Tras designar a Kravetz en la SIDE, Caputo reafirma su fuerte apuesta por el espionaje

Tras designar a Kravetz en la SIDE, Caputo reafirma su fuerte apuesta por el espionaje

La nominación del subsecretario del organismo de inteligencia coronó un año marcado por la intención reformista del asesor de Milei, justo en la previa a un año clave por las elecciones. El ajedrez con Macri y las marchas y contramarchas.

 

Pedro Lacour

La predilección del gobierno de Javier Milei para con los servicios secretos no es un misterio para nadie. En julio, la transformación de la hoy extinta Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en la nueva-vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) lejos estuvo de ser un mero cambio de nombre. Se trató, más bien, de la apuesta más ambiciosa de Santiago Caputo: el asesor presidencial todoterreno digitó desde las sombras la reestructuración del organismo, colocando como director al ignoto Sergio Neiffert y ordenando una multimillonaria recomposición presupuestaria vía DNU que acabó vetada por el Congreso.

Ahora, al filo del cierre de año, la designación de Diego Kravetz como subsecretario del organismo sorprendió a propios y extraños. Consultados por elDiarioAR, en Casa Rosada dejaron en claro el vínculo que hace tiempo comenzó a tejer el exsecretario de Seguridad porteño con su ahora superior Neiffert. “Tenía muchas ganas de pasarse a 'las fuerzas del cielo'”, ironizaron desde el entorno del Presidente, dando por hecho el coqueteo que mantenía el ahora exfuncionario de Jorge Macri con La Libertad Avanza.

Diego Kravetz (derecha), junto al ministro de Seguridad, Waldo Wolff (izquierda). NA

Santiago Caputo vio la oportunidad y avanzó con una jugada orsquestada con milimétrica precisión. Es que el nombramiento de Kravetz no es más que un nuevo capítulo en la guerra fría que mantienen Mauricio Macri y el “triángulo de hierro” que rodea a Milei. En el entorno presidencial aprovecharon una rivalidad cantada: Kravetz nunca disimuló su incomodidad con Waldo Wolff, ministro de Seguridad de la Ciudad.

En su rol de flamante “Señor 8” —como se conoce en la jerga al número 2 de la SIDE, en alusión al piso en el que se encuentra su oficina en el emblemático edificio de 25 de Mayo 11—, Kravetz estará a cargo de coordinar las operaciones de las cuatro agencias de inteligencia que conforman el organismo: Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y División de Asuntos Internos (DAI). “Es alguien que está preparado y tiene conocimientos más que interesantes”, lo definió un alto funcionario del Gobierno.

Aunque lo nieguen oficialmente, el papel que comenzará a cumplir Kravetz a partir de ahora ya lo cumplía, sin cargo, la abogada porteña María Laura Gnas. Se trata de una vieja conocida del submundo del espionaje, muy cercana al radicalismo porteño que lidera Emiliano Yacobitti, quien supo estar al frente de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la AFI en tiempos de Macri.

La sede central de la SIDE, en 25 de Mayo 11, a escasos metros de la Casa Rosada. Télam

Desde el vamos, el joven Caputo tiene en la cabeza una fantasía: convertir a la ahora exAFI en una agencia de elite, con atribuciones parecidas a las de la CIA y el FBI estadounidenses. Sin embargo, esa supuesta pretensión de hacer “borrón y cuenta nueva” en un sector clave del Estado generó numerosas polémicas a lo largo de los últimos años, de las que ya ni siquiera está exenta la administración libertaria tras los rumores que envolvieron la salida del exjefe de Gabinete, Nicolás Posse. Ahora choca de frente con otro dato de la realidad: la influencia en la nueva SIDE del exdirector de Operaciones del organismo, Antonio “Jaime” Stiuso.

Pero no es Stiuso, sino alguien de su entorno, el que pisa fuerte en el intercambio con Caputo. Se trata de Lucas Nejamkis, hoy mano derecha del célebre agente y una figura con historia en los pasillos de la Casa Rosada. En épocas de kirchnerismo, y a partir de su estrechísima relación con el exjefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, Nejamkis supo caminar los despachos del poder con una función determinada: administrar la pauta oficial. Hoy, según pudo saber elDiarioAR, se convirtió en un hombre de consulta asidua para el asesor estrella de Milei en temas vinculados a la inteligencia.

Hasta septiembre, todo parecía marchar acorde al plan, hasta que la fallida asignación de $100.000 millones en materia de fondos reservados le puso un freno a las ambiciones de Caputo. El contundente rechazo del Congreso al DNU que buscaba aumentar esas partidas dejó al descubierto, de manera descarnada, la debilidad legislativa de La Libertad Avanza. Pero, sobre todo, le demostró al asesor estrella de Milei que los límites también existen. La impericia en un tema tan sensible empujó al oficialismo hacia una derrota política, que llevó el sello de Macri: el PRO tuvo un rol clave en las votaciones en ambas cámaras.

Milei, Macri y Santiago Caputo.

El expresidente desconfía de Caputo y su ascendencia en la SIDE. A Macri le preocupa sobremanera lo que podría hacer el asesor estrella del libertario con miles de millones de pesos sin control. No es más que una proyección personal ligada a su propia experiencia al frente del poder. “Mauricio conoce lo que pueden hacer los servicios. Por eso le teme a Caputo, que ya le demostró el músculo de contragolpe que tiene con sus haters en Twitter”, apuntó una voz con llegada a la mesa del PRO.

Recientemente, otro hecho volvió a picar cerca del asesor: la detención del senador aliado del PJ Edgardo Kueider, encontrado in fraganti en Paraguay con más de US$200.000 sin declarar mientras cruzaba la frontera. El escándalo podría haber tenido consecuencias mucho peores para el oficialismo si se hubieran cumplido los deseos de Caputo: El legislador entrerriano era su primera opción para ocupar la titularidad de la Bicameral de Inteligencia, el órgano encargado del control de las tareas llevadas a cabo por los espías.

Es que el caso de Kueider, con aceitados vínculos con la Casa Rosada, fue mucho más allá que un hecho aislado. Condensó a la perfección cómo los intereses individuales y las lealtades frágiles marcan el pulso de la relación entre Milei y el resto de la política argentina, a las puertas de un año electoral. ¿Qué rol puede cumplir la SIDE de cara a un 2025 que será clave? ¿Estará dispuesto Milei a hacer uso de una herramienta que, alejada de su objetivo original de prevenir posibles atentados, puede transformarse en un arma para dirimir disputas al interior de la política? Las suspicacias no dejan de acrecentarse.

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