La guerra en Siria ingresa este miércoles en su séptimo año en un contexto muy distinto al del último aniversario, en parte por la clara ventaja militar lograda por el gobierno y la vigencia de una tregua que alivió la situación de los civiles, pero también debido al agotamiento de los beligerantes, que buscan una salida al conflicto.
La guerra en Siria ingresa este miércoles en su séptimo año en un contexto muy distinto al del último aniversario, en parte por la clara ventaja militar lograda por el gobierno y la vigencia de una tregua que alivió la situación de los civiles, pero también debido al agotamiento de los beligerantes, que buscan una salida al conflicto.
La recuperación de Alepo
La recuperación completa de la norteña Alepo, a fines de 2016, que dejó al gobierno en control de las cinco mayores ciudades del país, y la pacificación de otras localidades gracias a un acuerdo de evacuación de rebeldes y civiles apadrinado por Rusia y Turquía generaron un nuevo escenario regional en la guerra.
Tras el desmoronamiento de la oposición armada apoyada por Occidente con la caída de Alepo, Estados Unidos redujo al mínimo su rol en el conflicto en contra del gobierno sirio, mientras que Rusia, Turquía e Irán se erigieron como los actores más activos y de mayor influencia sobre las partes en guerra.
La crisis humanitaria desatada tras seis años de conflicto
Después de seis años de combates que devastaron el país árabe y dejaron una cifra estimada de 320.000 muertos y 12 millones de refugiados o desplazados, las partes enfrentadas dan muestras de estar extenuadas e intentan encontrar una salida al complejo conflicto, o al menos una pausa para recuperar fuerzas.
Pero las repetidas violaciones de la última tregua acordada, que entró en vigor el 30 de diciembre pasado, amenazan con desencadenar un nuevo estallido general de las hostilidades.
Las negociaciones de tregua
Este martes arrancó en Astaná, capital de Kazajistán, la tercera ronda de negociaciones entre gobierno y oposición sobre el mantenimiento de la tregua, clave para reabrir la vía del diálogo en Ginebra, donde se llevan a cabo otras negociaciones de paz distintas, estas auspiciadas por la ONU, que se reanudarán la semana próxima.
Sin embargo, el encuentro en la ex república soviética se vio devaluado por la notable ausencia de la oposición armada, que justificó su posición acusando al gobierno de Damasco y su aliado Rusia de incumplir las condiciones del alto el fuego en el país árabe.
La primera cita en Astaná, a fines de enero pasado, contó por primera vez con representantes de las facciones armadas sirias que desde 2011 quieren derrocar al presidente Bashar Al Assad, todo una avance en el diálogo entre las partes en contienda.
"Con nuestra ausencia queremos decir al mundo que los rusos solo quieren una solución política de cara a los medios de comunicación. Deben cambiar su política si realmente desean un arreglo", escribió el jefe de la delegación opositora en las negociaciones de Astaná, Mohammed Alloush, en su cuenta de Twitter.
Alloush, líder del grupo armado Jaysh al-Islam (Ejército del Islam) justificó el boicot en la evacuación forzosa del barrio de Al Waer, la única zona con presencia insurgente de la urbe central de Homs, la continuidad de los bombardeos, en especial en Ghouta Oriental, cerca de Damasco, y la falta de liberación de presos políticos.
El jefe de la delegación gubernamental siria en Astaná, Bashar Jafaari, acusó a Turquía -que apoya a los rebeldes y es uno de los tres países garantes de la tregua en Siria, junto a Rusia e Irán- de estar detrás del boicot, informó la agencia de noticias EFE.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, mostró la "sorpresa" de Moscú ante la negativa de la oposición de viajar a la capital kazaja y calificó de "poco convincentes" las razones esgrimidas por los grupos armados.
En Astaná, el jefe de la delegación rusa, Alexander Lavrentiev, entregó a la del gobierno sirio una propuesta para formar una comisión que negocie una nueva Constitución, con la esperanza de que sea debatida en la próxima ronda de conversaciones en Ginebra.
Convocadas para el 23 de marzo, las negociaciones en Ginebra, auspiciadas por la ONU, buscan avanzar hacia una resolución pacífica del conflicto sobre la base de un plan que contempla una transición política, la redacción de una nueva Constitución y la celebración de elecciones libres y transparentes.
Ante la ausencia de los grupos armados, la ronda de Astaná, que sigue a otra celebrada el mes pasado, arrancó este martes con consultas bilaterales entre Rusia y el resto de las delegaciones, en un formato en el que Moscú ejerce de intermediario entre todas las partes implicadas.
El papel de Rusia
Para el Kremlin la prioridad es situar sobre el mapa sirio las posiciones de los grupos yihadistas Estado Islámico (EI) y del Frente Al Sham, la filial siria de Al Qaeda, excluidos de la tregua.
Rusia espera que Turquía, valedora de la oposición, ofrezca datos exactos sobre las posiciones de los grupos que apoya a fin de separarles de los yihadistas y evitar que sean bombardeados por las aviaciones rusa y siria.
El cruce de declaraciones, con el elocuente silencio de la delegación turca, pone en duda el futuro del formato de Astaná, cuya segunda ronda celebrada en febrero ya terminó en fracaso después de que la oposición se negara a firmar los documentos sobre los mecanismos para el seguimiento y supervisión de la tregua.
La posición de la Unión Europea
En este contexto, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, presentó este martes ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo su propuesta para una nueva estrategia de la Unión Europea (UE) que prevé una participación más intensa en los esfuerzos de paz.
En los últimos meses se comenzó a hablar con países como Irán, Arabia Saudita, Líbano o Turquía, que podrían facilitar la solución al conflicto, dijo.
La UE es considerada un socio fiable por los sirios y también en la región, señaló.
Bruselas está "perfectamente posicionada" no solo en el sector humanitario sino también como actor político.
Mogherini debatirá su propuesta el próximo 3 de abril con los cancilleres del bloque comunitario, antes de la gran conferencia internacional sobre Siria organizada por la UE y la ONU para el próximo 5 de abril.
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