que, por ahora, los trabajos de prevención "resultan insuficientes".
Rafael Giulietti, médico de River, hace hincapié en el estrés psicológico del futbolista como uno de los riesgos más grandes. "Muchas lesiones aparecen por incoordinaciones, que son producto del estrés físico y sobre todo psíquico. Las exigencias son difíciles para los jugadores; la cabeza les funciona a mil por hora. La presión, como pelear el descenso, es fatal. A pesar de lograr un equilibrio entre el entrenamiento y el descanso, el jugador tensionado está en riesgo de sufrir una lesión muscular o articular", explica el médico que acompaña a Ramón Díaz desde sus comienzos como DT.
Luis Chiaradía, médico de Independiente, coincide con Giulietti y agrega otro aspecto: las lesiones en juveniles, algo que era inusual. "No aparecen de casualidad. Desde muy chicos los pibes son sometidos a cargas físicas muy grandes, son tratados como adultos pequeños. Tienen competencia casi todos los días, juegan en pisos duros, en condiciones que no son las ideales para su desarrollo normal. Esos microtraumatismos articulares en algún momento explotan", explica Chiaradía, que además cuenta que, a diferencia de otros años, se determinan más lesiones gracias a los nuevos métodos de diagnóstico.
Para Alberto Rovira, médico de San Lorenzo, hay una exposición mediática exagerada sobre el tema: "Es difícil saber si hay más lesiones que en otras épocas; lo que pasa es que estamos muy atentos a ellas. El fútbol argentino difiere de otros países, las lesiones se conocen demasiado. Están en boga todo el tiempo y forman parte de la información diaria".
Los tiempos para el regreso
En muchos casos, los jugadores no completan una buena recuperación. Se desesperan por volver para no perder el puesto, retornan antes de lo indicado y aumentan el riesgo de resentirse de su lesión. En un proceso de rehabilitación, las responsabilidades son compartidas: el médico, que diagnostica, el fisioterapeuta, que sigue el proceso de curación, y el propio jugador, respetando estas pautas, forman un equipo. No obstante, es el médico quien debe tener la última palabra a la hora de dar el alta.
"Nunca se puede asegurar si el jugador se va a resentir de su lesión, siempre hay margen para el error, aunque mientras más respetes la recuperación, mejor van a ser los resultados. El último entrenamiento es el partido, recién ahí se confirma el resultado del tratamiento", cuenta Ortega Gallo. En muchas ocasiones, urgidos por los resultados deportivos, el jugador y el cuerpo técnico presionan para acelerar los procesos de rehabilitación. "La responsabilidad final es del médico. Si el jugador y el técnico no respetan una decisión nuestra, ahí se pasa a otro plano, depende de ellos. Uno hace lo que está al alcance", señala el médico de Boca.
Swiatlo asegura que el médico tiene que estar preparado para recibir presiones: "Las pretensiones del jugador, del DT o del contexto, las tiene que saber manejar el médico; ahí se verá la experiencia y la madurez del mismo". Giulietti remarca que la relación médico-cuerpo técnico debe ser muy fluida: "El ida y vuelta debe ser constante y ambos deben entender bien cuál es su trabajo. Mientras más en conjunto trabajen, mejor van a ser los resultados de prevención".
Rovira explica que la clave es manejar bien la "zona gris" del lesionado, ese tiempo que pasa desde que el jugador se lastima hasta que vuelve a sumarse al plantel. "Ese momento es fundamental, es cuando se debe saber administrar la ansiedad del jugador y las cargas físicas para que retorne en condiciones ideales para la competencia. Las urgencias suelen jugar malas pasadas, y nosotros vivimos apurados", confiesa el médico de San Lorenzo.
Como se ve, no surge un patrón claro que ayude a evitar o solucione, de un día para el otro, las lesiones que se producen en nuestro fútbol. Por citar otro ejemplo: la edad tampoco es un claro indicador, ya que, por ejemplo, Riquelme se lesionó con 35 años, pero también otros juveniles de Boca, como Erbes (24), Joel Acosta (22) y Leandro Paredes (19). Como describen los especialistas, sí hay variables por atender para intentar prevenir, aunque eso tampoco es suficiente garantía..
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