Lo expresó el intendente saliente, Omar Duclós, tras 12 años de gestión en la Municipalidad de Azul. "Siento una gran alegría, un sentimiento de reconocimiento, de satisfacción por haber podido completar una etapa con éxito y con valores que hemos podido mantener siempre altos, hemos trabajado con trasparencia, con cosas que seguramente han salido bien y otras no tanto, pero jamás hicimos nada en contra de alguien", apuntó a modo de balance.
Se refirió a lo que consideró como valores positivos de su gestión y aseguró que el costo más importante que tuvo que asumir fueron sus ausencias en la familia.
Afirmó que no tiene intención de volver a postularse como intendente, aunque manifestó que "me siento muy honrado por la nueva función que voy a comenzar a cumplir como diputado, pero seguramente no me completará tanto como la de intendente de Azul".
-¿Qué se siente al despedirse después de tanto tiempo de estar cumpliendo la función de intendente de Azul?
-Se sienten sentimientos encontrados. La alegría de estar completando una misión, de sentir que hemos podido cumplir el compromiso con la comunidad. Por supuesto que en todo balance hay un haber y hay un debe también. Seguramente nos hemos equivocado y hay proyectos que no hemos alcanzado a completar, pero el balance es sumamente positivo. Con orgullo podemos decir que el haber es muy grande, con muchas realizaciones en todas las áreas. Cuando hicimos el agasajo a las instituciones y presentamos un video con un resumen de la gestión, la verdad es que hasta uno mismo se sorprende con la gran cantidad de cosas que hemos podido hacer.
-¿Y en lo personal?
-Se siente algo de nostalgia porque uno se habitúa a una función, a un trabajo, a compartir con la gente la actividad e incluso a trabajar en determinado espacio físico. Además, la despedida tiene un sabor especial porque cumplí una función que he sentido mucho, y me ha sentido muy a gusto. Encaré la función municipal con mucha pasión porque sinceramente tengo mucha vocación por lo municipal. Me preparé, me formé para ser intendente y llevamos adelante un proyecto político con mucha gente, con muchos compañeros de militancia y tuvimos el enorme honor que nuestra comunidad confiara en nosotros, que nos votara en tres oportunidades y nos diera la posibilidad de trabajar durante todos estos años por la comunidad. Soy un agradecido a Dios por haber podido desarrollar mi vocación y por eso la misa de acción de gracias que realicé. Entonces, cuando uno deja algo que siente tanto, tiene un valor especial. Hace un rato charlaba con un colaborador, mientras estábamos saludando al personal y recorriendo todas las áreas para agradecerles, y decíamos que seguramente en los próximos días vamos a terminar de tomar conciencia que dejamos esta función, y en mi caso también adaptarme a la nueva función legislativa. Espiritualmente siento una gran alegría, un sentimiento de reconocimiento, de satisfacción por haber podido completar una etapa con éxito y con valores que hemos podido mantener siempre altos, hemos trabajado con trasparencia, con cosas que seguramente han salido bien y otras no tanto, pero jamás hicimos nada en contra de alguien. Si hemos lastimado a alguien con alguna decisión o actitud ha sido en forma involuntaria y pido disculpas si hemos afectado a alguien. Hemos estado trabajando de lunes a lunes.
-¿Cree que una de sus virtudes fue estar en cada evento donde lo convocaron?
-Lo hice porque me gusta el contacto con la comunidad, disfruto del contacto con los vecinos y al mismo tiempo, lo hice también por un sentido de responsabilidad. Las instituciones esperan que el intendente vaya a observar lo que están haciendo, comparta alguna celebración, e ir es una forma de reconocer el esfuerzo que hace cada entidad. La actividad municipal es tan compleja y tan diversa, que uno hace el esfuerzo permanentemente por organizar el tiempo, siempre uno tiene la ansiedad de cómo poder aprovechar al máximo el tiempo y poder, por un lado tener la presencia necesaria interna en el municipio, tomando las decisiones oportunas y abocándose a planificar, a ejecutar, a trabajar con los colaboradores, hacer el seguimiento necesario y tener presencia en las distintas áreas; y por el otro mantener el vínculo con la comunidad. En tercer lugar, hay que realizar gestiones fuera de Azul. Hay que viajar semanalmente a La Plata, Buenos Aires y estar permanentemente reclamando, llevando proyectos, empujándolos para que salgan. Esa agenda tan intensa hace que uno esté permanentemente pensando en cómo aprovechar mejor el tiempo, y a veces uno se transforma casi en un obsesivo de la optimización del tiempo porque son tantas las actividades que hay que meter en cada jornada que uno quiere dedicarle el tiempo estrictamente necesario y no perder tiempo. Me ha pasado que esa impronta la llevo hasta mi casa y termino comiendo rápido un día de descanso o un día feriado ideal para pasar en familia.
