Tras despegarse de Trump, los republicanos buscan salvar las bancas legislativas

Tras despegarse de Trump, los republicanos buscan salvar las bancas legislativas

La dirigencia del partido quiere centrar la energía proselitista en reforzar sus candidaturas al Congreso, donde son mayoría en las dos cámaras.

Enfrentados en torno de la candidatura de Donald Trump , la pelea a gritos entre cuadros de peso del Partido Republicano puede sonar escandalosa. Pero es sólo la punta del iceberg.

Tan silenciosa como esa mole de hielo, otra corriente de malestar se extiende bajo la superficie y, de modo mucho más cauto y discreto, trabaja en la misma dirección. Esto es, centrar la energía electoral en el poder que los republicanos tienen en el Congreso y no tanto en una campaña por la Casa Blanca, cuya conquista ven cada vez más lejana y esquiva.

Nuevos sondeos muestran que las posibilidades de que Trump llegue a la presidencia se han derrumbado en las últimas dos semanas. El reconocido blog FiveThirtyEight las centró tan bajo como en un 13,8%.

Una zambullida en picada tan difícil de digerir que hasta los demócratas fruncen el ceño y dudan. Pero que, en conjunto, apuntan a una tendencia declinante en las posibilidades del magnate frente a su adversaria demócrata, Hillary Clinton .

Paul Ryan, el joven y ambicioso republicano que preside la Cámara de Representantes, fue el que lanzó la guerra pública contra el magnate. Anunció que, para mantener las 60 bancas de ventaja que tienen sobre los demócratas -un poder que no conviene dilapidar- era hora de centrarse en eso en lugar de invertir la energía en llevar a Trump a la Casa Blanca.

Además de una suerte de derrota anunciada -lo menos estratégico que pueda pensarse sólo cuatro semanas antes de los comicios-, fue el punto de partida de una rebelión partidaria que aún sigue.

Los disparos vuelan, de trinchera a trinchera, entre quienes respaldan a Ryan y quienes lo consideran un traidor. Entre quienes ven a Trump como un salvador y a los cuadros republicanos como unos perdedores aferrados a su cuotita de poder.

En medio, además de insultos y reproches, corren los retiros de apoyo y de dinero para la campaña. Gente que pide que le devuelvan sus aportes. Gente que se niega a dar más. Gente que dice que ahora, más que nunca, hay que poner dinero. Hay para todos los gustos en el hormiguero dado vuelta del partido.

Otros avanzan más discretamente. Entre ellos, el líder de los republicanos en el Senado, el veterano Mitch McConnell. De acuerdo con fuentes locales, mucho más discretamente que Ryan, el poderoso legislador por Kentucky viene haciendo lo mismo.

Con más de tres décadas en el Senado y acostumbrado a moverse entre bambalinas, optó por una estrategia que apunta a lo mismo, pero sin hacer tanto daño público al partido, según reveló el diario Politico. "Todo el mundo está jugando al ajedrez lo mejor que puede", dijo a LA NACION una fuente legislativa al comentar el cuadro de situación.

Un escenario que se volvió más explosivo desde la noche del viernes pasado, cuando el video en el que Trump pontificaba cómo lo haría un abusador de mujeres dividió aguas y llevó a muchos a declarar su negativa a seguir apoyándolo. Hoy se habla de más de 100 legisladores y figuras de referencia en esa posición.

No se trata de estrategias aisladas. Se sabe que, por caso, Ryan y McConnell estuvieron en contacto durante todo el fin de semana y que coincidieron en el malestar que les causó el video y la necesidad de tomar distancia. Sólo que optaron por caminos distintos.

"Mucho tienen que ver la personalidad, la experiencia y, sobre todo, las expectativas futuras", explicó una fuente legislativa. Ryan no pierde de vista su esperanza de postularse algún día para la presidencia. McConnell, en cambio, representa la estructura del partido que ya llegó a su techo y no quiere riesgos.

Lo cierto es que muchos, como Ryan, hacen su pelea abierta. Otros, como McConnell, van como un iceberg. Mucho más fríos y, según el caso, más letales. Trump, a esta hora, no deja indiferente a nadie en la batalla interna del partido.

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