Un mes y medio después de la tragedia del Bosque, se impuso Mariano Cowen, administrador del Hipódromo platense. El saliente, en fuga pero no del todo.
Por Juan Rezzano
A veces, la vida da sorpresas. La política, todo el tiempo. Un mes y 21 días después de la brutal represión desplegada por la Policía bonaerense en el Bosque platense en ocasión del partido Gimnasia – Boca, que terminó en tragedia por la muerte de un hincha de 57 años, un funcionario del gobierno provincial se quedó con la presidencia del Lobo en unas elecciones sin oficialismo en cancha por la deserción del presidente saliente, Gabriel Pellegrino, golpeado por el escándalo de esa noche de terror.
Desde este lunes, la Comisión Directiva tripera estará encabezada por el administrador del Hipódromo de La Plata, Mariano Cowen, designado en ese puesto en marzo de este año por el gobernador Axel Kicillof.
La tercera fue la vencida para Cowen: había probado en dos ocasiones y había perdido. Esta vez, tuvo algo de apoyo provincial: en la previa de los comicios, el pasado 19, en el marco del cumpleaños 140 de La Plata, Kicillof se sacó una foto con el candidato en el Hipódromo, donde en todos los aniversarios de la capital bonaerense se corre el gran premio “Dardo Rocha” en honor al fundador de la ciudad.
Minutos antes de la medianoche del domingo, todavía con el escrutinio en marcha, Cowen fue reconocido ganador por sus adversarios. En los primeros minutos del lunes se conocieron los resultados finales: el ganador cosechó 2.659 votos contra 2.125 del constructor Julio Chaparro, quien edificó un imperio -ahora en crisis- en la primera década del siglo al calor del relajamiento de las normas que regulan el desarrollo inmobiliario dispuesto por el entonces intendente peronista, Pablo Bruera. Lejos quedó la tercera lista, encabezada por el pizzero Toto Medina, que obtuvo 120 sufragios.
En las 43 mesas dispuestas en la sede social ubicada en la calle 4 entre 51 y 53, a la vuelta de la residencia oficial del gobernador, no hubo oferta oficialista. Esta semana, a último momento, el sector referenciado en el presidente saliente, que tuvo su minuto de fama con la contratación de Diego Maradona como técnico del Lobo, decidió abandonar la contienda.
Pellegrino quedó tocado por la tragedia del 6 de octubre. El ministro de Seguridad, Sergio Berni, lo usó de escudo para justificar lo injustificable: acusó a las autoridades del club de sobrevender entradas, colapsar el estadio “Juan Carmelo Zerillo” y obligar a la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) a cerrar los accesos al estadio y a la Bonaerense a reprimir a un grupo de hinchas que supuestamente generaban disturbios para poder entrar.
Esta semana, el titular de ese organismo provincial, Eduardo Aparicio, fue procesado en el marco de la investigación de la cadena de responsabilidades del operativo de inseguridad que derivó en la muerte del hincha César Regueriro. A Aparicio lo complicó la declaración del único detenido que tiene la causa, el comisario Juan Manuel Gorbarán, quien cumple prisión preventiva procesado por presunto “estrago doloso”. Otra paradoja: al final, las balas pican cerca de Berni, a quien Kicillof podría finalmente, después de su empecinamiento en sostenerlo, sacarlo del gabinete.
Quienes conocen la dinámica política de Gimnasia descuentan que Cowen hubiera vuelto a perder si Pellegrino, que desarmó las acusaciones de Berni, contaba con el respaldo del intendente local, el larretista Julio Garro, y tiene el crédito de haber puesto al Lobo en una senda positiva en el plano deportivo de la mano del técnico Pipo Gorosito, no hubiese decidido correrse de la competencia alegando mezquindades del resto de las agrupaciones albiazules, a las que había convocado a formar una lista de unidad.
Con todo, Pellegrino terminó aportando varios nombres a la nómina ganadora. Se sabe: nadie se va del todo de ningún lado.
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