-¿Hubo algún día en que no ejerció en ningún momento su función de intendente?
-Muy pocos, mentalmente ninguno, porque eso que se dice: llego a mi casa, y dejo los problemas en la puerta, con este tipo de responsabilidad, es imposible, uno está cargado con toda la mochila. Por eso le agradezco mucho a mi familia la comprensión y el acompañamiento porque uno les quita mucho tiempo. El costo más importante que he tenido en el ejercicio de la función, fue la etapa cuando mis hijos eran más chicos y yo salía temprano y ellos dormían y volvía y estaban durmiendo de nuevo. Eso lo advierto cuando veo fotos de los chicos en algún cumpleaños o acto en la escuela en los que he estado y no tengo registro de eso. No sólo es la ausencia física, sino que a veces estando, uno está con la cabeza en la preocupación del momento y no termina de registrar y disfrutar ese acto de familia. Me pasa que veo las fotos y no tengo registro, pese a haber estado. Fueron cosas que pasaron demasiado rápido y felizmente a pesar de mis ausencias, mi familia me ha comprendido y se la ha bancado. A veces me ha pasado de tener un viaje programado de una escapada de fin de semana y llegaba el viernes y no podía. Reprogramar ese viaje con Marcela a lo mejor significaba esperar tres meses. Ese es el costo de la función y por eso digo que es imposible poder cumplir con esta función si no hay vocación. Tiene que haber una profunda vocación para poder sostener la entrega que la Intendencia demanda. A pesar de todo lo que uno tiene que brindar y de los momentos con sinsabores; porque como en toda actividad hay alegría cuando las cosas salen bien y amargura, dolor cuando ocurre lo contrario; tuve la satisfacción de trabajar por la comunidad de la cual formo parte. Me siento muy honrado por la nueva función que voy a comenzar a cumplir como diputado, pero seguramente no me completará tanto como la de intendente de Azul. Es que uno trabaja en cuestiones tangibles.
-Además comenzó joven con esta función, tenía 33 años
-Como intendente comencé a esa edad, pero en estos días que me estuve despidiendo del personal charlaba con algunos trabajadores de antigüedad en el municipio que nos conocemos desde hace bastantes años porque en realidad estoy completando 20 años de trabajo en el municipio. Empecé durante la intendencia de De Paula como jefe de Personal, estuve dos años, y luego seis años como concejal y 12 como intendente. Así es que con muchos compañeros municipales nos conocemos desde hace muchos años.
-¿Hay algo en particular que se haya arrepentido o hubiera querido hacer de distinta manera?
- No nada, siempre que hemos cometido algún error y nos hemos podido rectificar, lo hemos hecho con humildad como debe ser. Me acuerdo por ejemplo cuando contratamos la gestión del cobro de la tasa de publicidad y propaganda para el comercio y tuvimos una mala experiencia con una empresa que no cumplió e hizo las cosas mal. Los comerciantes se enojaron mucho con nosotros y con razón. Tuvimos que dar marcha atrás y reconocer que había algo mal hecho.
-¿Cuál fue el momento más duro que debió pasar?
-Momentos duros hemos tenido muchos. Tuvimos problemas sociales allá por 2001-2002, mucha demanda social y movilizaciones. Recuerdo una movilización muy fuerte que tuvimos cuando se habían caído planes, por un error administrativo del Ministerio de Trabajo de la Nación. De un día para el otro se cayeron 800 planes de empleo y eran momentos desesperantes y esa ayuda era vital para muchas familias. También cuando fueron las inundaciones. Hemos tenido distintos problemas laborales con empresas en crisis. En cada una de esas problemáticas que nos tocaron vivir, lo que intentamos fue asumir la responsabilidad que nos correspondía, aunque a veces era una responsabilidad directa y otras veces no.
-¿Qué significó el momento de quiebre con la Unión Cívica Radical?
-Fue muy traumático, fue una decisión dolorosa, pero necesaria y dentro de nuestras convicciones. En ese momento veníamos observando un desvío en el funcionamiento de la UCR con una orientación equivocada y falta de vigencia de reglas de juego para seguir peleándola desde adentro. Nos impusieron a Lavagna como candidato y tuvimos elecciones internas con fraude en el Gran Buenos Aires. El no tener la posibilidad de pelearla desde adentro y esas imposiciones equivocadas que bajaban desde arriba, motivaron la decisión que, desde nuestro punto de vista, fue acertada, dolorosa e implicó asumir riesgos adicionales. Algunos me criticaron planteando que fue una decisión por conveniencia u oportunista, cuando en realidad yo era el candidato de la unidad del radicalismo en 2007 cuando resolvimos irnos y asumimos el riesgo de lo que fue la candidatura de Lindor Burgos que dividió a nuestro electorado en esa difícil elección. A veces para cumplir con nuestras convicciones hay que tomar decisiones difíciles.
