El cimbronazo de la semana pasada por la cita fallida del Presidente caló hondo en el oficialismo, que por primera vez introducirá una metodología en la forma de comunicar de la máxima autoridad.
El error, que alcanzó dimensiones internacionales, fue la gota que rebalsó el vaso. Con los ecos de la tormenta que provocó la comparación entre el origen de los brasileños, los mexicanos y los argentinos retumbando, el Gobierno modificará la estrategia de comunicación de Alberto Fernández. El cambio es un reconocimiento de los serios problemas que provocan las apariciones del primer mandatario sin preparación previa, improvisadas, sea en discursos oficiales, en redes sociales o en entrevistas con los medios.
El plan del Gobierno es introducir, por primera vez, una “metodología” en la comunicación presidencial. Estará basada en que el jefe de Estado y/o sus equipos preparen sus discursos con antelación, y que Alberto Fernández los lea, en lugar de improvisar. Aunque el estilo “descontracturado” del jefe del Estado es evaluado como una ventaja, los riesgos que conlleva pesaron más y se buscará organizarlo. También se planea limitar la cantidad de alocuciones presidenciales, tanto en actos como en medios de comunicación. Si esto se cumple, el Presidente figuraría en los eventos, pero no necesariamente hablando.
“Esto se decidió a partir de la absoluta conciencia de que lo que ocurrió el miércoles fue una bala que entró y que hizo daño”, dijo un portavoz oficial a Infobae sobre el día en que se celebró el acto en la Casa de Gobierno junto al presidente español Pedro Sánchez, cuando Alberto Fernández confundió una cita literaria y terminó causando un cimbronazo interno y externo. Según informaron fuentes camporistas, también la vicepresidenta Cristina Kirchner dejó saber su malestar por el nuevo furcio del Presidente.
Si se analiza la historia de los discursos presidenciales, son contadas las ocasiones en las que Alberto Fernández leyó un texto. Solo se preparó con antelación y usó apuntes en los anuncios grabados desde Olivos o la Casa Rosada acerca de las restricciones por la pandemia, que fueron emitidos por la cadena nacional. Y durante las dos aperturas de la Asamblea Legislativa.
Un primer atisbo del cambio de rumbo comunicacional se vio el pasado viernes, en el acto del Instituto Roffo, donde el primer mandatario tuvo a disposición una pantalla de “teleprompter” para leer las palabras del anuncio sobre la extensión de las restricciones de la pandemia. Aunque de todas formas tuvo un furcio -”Por favor, vayan y contagien. ¡Perdón! Vayan y vacúnense, eviten el contagio”, dijo-, fuentes oficiales revelaron que no fue casualidad el hecho de que leyera. “No se notó, pero fue un cambio significativo”, dijo a Infobae una fuente oficial. Hoy la evidencia fue más contundente: al encabezar un acto por la promulgación de la Ley de Fortalecimiento del Sistema de Bomberos Voluntarios, Fernández sostuvo en todo momento una hoja.
Otra señal de que el plan está en marcha quedó en evidencia el lunes durante su participación, en Ezeiza, en el pequeño acto por la recepción de una nueva tanda de vacunas de AstraZeneca, que el Gobierno buscó resaltar porque con esas dosis se completaron los 20 millones. No fue casualidad que el Presidente se limitase a conversar con su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; su ministra de Salud, Carla Vizzotti, y la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, posara para las fotos y partiera sin emitir palabra en público. “Con la imagen bastaba”, dijo un vocero del oficialismo que, preocupado por las fallas de comunicación, milita la nueva metodología. De ahora en más, se privilegiará la difusión de imágenes del Presidente, que luego irán acompañadas de explicaciones sobre el acto.
La verborragia del Presidente en las numerosas entrevistas que brinda a medios de comunicación es vista como un problema. En especial cuando se “relaja” porque conversa con un medio afín al Gobierno. En los últimos días, Alberto Fernández se mantuvo prácticamente en silencio. El fin de semana se privó de brindar diálogos radiales o televisivos, a diferencia de lo que acostumbra.
Y en las últimas 48 horas publicó contados mensajes personalizados en Twitter, en contraste con los múltiples tuits que suele emitir de forma espontánea desde su cuenta personal -la misma que tenía desde antes de asumir el cargo máximo del Estado. La mayor parte de los “retuits” de los últimos días no son de otros usuarios (“retuits”, una señal de adhesión a las palabras de otros), sino réplicas de mensajes de cuentas oficiales, especialmente “Alberto Fernández Prensa”, creada en 2019 para publicar institucionalmente en su nombre, y manejada por el equipo de comunicación de la Presidencia.
Aún no está confirmado si esta “nueva metodología” persistirá. “Buscamos encontrar un método de pseudosistematización de la comunicación”, dijeron las fuentes, “para ordenar el discurso”, pero remarcaron que “todo dependerá del Presidente”.
También el jefe del programa Argentina Futura de Jefatura de Gabinete, Alejandro Grimson, y el asesor de la Presidencia, Ricardo Forster, participan en la creación de un “método” que, según describieron las fuentes, “contenga y potencie las virtudes de Alberto, en lugar de exponer sus debilidades”.
Misterio en Pergamino
En este proceso de cambio en la comunicación presidencial, ayer, la agenda de Alberto Fernández quedó envuelta en un manto de misterio. Su única actividad anunciada para el día era su participación en un acto en la localidad bonaerense de Pergamino junto al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. En la previa de la campaña electoral -que, como publicó Infobae, estará basada en buena parte en el anuncio de obra pública- el evento estaba destinado a la inauguración de la variante Pergamino de la Ruta Nacional 8, en el tramo desde Fontezuela.
Sin embargo, a último momento se conoció que el Presidente no estaría presente. En el Gobierno circularon distintas versiones sobre el motivo. Una de ellas indicaba que el primer mandatario se había ausentado para evitar un mal momento, o inclusive un eventual problema de seguridad, debido a que se estaba organizando una protesta del sector agrario en el lugar. “Eso es mentira, no es así”, dijo a este medio un funcionario nacional que está cerca del Presidente en los actos en el interior.
Otras fuentes indicaron que el Presidente había faltado a la cita para poder participar del Consejo Federal de Salud (Cofesa), que tendría lugar en el Museo del Bicentenario. Pero fuentes oficiales aseguraron que Alberto Fernández no estuvo presente en la reunión de los ministros sanitarios de las provincias y la Nación.
Ante una consulta, en la Casa Rosada aseguraron que el cambio de planes se debió a que el primer mandatario decidió “priorizar su agenda de trabajo en la Casa de Gobierno”. Pero no se especificaron cuáles eran las actividades previstas. Por otro lado, voceros del oficialismo aseguraron que ya se conversaba acerca de la posibilidad de suspender la asistencia del Presidente la noche anterior, por motivos desconocidos. Las especulaciones estuvieron a la orden del día y por la noche aún permanecía como un misterio el cambio en la agenda presidencial.
Por Brenda Struminger
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