Lo anunció el presidente Rohaní. Dijo que un efecto del pacto es la “cooperación” de su país en la seguridad de Oriente Medio.
Los primeros indicios de un cambio en el balance de poder en Oriente Medio tras el acuerdo nuclear con Irán ya son más que evidentes. Ayer, fue el propio presidente persa, Hasán Rohaní, quien planteó la cuestión al afirmar que, tras la puesta en marcha de ese pacto entre su país y seis potencias globales, el siguiente paso en la cooperación será “la campaña contra el terrorismo y detener la guerra y el baño de sangre” en la región.
La información fue provista por la agencia oficial IRNA, lo que realza aún más el mensaje de la más alta instancia política iraní, inmediatamente por debajo del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien apoya el acuerdo que el régimen teocrático firmó, tras casi dos años de negociaciones, con Estados Unidos y otros cinco países: cuatro del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, China, Francia y Reino Unido) más Alemania y la Unión Europea, representada por la canciller del bloque, la italiana Federica Mogherini. El acuerdo, que aún debe ser aprobado por los Congresos en Washington y Teherán, abre una nueva era para la región, con un Irán con mayor margen de acción y libre de las sanciones económicas de la ONU que en los últimos años han sofocado su economía. El pacto es mirado, sin embargo, con recelo por otros países árabes –reacios a admitir la preeminencia persa– y es directamente rechazado por Israel, enemigo abierto del régimen iraní.
Las palabras de Rohaní fueron pronunciadas durante la reunión que mantuvo con Mogherini durante su visita de ayer a Teherán. “Una de las ventajas del acuerdo de Viena es la cooperación para cumplir nuestras obligaciones compartidas hacia la Humanidad y sus ideales, y pelear contra el terrorismo y detener la guerra y el derramamiento de sangre de gente inocente”, apuntó Rohaní.
El presidente, un clérigo shiíta de tendencia moderada, destacó que el denominado Plan Integral de Acción Conjunta es “crucial para el futuro de la región, la UE y el mundo en general” y constituye “una exhibición brillante del poder de la diplomacia para resolver cuestiones internacionales”.
“El acuerdo enviará un mensaje de paz y será un testimonio de que, como los acuerdos internacionales incorporan justicia en sus cimientos, podrán todavía ser efectivos y que el diálogo podrá llevar soluciones potenciales a los estancamientos políticos”, añadió. Para ratificar los dichos de Rohaní, la italiana Mogherini y el canciller iraní, Mohamad Zarif, anunciaron nuevas rondas de contactos y diálogo de alto nivel para tratar temas políticos y de seguridad, al calor de la vigencia del acuerdo nuclear.
Mogherini indicó que el Plan Integral, cuya aplicación será coordinada por el servicio exterior de la UE, permitirá desatar un “potencial” muy amplio que abrirá “un nuevo capítulo” con Teherán.
En rigor, no es la primera vez que se habla de la participación de Irán en la guerra contra el terrorismo. Cuando se discutía el acuerdo en Viena, la prensa estadounidense informó varias veces de apoyos militares encubiertos iraníes –siempre de un modo indirecto– a la lucha que Washington, al frente de una alianza internacional, lidera contra la banda terrorista ultraislámica del ISIS, que ocupa partes del suelo sirio e iraquí. La ayuda persa no es casual. El ISIS es uno de los enemigos de Teherán y le plantea uno de los mayores desafíos a su anillo regional de seguridad ya que intenta demoler totalmente las estructuras estatales de Irak y Siria –dos aliados históricos de Irán– e implantar en su lugar un supuesto “califato” donde regiría una muy severa versión de la ley islámica o “sharía”.
La declaración de Rohaní coincide asimismo –y tampoco parece responder al azar– con el giro de Turquía, que por primera vez ha aceptado asociarse a la OTAN para combatir juntos al ISIS, que también amenaza a sus fronteras. Sin ser aliados carnales, Turquía mantiene un fuerte intercambio comercial con Irán, que atenúa la sorda disputa que mantienen por el liderazgo regional.
La importancia de la declaración de Rohaní no parece haber sido empañada por el jefe del Pentágono, Ashton Carter, quien ayer criticó en el Congreso de su país “la actividad nefasta” iraní en Oriente Medio. Los analistas no dejaron de asociar esos dichos con un intento de la Casa Blanca por apaciguar a los legisladores contrarios al acuerdo que preocupa a Israel.
Fuente: agencias AFP, DPA y Clarín
Comentá la nota