-Por el contrario, ¿qué recuerda como algo positivo?
- Hubo muchos momentos de alegría. Por ejemplo cada vez que hemos inaugurado obras en el hospital y lograr desarrollar el sistema de salud que hoy tenemos y no lo digo por vanidad: tenemos un sistema de salud municipal de vanguardia. Hay pocos hospitales en ciudades como Azul que tienen el grado de desarrollo, la capacitación del personal y la complejidad del nuestro. Invertimos muchos recursos, sin medir si era lo más redituable políticamente porque hay distritos donde hacen alarde de algunas otras obras y resulta que nos derivan los pacientes a nosotros. Cuando logramos instalar la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos EcoAzul y fue grande la satisfacción también cuando logramos solucionar el problema de las inundaciones a partir de un espacio de participación como fue el comité hídrico. Logramos trabajar en esta instancia durante 9 años de manera sostenida. Esto me permite destacar al mismo tiempo que en nuestra gestión fue importante el cómo hacer las cosas. Es decir, con trasparencia y con una gestión participativa, articulando lo público y lo privado. La designación de Azul como ciudad cervantina fue otro momento muy lindo. Además, cuando logramos inaugurar el nuevo parque industrial.
-Un parque industrial que fue muy criticado
-Tan criticado injustamente, creo que con el tiempo se va a valorar la inversión que hemos hecho nosotros, también una inversión que no deja rédito inicialmente porque si esos cinco millones de pesos lo hubiéramos invertido en pavimento, seguramente el aplauso hubiera sido más rápido. Estábamos convencidos que Azul necesitada un nuevo parque industrial. Felizmente hemos podido anunciar la habilitación formal. Me parece que hay que superar las disputas de poder, la crítica fácil y hay que ponerse la camiseta de Azul. Barberena compró el predio en su momento, nosotros hicimos el nuevo parque industrial y comenzaron a radicarse las primeras empresas. A la gestión que viene le tocará seguir trabajando para poblarlo y todos nos tenemos que poner la camiseta de azuleños y promocionar nuestro parque industrial. Si nosotros mismos andamos criticando lo que es una fortaleza de la ciudad, muy difícilmente podamos convencer a los inversionistas. Hay muchos logros que se van a ir consolidando y valorando en el tiempo. Cada vez que se radique una empresa, cada turista más que venga por Azul Ciudad Cervantina, cada nuevo festival que se concrete será un nuevo fruto.
-¿Piensa que se va con la frente alta?
-Nos sentimos gratificados de haber podido cumplir no solamente con la agenda de realizaciones, sino haber podido ser fieles a nuestros valores y convicciones que entendemos deben guiar una gestión de gobierno. Además de la honestidad en el manejo de los fondos públicos, hay otra dimensión que es la honestidad intelectual. Siempre estuve políticamente ubicado donde mis convicciones me lo han establecido. En su momento en el radicalismo, del cual no reniego, al contrario reivindicó mi origen radical, hoy formo parte del Gen y aspiro que con el radicalismo podamos encontrarnos en un proyecto común.
-¿Volvería a postularse como intendente?
-Creo que no. A los 45 años, decir un no quizás sería apresurado, pero sinceramente no lo tengo previsto. Creo que es etapa clausurada, y estimo que puedo aportar desde otro ámbito, como será ahora el Congreso. Cuando acepté la candidatura en 2007 y lo anuncié públicamente en la costanera, dije que era la última vez, y algunos no me creyeron. Más allá que la ley no lo establezca, creo que es saludable y esencial para la democracia que haya un límite para las reelecciones.
EL LEGADO
Al finalizar su mandato, Omar Duclós, estimó en la nota que brindó a este diario que su principal legado fue dejar el parque industrial, desarrollo en material de salud y en turismo asociado a la cultura, más infraestructura como pilares para sentar las bases de un nuevo proceso de desarrollo que quedó en marcha.
Consideró asimismo que el fortalecimiento de la educación superior también es otro pilar del proceso de desarrollo.
En tanto, resaltó que la gestión participativa y la integración público-privada han sido las herramientas para lograrlo.
Como ejemplos mencionó la gestión de desarrollo productivo llevada adelante por la Agencia de Desarrollo compuesta por el municipio, el Ceda, y el centro Ideb, y el modelo de gestión público-privada de la nueva escuela agraria de esta ciudad.
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